martes. 23.04.2024

184. Padres

Es conocida la crisis de la figura paterna en la sociedad actual. Por su función el padre,  es el principal creador de límites para los hijos e hijas. Su eclipse ha provocado entre los jóvenes en las escuelas y en la sociedad, un aumento de la violencia, que es precisamente la falta de consideración de límites

Padres
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El debilitamiento de la figura del padre ha desestabilizado la familia. Los divorcios han aumentado de tal manera que ha surgido una verdadera sociedad de familias de divorciados. 

La tradición psicoanalítica dejó claro que el padre es el responsable de la primera y necesaria ruptura de la intimidad madre-hijo/hija y la introducción del hijo/hija en otro continente, el de los hermanos/hermanas, abuelos, familiares y otras personas de la sociedad.

En el orden social prevalece el orden y la disciplina, el derecho, el deber, la autoridad y los límites deben valer entre un grupo y otro. Aquí la gente trabaja, entra en conflictos y realiza proyectos de vida. Por esta razón, los hijos/as deben demostrar seguridad, valor y disposición a hacer sacrificios, ya sea para superar las dificultades o para lograr algún objetivo.

El padre es el modelo y la encarnación simbólica de estas actitudes. Es el puente desde  el mundo personal al social. El niño, al entrar en ese mundo nuevo, debe poder orientarse por alguien. Si le falta esta referencia, se siente inseguro, perdido, sin iniciativa.

Es en este momento cuando se establece un proceso de importancia fundamental para la psique del niño con consecuencias para toda la vida: el reconocimiento de la autoridad y la aceptación de los límites, que se adquiere a través de la figura del padre.

El niño viene de la experiencia de la madre, del regazo, de la satisfacción de sus deseos, del calor de la intimidad en el que todo es seguro, en una especie de paraíso original. Ahora, tiene que aprender algo nuevo: que este nuevo mundo no prolonga simplemente el de la madre; que en él hay conflictos y límites. Es el padre quien conduce al niño a reconocer esta dimensión. Con su vida y su ejemplo, el padre aparece como portador de autoridad capaz de imponer límites y establecer responsabilidades.

Llevar a cabo esta enseñanza puede ser incómodo. Si cada padre concreto no la asume está perjudicando fuertemente a su hijo/hija, tal vez de forma permanente.

¿Qué sucede cuando el padre está ausente en la familia o hay una familia solo materna? Los niños parecen mutilados, se muestran inseguros e incapaces de definir un proyecto de vida. Tienen dificultad para aceptar el principio de autoridad y la existencia de límites

Una cosa, por ejemplo, es la forma del padre patriarcal del mundo rural con fuertes rasgos machistas. Y otra cosa es el padre de la cultura urbana,  que se comporta más como amigo que como padre y muchas veces  se exime de poner límites.

Todo este proceso no es lineal. Es tenso y difícil, pero imprescindible. Los padres deben estar coordinados, cada uno en su misión única, para actuar correctamente. Deben saber que puede haber avances y retrocesos, que pertenecen a la condición humana concreta, y son normales.

También es importante reconocer que por todas partes surgen figuras concretas de padres que se enfrentan a estas crisis con éxito, viven con dignidad, trabajan, cumplen con sus deberes, muestran responsabilidad y determinación, y así cumplen con la función  para con sus hijos e hijas. Es una función indispensable para que maduren e ingresen en la vida sin traumas hasta que se hagan padres y madres en sí mismos. Es la madurez.

Hasta otro día,

Agustín.

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