viernes. 29.03.2024

101. ¿Qué somos? (II)

El espíritu es esa parte de nosotros, que tenemos en común, por ser del mismo Origen, que nos hace iguales, a pesar del color de la piel, del lugar en que hayamos nacido, de nuestra posición social o económica

Reflexiones
Reflexiones

La semana pasada, hablaba sobre el ser humano desde el punto de vista físico, pero tenemos otro componente al cual yo considero más importante. Me refiero al espíritu. Veamos.

Para entender lo que es espíritu debemos superar la comprensión clásica y la moderna y valorar la contemporánea. La clásica dice: el espíritu es el principio sustancial, al lado de otro principio material, el cuerpo. Espíritu sería la parte inmortal, con capacidad de trascendencia. Convive un determinado tiempo con la otra parte, mortal,  y pesada. La muerte separa una parte de la otra, con destinos diferentes: el espíritu para el más allá, la eternidad, y el cuerpo para el más acá, el polvo cósmico, del que hablaba el día anterior. Esta visión es dualista y no explica la experiencia de unidad que vivimos. Somos un todo complejo y no la suma de partes.

La concepción moderna dice: el espíritu no es una sustancia, sino el modo de ser propio del ser humano, cuya esencia es la libertad. Pero el espíritu no es exclusivo del ser humano ni puede ser desconectado del proceso evolutivo. Es la expresión más alta de la vida, sustentada a su vez por el resto del universo.

La concepción contemporánea, fruto de la nueva cosmología, dice: el espíritu posee la misma antigüedad que el universo. Antes de estar en nosotros está en el cosmos. Espíritu es la capacidad de inter-relación que todas las cosas guardan entre sí. Cuando las dos primeras partículas elementales, empezaron a relacionarse y a formar un campo de relaciones y experiencias, allí estaba naciendo el espíritu. El universo está lleno de espíritu porque es reactivo, relacional, autoorganizativo y autoorganizado. “En cierto grado”, todos los seres participan del espíritu. La diferencia entre el espíritu de la montaña y el del ser humano no es de principio sino de grado. El principio funciona en ambos, pero de forma diferente.

La singularidad del espíritu humano es ser reflexivo y autoconsciente. Por el espíritu nos sentimos integrados e insertados en el Todo a partir de una parte que es el cuerpo físico y, por eso, portador de la mente. En otro aspecto, espíritu significa subjetividad que se abre al otro, se comunica y así se auto reconoce y auto trasciende, dando lugar a una comunión abierta, con todo, hasta con su Supremo Origen. Definiendo: vida consciente, abierta al Todo, libre, creativa, marcada por la capacidad de amar y el cuidado, eso es concretamente el espíritu humano.

Si espíritu es relación y vida, su opuesto no es materia y cuerpo, sino muerte y ausencia de relación. Pertenece también al espíritu el deseo de encapsularse y rechazar la comunicación con el otro. Pero nunca lo consigue totalmente porque vivir es forzosamente con-vivir, es decir, vivir con. Aun negándose, no puede dejar de estar conectado y de conectarse.

Esta comprensión nos hace conscientes del vínculo que liga y religa todas las cosas, origen de las religiones.

En esta forma de verlo, espiritualidad es toda actitud y actividad que favorece la relación, la vida, la comunión, la subjetividad y la trascendencia...

 Al final, espiritualidad no es pensar en Dios sino sentir a Dios como el Vínculo que une y pasa a través de todos los seres, interconectándolos y constituyéndonos a nosotros y al cosmos.

El espíritu es esa parte de nosotros, que tenemos en común, por ser del mismo Origen, que nos hace iguales, a pesar del color de la piel, del lugar en que hayamos nacido, de nuestra posición social o económica, etc… En definitiva y con una palabra que todos entendemos, el Espíritu es lo que nos hace Hermanos.

Hasta otro día amigos.

Un abrazo.

Agustín.

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101. ¿Qué somos? (II)