Saludos desde una época remota. Te hablo desde el más allá, como parte del pueblo lejano que habitó estas colinas. Tanto tiempo ha pasado que no recuerdo mi nombre.
Nuestro legado en piedra gastada por el paso de los siglos es lo único que os hemos dejado a vosotros, que ahora pasáis por este lugar mirando hacia el horizonte y sin la curiosidad del antiguo explorador.
La historia que comienza cuando un hombre y su perro se aventuran más allá del reino de la niebla, en lo alto de la sierra. Animal y hombre, hombre y animal, unidos con la curiosidad del que mira y busca, del que se detiene y encuentra. Esa misma intuición que en otros lugares os dejó increíbles pinturas milenarias al descubierto, o esculturas imponentes, civilizaciones enteras que llegaron a miles de personas gracias a un simple descubrimiento.
En mi relato poco más preciso he de añadir. No sé si pertenezco a la prehistoria profunda o a los pueblos celtas que vieron llegar al odioso invasor romano. Tal vez mi tiempo sea más cercano al vuestro y fue de menor calado histórico.
Las piedras y su orden tal vez os hayan desconcertado un poco, esas piedras talladas con formas de tiempos más modernos puede que no sean mías ni de mi pueblo. Existen muchas probabilidades:
Tal vez estuvimos aquí tan solo de paso, pero ¿Y esas edificaciones?
Tal vez buscábamos refugio en una tierra agreste y hostil.
Tal vez nuestra tribu y su asentamiento inspiró a otros que llegaron más tarde y aprovecharon el lugar.
Tal vez vinimos aquí por el granito, abundante y bueno para nuestras construcciones; o ese granito sirviera posteriormente a otros pueblos más cercanos a vuestro tiempo.
Tan solo existe una gran certeza, nos asentamos allí, y la niebla y el tiempo borraron nuestra memoria.
Nuestra historia se empieza a escribir ahora, y quizá pasen años hasta que las líneas maestras queden perfiladas en un borrador o quien sabe, nunca se llegue a saber de verdad quienes fuimos.
Puede que estas pocas líneas os hagan llegar un puñado de tiempo antiguo, eso, y nuestro recuerdo.
Publicado en el blog VisualAndante, de José Pablo Pérez
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