martes. 19.03.2024

CAPÍTULO II: ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA

II.1. El menhir de Perla

El incendio forestal limpió en torno a las 4.500 hectáreas de arbolado y 2.500 de matorral. Con las posteriores tareas de corta y saca de la madera quemada, realizadas con carácter de urgencia para intentar evitar los efectos más brutales de la erosión, se han despejado inmensas superficies y han aflorado muy antiguas estructuras y piezas que pueden tener interés arqueológico. Entre las estructuras tenemos antiguos cercados, terrazas y construcciones destinadas a alojar trabajadores y ganado, tan abundantes como la materia prima disponible en el entorno: el granito y la pizarra. Entre las piezas vamos a destacar la presencia de lo que consideramos un menhir, al que hemos bautizado con el nombre de Perla en honor a su auténtica descubridora.

El monolito en cuestión se ha localizado en la ladera N-W del monte conocido como La Atalaya, en el término de Acebo. Está en la actualidad en posición horizontal, apoyado en unas piedras en su base, la cual tiene forma picuda para facilitar su anterior hincamiento en tierra. Mide 188 cms. de largo y 65 como máximo de ancho (Fig. 1). Tiene una forma fálica muy marcada, destacando el tamaño de que lo que sería el glande (78 cms.), visiblemente abombado, separado por una hendidura horizontal de la parte troncal y a su vez dividido en dos por otra hendidura vertical asimétrica (Fig. 2).  FIG.2: Menhir de Perla, detalle

 FIG.2: Menhir de Perla, detalle

Otra evidencia de intervención humana sería el signo inscrito por debajo de la hendidura horizontal, hacia la derecha, cuyas medidas son 10x15 cms. (Fig. 3). No se observan la clásicas cazoletas en su cara visible, aunque aún no hemos podido observar la parte sobre la que descansa en el suelo.

 FIG.3: Menhir de Perla, detalle

 FIG.3: Menhir de Perla, detalle

Se trata, de momento, de un elemento aislado, a falta de determinar la existencia en La Atalaya –topónimo tantas veces asociado a los descubrimientos arqueológicos- de otras piezas o trabajos relacionados con la cultura megalítica, tarea que debería ocupar en breve a los profesionales interesados antes de que vuelva a crecer el matorral o se decida repoblar el área, que ya lo fue, por cierto, aunque sin resultados, tras el penúltimo incendio. En este monte es fácil descubrir evidencias de muy remotas actividades humanas, pues se conservan cercados, construcciones ganaderas derruidas casi por completo, un abancalamiento ya muy desdibujado (Fig. 4) y lanchas dispersas en las que ha intervenido la mano del hombre (Fig. 5).

FIG.4: Entorno del menhir. Restos de bancales en la ladera del monte de La AtalayaFig.5 Entorno del menhir. Lancha con incisiones

Fig.5 Entorno del menhir. Lancha con incisiones

Somos conscientes de que estos antiguos pobladores utilizaron en las inmediaciones monolitos verticales como elementos sustentantes en cobertizos de planta esférica o abiertos hacia un lateral (Figs. 6-7-8), los cuales pueden ser confundidos con menhires, si es que no son menhires reutilizados, pero en el caso que nos ocupa aparece completamente exento de construcción alguna.

FIG.6: Monolito con anterior función sustentante, junto a la carretera Cc-32.1                               FIG.7: Monolito con anterior función sustentante, junto al chajurdón de la Majada de la Nava

FIG.8: Monolitos con función sustentante, Los Pajares, Santibáñez el Alto

FIG.8: Monolitos con función sustentante, Los Pajares, Santibáñez el Alto

De confirmase nuestra sospecha, esta sería la primera evidencia de poblamiento prehistórico en el término de Acebo. Tampoco abunda, que sepamos, la localización de construcciones megalíticas, propias del Calcolítico, en el conjunto de la Sierra de Gata: si acaso el dolmen catalogado por José Ramón Mélida en 1924 en Valverde del Fresno pero ya desaparecido, el que dio a conocer Almagro en 1979 en Hernán Pérez, más ciertos materiales detectados en Villamiel y Villasbuenas por García Figuerola en 1985. En las proximidades de la comarca destacan los conjuntos megalíticos de la dehesa boyal de Montehermoso y de Reguengos de Monsaraz, este último en Portugal, y sendos dólmenes hallados en Portezuelo y Pinofranqueado (1).

El menhir de Perla se halla en zona de dominio público. Como ya hemos indicado, lo idóneo sería explorarla con detenimiento en busca de otros vestigios ligados a esta cultura y, en tal caso, señalizar los elementos y trazar una ruta para caminantes, pues la zona es de muy complicado acceso. Si no fuera así, el menhir podría ser trasladado a la población y colocado en vertical en un espacio público. No somos muy partidarios de desplazar este tipo de restos por el peligro de descontextualización que se corre, pero al menos se le protegería de posibles incidencias, y es que, como nos contaba un arqueólogo que ha trabajado por la Sierra, “las piedras tienen patas”.

 II.2. El primer convento de Santiago

A finales del siglo XV se fundó a los pies del cerro de Moncalvo, a media legua de Acebo, en el lugar hoy conocido como las Siete Fuentes, el entonces denominado monasterio de las Dueñas o de Santiago, ocupado por monjas de la Orden Tercera de San Francisco, santo al que algunas crónicas sitúan a comienzos del siglo XIII recorriendo la Sierra de Gata en busca de emplazamientos idóneos (aislados y con agua) para sus fundaciones. Antes que el de Acebo se erigieron cenobios y eremitorios en Robledillo, Descargamaría, Torrecilla, San Martín de Trevejo y Hoyos. Hay noticias de 1517 del discurrir de las monjas de Moncalvo, ya por entonces muy reacias a habitar en lugar tan apartado; en consecuencia, el monasterio será habitado por frailes de la misma orden a partir de 1528. Cuando fueron relevados por frailes observantes en 1587, las instalaciones estaban ya muy deterioradas, por lo que se decidió ocho años después el traslado a una nueva edificación levantada en las inmediaciones de Acebo con el apoyo del concejo y del vecindario. Durante los dos siglos siguientes desempeñó el convento un papel importante en la vida cultural y religiosa de la población, pero a comienzos del XIX apenas tenía ya frailes, terminando por desaparecer con las primeras medidas desamortizadoras del Trienio Liberal en 1821. De la arquitectura de este segundo cenobio no queda prácticamente nada, menos aún que del primero, pero algunos de sus retablos y esculturas aún pueden verse hoy en la iglesia parroquial (2).

Las ruinas del monasterio primitivo fueron redescubiertas a finales del siglo pasado, pero los intentos del concejal socialista Vicente Calderita de rescatar uno de sus emblemas desembocó en un ruidoso pleito con la propiedad y en la ocultación del escudo en cuestión. Jesús Carlos Rodríguez publicó las primeras fotografías de tales ruinas en 2012 y estudió la trayectoria del convento hasta su extinción; recientemente ha demandado a los responsables de Patrimonio su preservación ante el proyecto urbanístico al que luego haremos referencia.

FIG.9: Arco escarzano del convento de Santiago, en el cerro de Moncalvo
FIG.10: Arco de medio punto del convento de Santiago

FIG.11: Arranque de arco del convento de Santiago

FIG.11: Arranque de arco del convento de Santiago

De este pequeño pero hermoso monasterio de Moncalvo permanecen los restos de lo que tuvo que ser el templo, con sus tres pórticos: uno en la parte frontal con un dintel que se abocina hacia el interior creando un arco escarzano (Fig. 9), un segundo pórtico en uno de los laterales con un arco de medio punto completo (Fig. 10), y un tercero en el muro opuesto al primero y del que sólo se conserva uno de los dos arranques del arco, hasta la imposta (Fig. 11). Los arcos están fabricados con sillares, y los muros que se mantienen en pie con sillarejo y piedra granítica natural. Esparcidos por el suelo hay más sillares y dovelas, pero está claro que faltan materiales constructivos, casi con seguridad reutilizados en los cercados y cobertizos de los alrededores. La vegetación, tan abundante, que confiere a estas ruinas un toque pintoresco propio de las pinturas del Romanticismo, es también su mayor enemigo. Algunas de las dovelas del arco de medio punto están ligeramente desplazadas hacia el intradós, y los muros muy amenazados por los troncos de los árboles que han crecido entre sus bloques.

FIG.12: Encauzamiento del arroyo que discurre junto al convento de Santiago

FIG.12: Encauzamiento del arroyo que discurre junto al convento de Santiago

Su mayor activo es, de hecho, su ubicación, en un frondoso enclave de castaños y robles, que es la auténtica vegetación autóctona de la Sierra, milagrosamente salvado del incendio de 2015. Se halla junto al arroyo que hubo de regar sus huertas, encauzado con medianos e irregulares bloques pétreos, posiblemente obra también de los habitantes del monasterio (Fig. 12), y está rodeado de muros concéntricos a modo de cercas, en ciertas partes con el grosor propio de una muralla. En las inmediaciones se hallan elementos que pudieron ser coetáneos: un estanque, un canal, un sencillo puente formado por cuatro grandes lanchas (recientemente deformado), una tenada parcialmente cubierta y dos bujardas o chajurdones bien conservados, uno de ellos con su propia era enlosada, aunque lo normal es que no se aprecie por el crecimiento del matorral.

Se precisa con urgencia de intervenciones tendentes a consolidar estas ruinas; y no creemos que sea mucho pedir, a la vista de la magnitud de las inversiones para costear las obras que los actuales propietarios del terreno están haciendo justo al lado, que se restaurase el edificio principal en lo posible. Las obras las ejecuta la fundación Phi con la ayuda de una subvención del gobierno autónomo aplicada al Fondo Europeo de Desarrollo Regional, bajo la denominación Proyecto Las Siete Fuentes. Comprenden dos partes: en la primera habrá cuatro edificaciones destinadas a escuela de yoga vedanta y meditación, sede de la fundación, sala de meditación y alojamientos para el personal de la fundación y visitantes; en la segunda, una explotación turística. Todas las edificaciones se conciben bioclimáticas y autosuficientes y quedarían mimetizadas con el entorno. La fundación asegura apostar por un modelo de turismo sostenible que incorporaría actividades de agricultura ecológica, senderismo, itinerarios para la puesta en valor de la riqueza natural y patrimonial de la zona, etc. En su página web, los responsables del proyecto reafirman su compromiso con el desarrollo de la comarca e incluso han puesto en práctica iniciativas para paliar los efectos del último incendio forestal. 

En lo que concierne a nuestros planteamientos, los promotores aseguran que respetarán y conservarán las muestras de arquitectura vernácula presentes en el recinto. Como decíamos, los restos del convento están comprendidos en él y entre las actuaciones que prevé el proyecto está “la recuperación y conservación de las antiguas ruinas arqueológicas: monasterio, zahurdones, era, aljibe, etc.” (3). Este extremo nos lo ha confirmado verbalmente la directora de las obras, Enma Martínez; pero en el momento de entregar este trabajo aún no habíamos recibido el detalle de las actuaciones relativas a los restos del convento, solicitadas por escrito a la fundación. Si los propósitos finalmente se cumplen y el convento luce dentro de unos años restaurado y accesible a la ciudadanía, y además en el entorno de unas instalaciones respetuosas con el ecosistema y con sus responsables dispuestos a promover la puesta en valor de los recursos patrimoniales de la comarca, tal y como aseguran ahora, podremos hablar entonces de una actuación ejemplar.

IMÁGENES

FIG.1: Menhir de Perla, en la ladera del monte de La Atalaya

FIG.2: Menhir de Perla, detalle

FIG.3: Menhir de Perla, detalle

FIG.4: Entorno del menhir. Restos de bancales en la ladera del monte de La Atalaya

FIG.5: Entorno del menhir. Lancha con incisiones

FIG.6: Monolito con anterior función sustentante, junto a la carretera Cc-32.1

FIG.7: Monolito con anterior función sustentante, junto al chajurdón de la Majada de la Nava

FIG.8: Monolitos con función sustentante, Los Pajares, Santibáñez el Alto

        II.2. El primer convento de Santiago 

FIG.9: Arco escarzano del convento de Santiago, en el cerro de Moncalvo

FIG.10: Arco de medio punto del convento de Santiago

FIG.11: Arranque de arco del convento de Santiago

FIG.12: Encauzamiento del arroyo que discurre junto al convento de Santiago

NOTAS

(1): MÉLIDA, J.R. Catálogo monumental de España. Provincia de Cáceres (1914-1916), Madrid, 1924, p. 10; ALMAGRO GORBEA, M. y HERNÁNDEZ, F. “La necrópolis de Hernán Pérez (Cáceres)”, en VV.AA. Estudios dedicados a Carlos Callejo Serrano, Cáceres, 1979, pp. 53-65; GARCÍA FIGUEROLA, M. Guía arqueológica de la Sierra de Gata, Cáceres, 1985, cit. en BUENO RAMÍREZ, P., BARROSO BERMEJO, R. y DE BALBÍN BEHRMANN, R. “Construcciones megalíticas avanzadas de la cuenca interior del Tajo. El núcleo cacereño”, SPAL. Revista de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, 13, 2004, pp. 83-112. También puede consultarse la web, provista de un excelente aparato gráfico: http://www.celtiberia.net/es/poblamientos/?id=586.

(2): GARCÍA MOGOLLÓN, F.J. Acebo. Patrimonio histórico-artístico de una localidad de la cacereña Sierra de Gata, Cáceres, 2000, pp. 102-103; RODRÍGUEZ ARROYO, J.C. “Convento de Santiago del Azevo (Cáceres)”, Cauriensia, VII, 2012, pp. 433-449.

(3): Una síntesis del proyecto puede consultarse en la dirección: http://fundacionphi.org/public/actividades/descargas/Info%20Las%20Siete%20Fuentes%2008072013.pdf. El 2 de octubre de 2016 se dio a conocer el proyecto a la prensa: http://www.hoy.es/prov-caceres/201610/01/empiezan-construir-gata-campus 20161001204529.html

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Arqueología Histórica (cap. II)