viernes. 19.04.2024

La proa de una embarcación de madera de castaño apunta al norte. En su interior, una pantalla gigante y un escenario y frente a ellos, butacones de colores para disfrutar del verano sin renunciar a la paz serrana.

Butacones ecológicos frente al escenario en La Cantina Silvestre de Villasbuenas. P. G. REYES

La Cantina Silvestre es el nombre con el que sus promotores han bautizado la nueva etapa que acaba de comenzar en la piscina natural de Villasbuenas de Gata. Las luces de suaves colores, la madera de castaño y un ambiente cosmopolita hacen del lugar un sitio diferente, donde refrescar y llenar de actividades los calurosos y, al mismo tiempo, a tediosos días de verano. 

A finales de junio fue la gran inauguración. Exhibiciones de yoga acrobático, conciertos de música en vivo y la proyección de imágenes en una gran pantalla son solo parte estas novedades. 

Como en las novelas de Faulkner, la tripulación de este barco la componen cinco marineros venidos de lejanas tierras que arribaron en la Sierra hace ya tres años: la catalana Noemí Rodríguez Aguilera, el portugués César Hugo, la leonesa Maite García Cascallada, la riojana Judit Sáez Muro y el asturiano Fran Falla. 

Estos cinco marineros de agua dulce han elegido Villasbuenas para dar un giro a su vida y fusionarse con esta naturaleza que, como sirena, ha llenado sus oídos de sugerentes melodías.

Ludoteca en La Cantina Silvestre de la piscina fluvial de Villasbuenas. PEDRO GARCÍA REYES

Todos tienen en común una experiencia previa en el mundo de la hostelería. Pero, lo que es más importante, todos tienen una larga experiencia en la dinamización social y cultural y esto se nota ahora en la piscina de Villasbuenas. Este verano todo es diferente, tiene otro aire. A la zona de baño infantil que tanto descanso ha proporcionado siempre a las familias, se suma ahora una ludoteca, tronas para que estén más cómodos durante la comida o un cuarto de baño a la medida de sus estaturas o alzas para que puedan lavarse cómodamente sus pequeñas manos. 

La Cantina Silvestre, como ha sido bautizada el quiosco-restaurante de la piscina panzúa, tiene dos ejes filosóficos sobre los que gira su funcionamiento y programación. 

Por un lado, habrá semanalmente cine al fresco, de contenido infantil, para adultos y de ensayo. Por otro lado, están cerrando los últimos detalles para celebrar cenas con música en directo todas las semanas en las que los comensales podrán soñar escuchando el sonido del arpa o el violín. 

Zona de restaurante en La Cantina Silvestre de la piscina natural de Villasbuenas. Pedro García Reyes

En cuanto a la oferta de sus fogones, La Cantina Silvestre apuesta por los alimentos Kilómetro Cero, no olvida a celíacos ni tampoco a los vegetarianos y los dulces son caseros. Café costarricense de comercio justo, espiritosos artesanales o infusiones biológicas serán otras de las señas de identidad de la piscina esta temporada. 

Según declara a este digital Noemí Rodríguez Aguilera, La Cantina Silvestre es “el sueño de cinco locos” que en la piscina de Villasbuenas esta tripulación ha encontrado “su lugar en el mundo” y tienen claro que lo que realmente quieren es “devolver a Extremadura todo lo que nos está dando”. En este sentido, Noemí Rodríguez insiste en que “sin el apoyo del ayuntamiento de Villasbuenas no hubiéramos logrado nada de lo que ahora tenemos”. “Éste organismo ha luchado por que sus vecinos contaran con la oferta más ventajosa posible y nosotros vamos a trabajar para hacer de la de Villasbuenas, la mejor piscina de la Sierra”. 

La travesía emprendida ahora a bordo de La Cantina Silvestre no finaliza con el verano. A diferencia de años anteriores, sus promotores pretenden mantener su actividad cultural y de restauración también en invierno. Ya están pensando en actividades relacionadas con la micología o con la llegada de las grullas. En su cuaderno de bitácora, naturaleza y cultura, siempre. 

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El capitán Jack Sparrow veranea en Villasbuenas de Gata