sábado. 20.04.2024

129 Las motivaciones

A veces se hace necesario que los seres humanos reflexionemos sobre las motivaciones que nos hacen caminar, ¿por qué hago lo que estoy haciendo?, ¿por qué camino en esta dirección y no en otra?

Las motivaciones

Las motivaciones que se suelen esgrimir como repuesta a esas preguntas, son las últimas de un proceso,  no las primeras. Las últimas son las que nos impulsan a dar el último paso no el primero y, sin embargo, la primera motivación y el primer paso, en una dirección determinada, son los realmente importantes.

    Cada uno debería reflexionar sobre las razones y motivaciones de sus actos e incluso de sus proyectos, porque en el origen de ese proyecto o acto hay un “por qué” más profundo y sutil que el que generalmente manifestamos.

    Así, podemos encontrar que detrás de una ONG hay un deseo de ayudar; detrás de un deseo de ayudar hay una necesidad de ser útil; detrás de un deseo de ser útil hay una preocupación de encontrar sentido a la propia vida y detrás de eso, probablemente, unos ojos de un padre o una madre a los que sentimos que hay que complacer o compensar.

    Efectivamente, los ojos, las miradas, son los que transmiten los esquemas mentales y se alojan en circuitos neuronales que nos impulsan a dar respuesta a los requerimientos, explícitos o no, de aquellos con los que sentimos que hemos contraído una deuda.

    Por otra parte, ¿qué impulsa al ser humano a ampliar su territorio? ¿Qué le lleva a quitar a otros su tierra para ampliar sus fronteras? (en el sentido que sea, económico, geográfico, social, etc.)

    Los megalómanos y visionarios tienen sus razones claras, pero en el ser humano corriente ¿qué le lleva o le mueve en el deseo de conquistar otros territorios?

    Podríamos decir que la ambición, el poder sobre los demás, el miedo, la inseguridad, la vanidad…pero nos faltaría la “compensación” que es la más importante. Uno tiene carencias que tiene que compensar y de esas carencias suelan derivarse, entre otras, la baja autoestima o la sensación de soledad o abandono.

    Es ahí, o suele serlo, donde arranca la necesidad de demostrar la valía de uno y dependiendo de lo intensa que sea la sensación de carencia (física o psicológica) así será el desarrollo de las acciones tendentes a la compensación.

 Y ese pequeño programa tiene una fuerza enorme, porque está  vinculado al instinto de  supervivencia, aunque sea emocional, y por tanto conseguir algo que nos hayamos propuesto significa que hemos logrado sobrevivir.

    Es importante que identifiquemos en nosotros las motivaciones que nos impulsan y compensarlas, porque quizá algunas de ellas no tengan demasiado sentido y deban ser sustituidas por otras que verdaderamente seas más cercanas a la realidad.

Hasta otro día amigos.

Un abrazo.

Agustín.

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129 Las motivaciones