jueves. 28.03.2024
MONOGRÁFICO DE JULIÁN PUERTO RODRÍGUEZ

La huella de Alba en Sierra de Gata (XVI)

A mediados del siglo XVIII (1753) ocupó el oficio de corregidor de la ciudad de Coria y su partido el licenciado don Pablo José Salgado, abogado de los Reales Consejos. En 1791, el poder delegado de la Villa y Tierra de Coria (1787-1792) quedó en manos del corregidor Diego Moreno Avendaño, que fue también corregidor de  Rueda del Almirante (León), villa y señorío del ducado de Alba

Cuadro de Francisco de Goya. Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo
Cuadro de Francisco de Goya. Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo

El Ayuntamiento debía disponer de tres espacios mínimos para su funcionamiento. Uno como sede del Concejo cerrado (juntas concejiles), otro como casa de audiencia y justicia y otro como cárcel donde se guardan los presos. Para el Concejo abierto bastaba la plaza principal.

De 1791 tenemos documentación que afirma que en el lugar del Acebo hay Casas de Ayuntamiento con dos cárceles muy suficientes y con mucha extensión y capacidad, bien reparadas y un archivo con tres llaves donde están custodiados los papeles pertenecientes al lugar. Este archivo referido es el de Alhóndiga (almacén de granos), ya que hay otros dos en casa de los escribanos, y está muy desamparados, con poco resguardo y techo tejivano, por lo que se ha entrado y robado en dos o más ocasiones pues se puede maniobrar en cualquier noche y día con toda libertad. En 1848  la Casa Consistorial sigue siendo muy capaz con la cárcel en el piso bajo (1).

En los Hoyos (1791) también hay Casas de Ayuntamiento que sirven para la concurrencia del Concejo, no hay casas para los corregidores. Tiene cárcel muy reducida e inútil, de corta extensión y en un estado deplorable que para tener algún preso de consideración es necesario quebrantar a los vecinos para su custodia. En un cuarto de la sala del Concejo, que hace de archivo, se guarda con el mayor desarreglo, un arca de tres llaves. Este archivo pertenece a la escribanía vacante, el otro archivo está en casa del escribano titular. En la sala del Concejo hay otra especie de archivo con tres llaves, pero nunca se ha visto cerrado, y algunos papeles de los que nadie dio noticia. Está con la mayor incuria y abandono. 

El escribano José Alonso Guerra Mateos tiene los papeles correspondientes al archivo de Alhóndiga en su casa a pesar de que este se haya regular. Lo mismo sucede con el archivo de propios, cuya arca se custodia en las casas de los mayordomos, pero sus caudales rara vez entran en ella, siempre quedan en poder de la justicia. En 1847, Madoz nos describen la plaza de figura cuadrilonga y mediana extensión, con el suelo empedrado, en cuyo costado norte se hallan unos portales para recreo de los vecinos, donde se recogen los que van a vender granos u otros artículos y, en el piso alto de estos portales está la Casa Municipal, en cuyo piso bajo está ubicada la cárcel. Tiene otra plaza, sin empedrado, que sirve para las corridas de los novillos.

Este escribano de millones del Ayuntamiento de los Hoyos, que lo fue al igual que su padre Francisco Alonso Franco (1783), debía ser un elemento a tener en cuenta pues los vecinos denuncian  de que, teniendo concedido por el Consejo un terreno para que lo aprovechen los vecinos por suertes, las anteriores justicias han dispuesto de sus productos a su arbitrio, con el asocio del escribano, y aunque se han hecho instancias para que den cuenta, se rehúsan y excusan con litigios frívolos, siendo de mucha entidad y consideración. 

Los mismo informan sus moradores por lo respectivo a las cuentas de propios, asegurando haber mucho fraude en uno y otro fondo, y que para encubrirlo se han puesto por el dicho José Guerra algunos testimonios, en mucha parte ajenos de verdad, sobre que reclamaron a boca sus vecinos, solicitando por su remedio. Este pueblo se halla muy inquieto y perturbada la paz de sus vecinos, siendo la causa principal el dicho   escribano Guerra y algunos otros de los mezclados en las malas administraciones de los fondos comunes. Tenemos constancia de que este escribano ocupaba el oficio, al menos, desde  1783.

El apellido Alonso está citado en heráldica como “de la casa de Hoyos, Cáceres” con Fernando Alonso de Trevejo, su hijo Martín Alonso de Trevejo, vecino de El Acebo (Ejecutoria de la Real Chancillería de Valladolid de 1506) y Juan Alonso de Trevejo, nieto del anterior, vecino de El Acebo, con hidalguía ganada en 1606. En otros pueblos de la Sierra, como Trevejo, aparece Domingo Alonso de Trevejo, hidalgo en 1605. También Andrés Alonso de Trevejo Godínez y Valencia, hijodalgo en 1757. El apellido Guerra, que pasó a Indias, está señalado en la heráldica de Cáceres con armas en oro, dos aguilas de sable puestas en palo y se cita a este vecino de Hoyos José Alonso Guerra y Mateos (2). 

En Perales hay Casas de Ayuntamiento de once varas en cuatro, en buen estado, con una cárcel de corta extensión. No tiene edificio alguno notable, ni más archivo que el del pueblo, donde se custodian y están resguardados los instrumentos correspondientes a él y los documentos de los escribanos que han fallecido, con la seguridad conveniente .

La desidia en la custodia de los archivos de algunos pueblos, incluido el de la ciudad de Coria, fue denunciada por el propio Corregidor de Coria, don Diego Moreno: “Pleito de Diego Moreno Avendaño, de Coria (Cáceres) Rodrigo Antonio de Orellana, de Coria (Cáceres) Pedro Nolasco de Castro, de Coria (Cáceres) Concejo, justicia y regimiento de Coria (Cáceres) Sobre Acusación de Diego Moreno Avendaño, corregidor de Coria contra Rodrigo Antonio de Orellana, regidor y Pedro Nolasco de Castro, portero del ayuntamiento, por extraer y vender gran cantidad de documentos del concejo alegando su mal estado” (1787-1792) (3).  

Tal vez por eso, en 1991, se pide desde Coria la mayor atención en el cuidado y custodia de los papeles de los archivos, porque se experimenta en la formalidad de estos una total desorganización en casi todos los pueblos. En la mayor parte de ellos se carece de archivos donde custodiarlos y en donde los hay se hallan sin llaves, orden, ni régimen, a disposición de todos los concejales y con facultades para manejarlos a su arbitrio, de lo que resulta mucho perjuicio por el extravío, habiendo pueblos donde se hallan repartidos en diferentes casas particulares y expuestos por lo mismo a su destrucción.

Ya tenemos dicho que los Corregidores, nombrados por los duques de Alba, marqueses de Coria, eran la máxima autoridad dentro de la Villa, pero también dentro de la Tierra de su jurisdicción. Era la única forma que tenían los duques de Alba, empeñados en otras lides, de dirigir su vasto territorio, controlar la gestión de los municipios y asegurarse el cobro de impuestos y arbitrios.

Reinaba en España, por este año de 1791, Carlos IV (1788-1808), padre del rey felón Fernando VII, teniendo cedida, por herencia del maestrazgo, la Villa y Tierras de Coria a la XIII duquesa de Alba, XIII marquesa de Coria (1778-1802), María Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo y Silva-Bazán (1762-1802). Muy retratada por Francisco de Goya con quien tenía una gran amistad. 

El poder delegado de la Villa y Tierra de Coria (1787-1792) quedaba en manos del corregidor Diego Moreno Avendaño: “Por Dios e por Santa María, por las palabras de los santos evangelios do quier que más largamente son escritos por la señal de la cruz tal como esta en que sobre la vara de la justicia puso su mano derecha como bueno e fiel cristiano temiente a Dios y asus mandamientos, usará bien, fiel e diligentemente sin cautela alguna del oficio de corregidor e justicia desta villa y su tierra”. En 1796, Diego Moreno fue también corregidor de  Rueda del Almirante (León), villa y señorío del ducado de Alba. A mediados del siglo XVIII (1753) había sido corregidor de la ciudad de Coria y su partido el licenciado don Pablo José Salgado, abogado de los Reales Consejos.

Era obispo de la diócesis de Coria Cáceres (1790-1809) don Juan Álvarez de Castro, cuya importancia no sólo radica en que, junto a los corregidores, formaba parte de las fuerzas vivas de la Villa y Tierra, con derecho a recibir cobro de impuestos como veremos más adelante, sino también por la luctuosa relevancia que obtuvo al morir asesinado por las tropas francesas del general Napoleón Bonaparte (1809), en la conocida como Guerra de la Independencia. Anteriormente lo habían sido don José García Álvaro (1750-1783) y don Diego Martín Rodriguez (1784-1789), este último natural de Acebo.

Son alcaldes de Acebo, en el citado año de 1791: Juan José Pérez y Bartolomé Gómez. Los regidores: Miguel Perales, Pedro Domínguez, Francisco Cáceres y Andrés Domínguez, cuyo oficios de justicia solo les está asignado y perciben cada año treinta y seis reales de consistoriales y acuerdos que le están asignados por el reglamento y se le satisfacen de los propios, como al escribano del ayuntamiento, setecientos y cinquenta reales por orden que para ello se expiró del Real Consejo.

En Hoyos son alcaldes Pedro Periánez y Francisco Domínguez Perales y corregidores Juan de Valencia (hijodalgo), Diego Periánez y Alonso Hernández. Los alcaldes perciben de salario ciento seis reales, los regidores ochenta y quatro, pagándose estos emolumentos del fondo de propios.

Por el sistema establecido son nombrados alcaldes ordinarios de Perales, Domingo Pérez Obregón y Francisco Durán, y regidores los vecinos Juan Durán, Jacinto Vasco y Alonso Pérez Vizarro, que no perciben mas emolumentos que veinte reales cada uno, que se les pagan anualmente del fondo de propios.

NOTAS

1.- Para más información sobre este apartado ver: Cenón de Somodevilla y Bengoechea, I Marqués de la Ensenada. “Catastro de Marqués de la Ensenada”, para Acebo, Hoyos y Perales. Archivo General de Simancas. Portal de Archivos Españoles. Ministerio de Cultura. Gobierno de España. 1753.// Barrientos Alfageme, Gonzalo y otros. “Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura. Partido de Coria”. Asamblea de Extremadura. Badajoz 1996. // Madoz, Pascual. “Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de los Pueblos de España. Tomo I. 1847-1848.

2.- Barredo de Valenzuela, Adolfo y Alonso de Cadenas López, Ampelio. “Nobiliario de Extremadura”. Instituto Salazar y Castro. Tomo I. Página 68. Ediciones de la Revista Hidalguía. Madrid 1996.

3.- Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Real Audiencia y Chancillería ES.47186.ARCHV/6.11.7.5//PL CIVILES,PÉREZ ALONSO (OLV),CAJA 705,2. (1787 / 1792).

Imagen.- Lienzo de Francisco de Goya. “María del Pilar Teresa Cayetana de Silva-Álvarez de Toledo. XIII duquesa de Alba. XIII marquesa de Coria”. 1795. Colección de los duques de Alba. Sala Goya del Palacio de Liria. Madrid. Nota del autor.- En el anterior artículo la imagen correspondía a un lienzo, que este mismo pintor, dedicó a  esta dicha XIII duquesa de Alba. 

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