domingo. 19.05.2024

128. La búsqueda

Muchos seres humanos buscan su sol fuera de ellos y se dejan acariciar por palabras de halago provenientes de aquellos soles que buscan gente a quienes iluminar para sentirse vivos. Más tarde se dan cuenta que ese no era su sol y siguen su búsqueda, leen libros, asisten a conferencias, se reúnen con otros buscadores…

La búsqueda

Un día en uno de mis viajes por entre las estrellas me paré a descansar en la cara obscura de la luna. Allí no me daba la luz del sol directamente y pensé que así estaba bien y que podría descansar mejor.

Sin embargo, al poco tiempo me di cuenta que no me rodeaba la obscuridad, sino que los millones y millones de estrellas que me rodeaban me hacían llegar su luz, más tenue, eso sí, pero no por ello menos agradable.

Entonces pensé en aquellas épocas de mis vidas en que creía necesitar siempre la luz de un sol que me iluminase y me diese calor. Mi búsqueda de ese sol o maestro me hizo salirme de mi camino muchas veces, tropecé con muchas piedras con nombres muy concretos: soberbia, vanidad, injusticia… y también me encontré con pequeños soles que no emitían su propia luz, simplemente, reflejaban la de otros. En ocasiones yo también llegué a pensar que era un sol que irradiaba luz a todo aquel que se me acercara…hasta que el verdadero sol se ocultaba en el horizonte, y me daba cuenta que yo no emitía luz.

De igual manera, muchos seres humanos buscan su sol fuera de ellos y se dejan acariciar por palabras de halago provenientes de aquellos soles que buscan gente a quienes iluminar para sentirse vivos. Más tarde se dan cuenta que ese no era su sol y siguen su búsqueda, leen libros, asisten a conferencias, se reúnen con otros buscadores… Un día, sin saber cómo, abren una ventana y el verdadero sol entra por ella y entonces se dan cuenta de la gran diferencia entre ese Sol y los pequeños soles. Pero la gran diferencia estriba en que esa ventana que abren no lo hace hacía fuera sino hacia dentro; que el sol que les ilumina no proviene del exterior, como antes creían, sino de su interior; que la luz que entra por esa ventana no quema, ni pide que la sigan como piden los  otros, por el contrario, es una luz suave, amorosa, que abre la mente y el corazón para poder expresar fielmente lo que hay dentro de cada uno de ellos.

Todos, en algún momento, deberíamos entrar en la zona obscura para poder apreciar mejor que es lo realmente que nos está iluminando; tal vez entonces nos demos cuenta de nuestra verdadera posición en la vida que estamos viviendo y qué relación nos une a esas otras luces que no vemos cuando nos ilumina nuestro Sol. Son luces que nos iluminan cuando el sol se pone, cuando entramos en períodos de obscuridad; no son los falsos soles, no, son puntos de referencia que nos ayudan a posicionarnos en los momentos de duda o desconcierto.

    Tu nivel evolutivo, tu atención, tu asimilación de las experiencias vividas te ayudará a distinguir a estas luces de los falsos soles que, como cantos de sirena, tratan de aparecer ante ti como la salvación. Abre tú ventana y todos ellos desaparecerán.

De la revista Conciencia Global Nº 50

Hasta otro día amigos.

Un abrazo.

Agustín.

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128. La búsqueda