viernes. 10.05.2024

Joaquín en su rincón. Cuando juntos pudimos

Joaquín permanecía en su rincón quieto, como ausente, sentado sobre un taburete, con su mano derecha aferrada a las cinco estrellas rojas de Mahou, evitando que el leve peso venciera aquel cuerpo ligeramente inclinado hacia delante, soportado en el apoyapiés al que asía la punta de su bota izquierda, mientras la pierna derecha blandía el aire cruzada sobre la zurda, en cuya rodilla descansó el brazo izquierdo.

Había perdido el interés por el partido de fútbol desde que el marcador decantara claramente la victoria por el insaciable Barcelona CF, cuyos jugadores exhibían una abrumadora posesión del balón, mientras lucían unas llamativas camisetas signum regni nostri o El Señal Real de la Corona de Aragón. El Reino de Aragón, además del condado de Barcelona, añadiría para sí los reinos de Mallorca, Valencia, Sicilia, Córcega, Cerdeña y Nápoles, así como los ducados de Atenas (de 1331 a 1388) y Neopatria (entre 1319 y 1390), a partir de que el Rey Alfonso II de Aragón (1164), heredara los territorios históricos.

Ni siquiera se percató de la partida de zápiti que cuatro jugadores disputaban en una mesa frente a él, ni mucho menos de la conversación que vivazmente mantenían los contendientes. Jamás fue amigo de conversaciones ajenas, ni de escucharlas ni de participar de otros caldos si no era invitado a ello. De pronto uno de los jugadores se dirigió al camarero.

    - Ponnos una ronda y una cerveza a Joaquín.

    - Gracias –contestó escuetamente este.

    - ¡Muchas veces! –contestó el zapitista-. ¡Chacho!, Joaquín. ¿Que piensas de la independencia de Cataluña?.

Andaba Joaquín un poco extrañado de que nadie comentara nada sobre este tema de la posible independencia de Cataluña y, paradójicamente, justo en el puente de la Constitución, surge la pregunta. Pensó por un momento, tal como lo tenía interiorizado, responder sobre el derecho de los pueblos a decidir democráticamente su propio destino, aunque en este caso le doliera como duelen las manos desolladas sobre la sementera, pero al final contestó con un escueto e intrascendente: “Eso es cosa de ricos, si, si cosa de ricos”.

-- Lo que yo decía, la pela es la pela –añadió el interlocutor-, los pobres no tenemos derecho a na, pero que a na de na.

-- ¡Claro! –matizó Joaquín-. ¿Cuándo se va un hijo de casa?. Sólo si tiene trabajo y dinero para defenderse en la vida. Mientras tanto se queda ahí, sobajado en el paraguas de la familia y los amigos.

-- Pero dicen que se empobrecerá si siguen en este camino.

-- Eso no se lo cree nadie.

-- Si no los dejan entrar en la Unión Europea…

-- Presionará Rusia para hacerse con un aliado en un punto estratégico y, ante esto, Estados Unidos pedirá a Europa que lo admitan en la Unión, con el sistema monetario del €uro.

-- España vetará la entrada.

-- Eso está por ver.

-- ¡To!, pu pa que tiras del sieti d´orus.

-- Pa ganal la premera.

-- Nu é meneáu yo el´ombru.

-- Nu me pelcaté.

Joaquín quedó pensativo, dudó. Llevaba mucho tiempo sin querer abordar este tema, sin querer entrar en conversación. Esperaba pacientemente a que la habilidad de los políticos solucionasen los puntos controvertidos, mediante un diálogo fluido que llevase a los oportunos acuerdos. No cayó en la cuenta que se trata de una lucha entre dos frentes nacionalistas, cuyos dirigentes se aferran a sus banderías respectivas en tonos chulescos y despreciativos. Otra vez –pensó-, los nacionalismos campando a su libre albedrío sobre la curtida piel de toro, vomitando sobre la blanca camisa de España. La prepotencia del nacionalismo español contra la provocación del nacionalismo catalán. La exageración de las peticiones nacional-catalanistas frente a la intransigentes posturas nacional-castellanas.

-- Ante la incapacidad de los actuales políticos nacionales para negociar con los dirigentes autonómicos catalanes, no queda otra. Eso deja el camino abierto a terceros –insistió el primero.

-- No me hables con políticas que se me pone la cabeza moorra –le instó su compañero de juego un tanto molesto por la anterior jugada.

-- Es que esto es política. Política con mayúsculas.

-- Esto es que a los nacionalistas catalanes les gusta dar por donde no digo.

-- Si los nacionalistas españoles no hubiesen mirado hacia otro lado, esperando que se enfriase la cuestión, y hubiesen buscado las soluciones en el diálogo, otro gallo cantaría.

-- Nunca entenderé a este Presidente.

-- También juega la historia.

-- Alegre o triste es la misma historia de España. Una historia manipulable según el cristal con que se mire.

-- Eso le decía yo a este. Si la parte que apoyó a Carlos de Austria perdió la guerra y la ganó Felipe V de Borbón. ¿No debían quedarse como estaban?.

-- ¡Hombre!. Fíjate que Carlos de Austria, después que ya tenía todo perdido, pide la declaración de Cataluña como república independiente y Felipe V, después que había ganado la guerra, concedió los mismos privilegios a Cataluña que a Castilla, su tierra más querida.

-- Ambos reyes luchaban por la sucesión del trono en España. Podía haber ganado cualquiera de ellos para que todo siguiera igual.

-- De la guerra de sucesión a la guerra de secesión, podríamos decir.

-- Pero la cuestión a resolver no es esa. Si un territorio, sea el que sea, se queja, hay que escucharle y pedir a los demás territorios que escuchen, para juntos encontrar soluciones.

-- Con las políticas actuales todos han perdido en sanidad, en educación, en política territorial, en administración.

-- Se está aprobando leyes que tienden a centralizar el Estado. Esta mayoría absoluta cree que todo vale y le están untando las orejas.

-- No tenían que haber puesto freno al Estatuto.

-- Es normal que alguno salga díscolo. ¿O no?.

-- Llevan dos años fabricando independentistas.

-- La gente no está contenta y, cuando la olla revienta, lo hace por donde más duele. ¿o no Joaquín?.

-- Si estalla, quema –acertó a decir un Joaquín abstraído.

Joaquín ya no estaba en la conversación. Seguía aferrado a su roja cerveza y sus pensamientos sobrevolaban un extraño congreso que se titulaba: “España contra Cataluña”. Una inmensa tristeza le sobrecogió y su mente, aislada de la inmensidad del mundo, cabalgaba a lomos de un potro salvaje. La historia enseña como ha sucumbido la cohesión de los territorios por la carencia de liderazgos, pero sobre todo por la división en pequeños reinos o estados. Así lo fue en la etapa romana, como lo fue en la visigoda y, posteriormente, en la musulmana con “las taifas”. Dónde queda la marca hispánica frente al poderío del Al-Ándalus. Qué le supone a Estados Unidos la federación de estados frente a una Rusia debilitada por la perdida de sus grandes fronteras en la Unión Soviética. Qué pretende la Unión Europea con la libre asociación de estados. Solo queda una solución -pensó Joaquín-, celebrar un referéndum nacional. Votan los catalanes, votamos los castellanos.

-- ¡Eh!, queda una solución, el día 9 de noviembre todos a votar.

-- ¡Truco!.

-- ¡Valen seis!.

-- El siete de copas.

-- El cuatro de bastos.

-- ¡Toma!.

-- Así no hay quien pueda, te las llevas todas.

Entonces, tan sólo fue un momento, por el aire de olor a cerveza y ginebra se entrecruzaron los compases de las canciones de  Raimon y Luis Llach, recordándonos que cuando juntos pudimos:

Al vent,

la cara al vent,

el cor al vent,

les mans al vent,

els ulls al vent,

al vent del mon.

I tots,

tots plens de nit,

buscant la llum,

buscant la pau,

buscan a déu,

al vent de món.

………………………………

Lávi Siset ja no diu res,

mal vent que se l´emportá,

ell qui sap cap a quin indret

i jo a sota el portal.

I mentre passen els nous vailets

estiro el coll per cantar

el barrer cant d´en Siset,

el barrer que em va ensenyar.



Joaquín en su rincón. Cuando juntos pudimos