sábado. 20.04.2024

La Sala Clamores se escuchó en la Sierra

La música del siglo XVI se vistió de jazz para celebrar el Día del Árbol, la fiesta medioambientalista más antigua del mundo. La Capilla Extravagante emocionó en su último concierto e hizo que los árboles cantaran. Video del concierto en nuestra página de Facebook, Sierra de Gata Digital, y en el interior
Manuel Pascual (izq.) y Angel L. Cabañas, La Capilla Extravagante
Manuel Pascual (izq.) y Angel L. Cabañas, La Capilla Extravagante

Cierras los ojos, la música comienza a sonar y, de repente, crees estar en una de las mejores salas de conciertos de la capital, ya sea la clásica y al tiempo vanguardista Clamores o el Café Central, en la madrileña plaza de Santa Ana. Comienza a sonar una música de corneta --hija del cuerno-- y los acordes en una guitarra acústica y por arte de magia y dominio de los músicos, las melodías tradicionales, las canciones populares, se convierten en piezas de jazz--fusión con reminiscencias de bossa.

Avanza el concierto que arranca, como no podía ser de otra manera, con el himno creado por Ezequiel Solana para celebrar la Fiesta del Árbol con melodías propias de principios del siglo pasado y arreglos contemporáneos. Con Tres hojitas, madre, el público percibe ya la grandiosidad de un concierto en el que la música popular se transforma en melodías de fusión, los siglos se dan la mano y las semillas musicales de antaño se transforman en frutos musicales contemporáneos.

Nueve fueron las piezas que hicieron soñar y emocionarse a un público que vivió una experiencia cosmopolita en un pequeño pueblo de la Sierra.

Pero un ruido constante, en ocasiones atronador, te hace abrir los ojos y descubrir que no te encuentras en una sala vanguardista sino en la Casa de Cultura de Villanueva de la Sierra donde el bullicio alegre e incontrolado de los más pequeños hace muy difícil la concentración del público en lo que allí se está escuchando. La bolsas de chuches, las risas, el griterío ahogado y los odiosos móviles pusieron el contrapunto a una tarde especial, a una velada que muchos recordarán como la más hermosa de los últimos tiempos. Los niños hicieron lo que mejor saben hacer: ser felices y mostrarse alegres pero los mayores no hicieron lo que deben hacer: responsabilizarse del comportamiento de los menores en un ambiente adulto.

La Capilla Extravagante fue fundada por el músico Manuel Pascual en 2009. Su nombre hace referencia a las capilla de músicos independientes de los siglos XVI y XVII que, sin tener contrato fijo con ningún mecenas, se desplazaban de un lugar a otro en busca de trabajo. En esta ocasión, La Capilla Extravagante está compuesta por dos vecinos de la SIerra, su fundador, Manuel Pascual, que aporta sus cornetas y su voz y Angel Luis Cabañas, que con su guitarra arropa armónicamente a Pascual y aporta un toque rotundo de contemporaneidad en el que la bossa y el jazz se intuyen de fondo.

La Sala Clamores se escuchó en la Sierra