jueves. 28.03.2024

A todos nos gusta pasar el verano con la familia y los amigos; esos a los que comúnmente llamamos “los nuestros” porque así, con este férreo posesivo, los hacemos formar parte de nosotros mismos. Yo hoy os propongo aumentar este círculo y pasar muy buenos momentos también con otros nuestros, novelistas de la tierra que están en primera línea de la literatura contemporánea en lengua española. Si hace unos años intuíamos que teníamos en marcha una buena cantera, ya el equipo se ha constituido y nos da muchas satisfacciones.

Existen muchos estudios que intentan determinar si podemos hablar o no de literatura extremeña. ¿Es, ciertamente, esto lo más relevante? Escritores como Luis Landero, Eugenio Fuentes, Hidalgo Bayal o Javier Cercas, entre otros muchos, son extremeños, en buena hora. Pero nos interesan, sobre todo, por su magnífica labor narrativa.

Durante muchos años creí –como muchos otros estudiantes de enseñanzas medias– que Espronceda, además de ser uno de los más célebres poetas románticos, era importante por ser extremeño. Años después descubrí que aunque efectivamente había nacido en Almendralejo, este dato no fue sino fruto de la casualidad que propició que pasara por la provincia de Badajoz su madre, acompañando a su marido, militar, en una de sus campañas. Poco más puede decirse de la relación del poeta con la tierra, pero esto no aumenta ni disminuye el valor de sus obras. No pretendemos hacer aquí, por tanto, una defensa del escritor del terruño; nada más lejos de nuestra intención. Creemos, por otra parte, que este es un tema que interesa poco a los lectores, más centrados en lo universal y menos interesados por lo local. ¿Acaso el nacimiento en uno u otro lugar es garantía de mayor o menor calidad literaria?

Algunos de ellos, efectivamente, hacen que Extremadura ocupe un lugar prioritario en sus novelas. Así es el caso, por ejemplo, de Jesús Sánchez Adalid en La tierra sin mal, historia protagonizada por un hidalgo extremeño que, en la España del siglo XVII, parte a las Indias en busca de fortuna; Alberto Navalón centra el relato de su novela Doce años en Robledillo de Gata; Víctor Chamorro, en Las Hurdes, tierra sin tierra, cuya acción tiene lugar en la Extremadura subdesarrollada o Dulce Chacón, que relata la vida de mujeres extremeñas víctimas de la represión franquista en La voz dormida.

Contamos, en estos momentos, con novelistas de muy alto nivel literario, reconocidos por los críticos más exigentes, como Ricardo Senabre. De Hidalgo Bayal afirma que es “uno de esos pocos nombres que garantizan a priori la calidad de un texto”; ”Ricardo Cupido debe unirse a los detectives novelescos dados a conocer en los últimos lustros por unos cuantos narradores aparecidos tras la estela de autores como Vázquez Montalbán y Juan Madrid” (a propósito del detective creado por Eugenio Fuentes); de Soldados de Salamina, novela del cacereño Javier Cercas, concluye haber valido la pena leerla “porque se trata de una obra extremadamente original, bien concebida y tramada”; “El nombre de Luis Landero es siempre una garantía. El lector sabe que las páginas del escritor extremeño no caerán jamás en el abismo de la literatura facilona, trivial, rápidamente perecedera”. Y esto, entre otros muchos elogios merecidos a nuestros autores.

Si por premios nacionales de calidad también hemos de valorar la palabra escrita de estos autores, contamos con bastantes en nuestro haber. Tal es el caso de Luis Landero y Javier Cercas, ambos ganadores del Premio Nacional de Narrativa; Dulce Chacón (Premio Azorín); Félix Grande (Premio Nacional de las Letras Españolas); Jesús Sánchez Adalid (Premio de novela Fernando Lara); Víctor Chamorro (Premio Urriza) y un largo etcétera.

Si, por regionalismo, nos empeñamos en leer solo literatura extremeña, caemos en un error. Alguien podría decirnos que perderíamos mucho si hiciéramos esa selección porque nos permitiría conocer a muchos autores de la tierra pero no a otros nacionales o internacionales. En boca de Luis Landero, de Alburquerque (Badajoz), “hay que leer a los buenos, sean de donde sean”. Hoy día, afortunadamente, nuestros escritores despuntan, como hemos dicho, por su calidad. Esa sí es la razón que nos empuja a recomendar la lectura de sus obras. Te invitamos, desde este espacio, a ir conociendo algunas de las novelas y cuentos de, además de los ya citados, Pilar Galán, Félix Grande o Dulce Chacón (desde el recuerdo).

Narrativa con denominación de origen extremeño