martes. 23.04.2024

El rastro de Dios (I)

El ser humano tiene una fuerte tendencia a complicarse la vida, en buscar cosas raras y respuestas complicadas olvidándose de lo sencillo o de lo que tiene al alcance de su mano, por así decirlo, o de su posibilidad de observación. Vamos a ver a donde nos lleva esta observación en cuanto al título del artículo

El rey del mundo
El rastro de Dios

No me he equivocado al escribir el título del artículo, no he querido decir el rostro, no. Siempre se ha dicho que por el humo se sabe donde está el fuego, pues digo yo que por el rastro podremos encontrar al qué, o a quién, o lo que lo dejó.

Lo que ocurre es que el ser humano tiene una fuerte tendencia a complicarse la vida, en buscar cosas raras y respuestas complicadas olvidándose de lo sencillo o de lo que tiene al alcance de su mano, por así decirlo, o de su posibilidad de observación. Vamos a ver a donde nos lleva esta observación en cuanto al título del artículo.

La naturaleza es sabia y observarla y saber escuchar lo que tiene que decirnos, puede llevarnos a insospechados caminos de conocimiento. En muchas de las manifestaciones de la Naturaleza, como en el mismo Universo y hasta en la más mínima de las partículas subatómicas podemos encontrar el rastro del Origen del cual proceden. Uno de esos rastros es una figura que se repite hasta la saciedad: la espiral.

¿Qué significado puede tener esta singular forma? ¿Por qué en ella algunas culturas han querido ver un simbolismo determinado? ¿Cómo interpretar este movimiento en espiral?

Para empezar, solo digo que nos demos cuenta que tiene la misma raíz que Espíritu. Quizá, solo quizá, tenga algo que ver con ese Espíritu Infinito que dio origen a todo. Quizá sea un rastro.

Decir también, que debido a su particular estructura y a la frecuencia con que se repite en la naturaleza, podría tal vez, considerarse como el “mensaje”, no fortuito o sea intencionado de una entidad inteligente. Porque no es difícil percibir  esta forma geométrica en la distribución de las estrellas dentro de una galaxia y  quizá de todo el Cosmos, hasta el propio movimiento de las partículas subatómicas. Pero entre estos dos extremos, tenemos la espiral por excelencia el ADN, la molécula espiral de la vida.

En el Universo nada es estático, todo es continuo movimiento, aunque no seamos capaces de percibirlo en el corto lapso de tiempo que dura la vida del ser humano. Pensamos que los planetas dan vueltas alrededor de las estrellas en órbitas aparentemente circulares o elípticas. Pero si tenemos en cuenta que las estrellas se mueven a través del espacio, el fácil llegar a la conclusión, de que esa órbita en realidad en una hélice o sea una espiral.

Pero es que a las estrellas les sucede lo mismo. Y a los sistemas estelares y a las galaxias y a los grupos de galaxias. Todo el Universo, todo el Cosmos, si pudiéramos observarlo desde fuera veríamos que también tiene una distribución en forma de espiral. Todo lo que hay tiene forma espiral. Será casualidad ó será causalidad. Quizá un rastro.

Si nos vamos al otro extremo, a lo infinitamente pequeño, al átomo o mas “abajo”, nos encontramos lo mismo. Veamos. En la actualidad y gracias a la física cuántica, se está logrando desentrañar la más intima configuración de la materia.

Pero para llegar a esto ha habido dos hitos muy importantes: uno el descubrimiento del número cuántico “s”, el spín, y el otro el movimiento del electrón dentro de los orbitales.

El número spín, que significa giro o rotación, que puede ser positivo o negativo, lo cual condiciona de manera fundamental las características de la partícula, por lo tanto del átomo y en consecuencia de la materia. Si gira hacia un lado será un tipo de partícula, bosón, y si gira en sentido contrario será un fermión. Pero lo mas importante es que el espín esta relacionado con el electromagnetismo. Magnitud o característica completamente fundamental en la constitución de la materia y por tanto de la vida. Otra vez el giro espiral, fundamental para la vida. Quizá un rastro.   

Lo mismo podríamos argumentar para el movimiento del electrón dentro de los orbitales, yendo de las zonas de más energía potencial a las de menos energía en un movimiento espiral continuo. Aquí quiero apuntar, aunque ya lo ampliaré, que a partir de los orbitales “d”, se observan que hay formas dentro del orbital que se parecen mucho a un corazón. Quizá un rastro.

¿Por qué el interior de los aceleradores de partículas tienen forma espiral?

Pero hay una espiral muy especial. Crick y Watson descubrieron que el ADN o ácido desoxirribonucleico, la base de nuestra herencia genética conocida como “la molécula de la vida”, está formada por una doble hélice, como una escalera caracol, compuesta de azúcares y fosfatos en sus dos lados, con “escalones” formados por parejas de bases nitrogenadas: adenina y timina, guanina y citosina, cada una de ellas, unida a una espiral.

El orden en que se encuentran estos pares a lo largo de la hélice, determina el mensaje genético que controla las características de cada individuo: sea éste un pino o un lirio, que su pelo sea rizado o tenga los ojos azules.

El ADN compone segmentos codificados o genes, que llevan las instrucciones hereditarias para elaborar las proteínas que gobiernan todos los procesos biológicos. Según algunos científicos, la espiral podría ser la forma más eficaz de agrupar material sin que se desordene por el espacio y, tal vez por eso, la molécula de ADN se envuelve sobre sí misma, guardando toda la información necesaria para la Vida. Quizá un rastro.

¿Que o quien se manifiesta desde lo infinitamente pequeño, hasta lo infinitamente grande, esta en todas las cosas, participa de todo y es el origen de todo? ¿A donde nos conducen esos rastros? ¿Como llamaríamos a “ESO”…?

Hasta otro día amigos.

Un abrazo.

Agustín.

El rastro de Dios (I)