viernes. 19.04.2024

El cuerpo energético (III)

Esta semana, nuestro colaborador Agustín Rivas explica, en la tercera entrega de El cuerpo energético, cómo funciona éste en el proceso de morir, incluso en un "tiempo" posterior a este proceso
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Hoy vamos a ver, aunque de forma ligera, como funciona todo esto que hemos ido viendo del cuerpo energético, en el proceso de morir e incluso en un “tiempo” posterior a este proceso.

Antes de este momento de morir, hay una parte de la historia, por así llamarla, que se produce en el campo mental y sucede antes de la separación definitiva de los cuerpos físico y astral. Es decir antes de la muerte física y podríamos resumirla en cuatro etapas.

Hay una primera reacción de enfado, de cólera al recibir la noticia o hacerse consciente de que va a morir. Se siente impotente ante algo que no puede eludir o evitar. Ya sabemos que a la gran mayoría de las personas les cuesta aceptar nuevas situaciones y más si no sabes lo que te espera.

En segundo lugar quiere negar la situación. Se dice a si mismo, que esto no puede ser, que es un error, que no es justo, que por qué a el… Se intentan todos los caminos, científicos y no científicos, para solucionar la situación. No entendiendo lo que el ser humano es, se niega a aceptar su desaparición del plano físico.

En tercer lugar, tras pensar en el asunto, empieza a ver la posibilidad de que sea cierto, que le toca a él. Y piensa que si fuera posible, negociaría o haría pactos para evitar o al menos retrasar el desenlace. Esto ya es positivo pues empieza a aceptar el cambio.

Finalmente, cuando ve que la situación va adelante y no es reversible, se entrega al proceso, hay una posición de renuncia, de entrega y ya consciente de lo que pasa, acepta la transición.

La muerte es el paso a un plano energético, desde un plano meramente físico. Es una especie de descanso en su andadura, de regreso a la Fuente de la que un día partió. Un descanso físico, en su camino de la evolución, en el río que retorna al Mar Original del que un día se “evaporó“.

Este descanso, le sirve al hombre para hacerse consciente, de que hay diferentes formas de realidad, diferentes formas de manifestarse e interactuar, que no solo existe el plano físico.

Que el Cosmos tiene distintas formas en las cuales manifestarse y que esto le sirve como descanso espiritual en su camino, durante el cual reflexionar sobre su andadura.

La muerte física es un proceso temporal, que le sirve al espíritu individualizado, para hacer un balance de su trayectoria durante su ya terminada, vida física en la tierra.

El espíritu tras la separación del cuerpo físico y astral, permanece un tiempo más o menos largo habitando en un plano, únicamente energético.

¿Y como es todo este proceso? Con la idea de quitar el miedo a lo desconocido, voy a tratar de resumir como es el proceso, como suceden las cosas después del fallecimiento.

La consciencia de la persona continua, una vez ocurrido el fallecimiento, durante un período de tiempo, que puede ir desde las 48 hasta las 72 h. Hay culturas que no entierran a sus muertos, hasta pasado este periodo, pues tienen la creencia de que puedan volver a la vida o también una especie de entrega de dones, positivos o negativos, por los actos realizados durante su vida.

Durante este período y a la vez del proceso de fallecimiento, las capas más bajas del astral, las que forman el doble etérico o cuerpo vital, es decir las capas 1ª, 2ª, 3º y 4ª, empiezan con la descomposición biológica de la materia o sea del cuerpo físico.

El resto del cuerpo energético, capas 5ª, 6ª y 7ª se separan del cuerpo físico, empezando por los pies (apoyo en la tierra) y terminando por la cabeza, (lugar de conexión con el cuerpo mental).

Tras esta separación, entra en una especie de sueño, en un periodo de turbación en el que no comprende que pasa. El se siente vivo, se nota consciente, ve, oye, piensa… pero los demás a él no le ven, no puede actuar sobre las cosas y todo esto le confunde.

Dependiendo de sus creencias y de su grado de evolución, este periodo será más o menos largo. Con una perspectiva diferente al plano físico, capta las cosas, el entorno que le ha sido familiar, pero esta percepción es más completa, pues se encuentra en un plano energético, en el cual la materia no resulta una cosa que interfiera en la percepción.

Poco a poco el espíritu del fallecido, comprende lo que está sucediendo y entra en un periodo de paz y tranquilidad.

Se siente solo y desea que alguien se acerque y le ayude a entender que es esto, que sucede, que va a pasar después.

Este “ser”, este “alguien” aparece y le ayuda a entender, que la muerte no existe, que lo que él entendía como muerte en realidad, es que la materia en la que estaba apoyado ha entrado en un proceso de transformación, que dará vida a otros nuevos seres.

El cuerpo físico, fue suyo como si fuera un vestido, pero los vestidos con el tiempo se estropean, hay que cambiarlos y hacerse con uno nuevo.

Ahora, en este momento de su andadura, tiene un cuerpo energético y una mente que sigue su camino evolutivo.

Al desaparecer el estado de confusión o turbación, el espíritu pasa a un plano en el que hay menos dudas, menos sombras, más luminoso, en el cual ve y comprende, se hace consciente, de los errores cometidos durante su vida terrena, es él mismo el que evalúa y califica, nadie le juzga por lo que ha hecho en su vida. Es él mismo, quién decide, si tiene que repetir o no curso. Y si hay que repetir, en que condiciones, ambientales, entorno familiar, etc… podrá estudiar mejor.

Toma el convencimiento interno, de que el andar por la vida, es una acumulación de conocimientos, de vivencias y las dificultades que se presenten, se vencerán como lecciones aprendidas.

En este plano energético, si has aprendido suficiente a nivel espiritual, será uno mismo el que evalúe y reconozca sus errores, para corregirlos con posterioridad. Si se ha sido rígido, egoísta, o no se ha admitido la transcendencia o los errores cometidos, tendrá que se otro espíritu más evolucionado, quién indique donde se ha fallado. Pero no será un juicio con castigo eterno, será un reconocimiento de las lecciones pendientes.

Entonces se analiza y planifica, como, dónde, cuando volverá a nacer, en que entorno familiar, social, cultural, étnico… donde el espíritu pueda volver a trabajar con un programa de vida que le haga aumentar su nivel de consciencia y ser capaz de vivir esas etapas, que a grandes rasgos se planifican antes de nacer.

Este programa, esta planificación, se inculca en la memoria perpetua, ubicada en el subconsciente.

Mientras llega el momento de un nuevo curso, de una nueva vida, el espíritu no está inactivo, hace trabajos a favor de su propia evolución, normalmente prestando ayuda a seres encarnados. Además, al igual que en el mundo físico existe la familia, en el plano energético hay algo similar: los espíritus se agrupan en familias espirituales, que se van relacionando vida tras vida

Sería algo así como una obra de teatro, en la que cada actor representa varios papeles, que van variando con las escenas. Terminado una escena, esperas en la parte de atrás del escenario para salir a una nueva escena. Varían un poco los papeles, pero los actores son los mismos. No quita, que vengan nuevos interpretes y que se vayan otros. Pero los actores de la obra, al igual que con los espíritus que nos relacionamos, son en su gran mayoría los mimos.

Cuando adquiramos mayor consciencia, mayor grado evolutivo, nos daremos cuenta de que estos periodos de “descanso”, son muy necesarios para hacer balance de las experiencias y aprendizajes, recargar energías, hacer nuevos planes y volver a la escuela de la vida con nuevas energías.

Feliz viaje.

Hasta otro día.

Un abrazo amigos.

Agustín

El cuerpo energético (III)