viernes. 29.03.2024
VARIAS ASOCIACIONES UNEN EN ACEBO PARA COLABORAR EN LA CREACIÓN DE UN BOTÁNICO

Un bosque comestible para el unicornio

Una iniciativa ciudadana ayuda a recuperar una finca productiva en Acebo. Su propietaria, Susana Funes, va a crear un jardín botánico de plantas medicinales y una plantación de árboles alimenticios. Ella  no verá sus frutos pero devolverá a la tierra parte de su energía. Su finca fue arrasada por el incendio del pasado verano

Hogar de Susana Funes en Acebo
Hogar de Susana Funes en Acebo

Quién le iba a decir a Juana Gallego que su huerta iba a ser parte del nuevo modelo forestal y ganadero que la Universidad de Extremadura quiere para la Sierra de Gata. El pasado verano, lo que en su día fue La Huerta de Juana, junto a los Egidos, y hoy es la finca de Susana fue arrasada por las llamas. Diez años de trabajo derretidos por el fuego, un proyecto vital de dos lustros fundido en 72 horas. 

La madrileña Susana Funes llegó para quedarse en Acebo hace diez años y todo lo perdió el pasado agosto. Este año hubieran sido más de 9.000 kilos los que la madrileña hubiera recogido de sus 360 frutales. “Han quedado pocos, los hemos podado y ahora debemos esperar a ver qué ocurre”. 

Cuando llegó a esta pequeña finca en las faldas del monte Jálama, había unos maltratados y abandonados árboles y una tierra yerma de tanto como había sido curada. Diez años de trabajo lograrón convertir este secarral en un vergel que ahora se ha perdido 

El día 23 de abril, miembros de la Red de Ayuda y Mutuo Apoyo (RAMA), la ecologista Arba, Círculos de la Alegría, Shamagim y Fernando Pulido, profesor de la Universidad de Extremadura y consultor de la Junta en los trabajos de recuperación del área quemada, trabajarán en la finca de Susana para iniciar lo que en varias décadas será un frondoso bosque comestible. “Yo sé que no voy a ver lo que ahora vamos a plantar; cómo voy a disfrutar de los piñones que de un piñonero que ahora mide 20 centímetros?”, reflexiona Susana. Pero “yo lo que quiero es paz y tranquilidad y creo que es mi obligación sanar la parte que me corresponde de la tierra y me limito a hacerlo lo mejor que sé”, declara Susana “Si yo me encuentro tres hectáreas de arena y, hoy por hoy, después del incendio apenas puedo pasar de lo frondoso que está, eso para mí es mucho”, añade.

El bosque comestible ha sido idea del profesor Fernando Pulido empeñado en reincorporar al monte su uso productivo, siempre, claro está, desde una perspectiva de sostenibilidad. Las redes sociales han estado en el origen de esta iniciativa ciudadana. Tras el incendio de agosto, la asociación Shamagim creó la página Acebo Zona Cero y fue allí donde se conocieron sus promotores, Susana y Fernando. 

En colaboración con los miembros de Shamagim --lugar mágico con agua donde habita el unicornio--, Susana elaboró un proyecto de reforestación que presentaron a la Junta. Así, en los viveros de La Moheda de Gata, conocieron a otro de los mosqueteros implicados en este proyecto, Alvaro Tejerina presidente a la sazón de la asociación ecologista ARBA. 

Para Susana, Tejerina “es un hombre que ama profundamente la tierra y tiene un hondo conocimiento de las plantas, con una cultura sobre lo que se ve y lo que no sé ve”. “Tiene una sensibilidad muy especial sobre el subsuelo, el sustrato que para él es tan importante”. “Es una persona pragmática y tremendamente didáctica que alucina con mi fortaleza”.

La madrileña Susana Funes estuvo seis meses sin luz y sin agua. En su pequeña finca, había dos casitas y una de ellas desapareció bajo las llamas y con ella los muebles familiares, los recuerdos de infancia. “Si lo he perdido habrá sido por algo”, dice la siempre positiva Susana. Aún a pesar de su optimismo confiesa que “si hubiera perdido mi casa, hubiera abandonado la Sierra”.  “Todo el rato he permanecido muy resiliente, me reía hasta de mi misma y ahora, gracias Fernando Pulido que es un “superempujón”, he vuelto a recuperar el optimismo”. “Con gente tan bonita a mi alrededor no podía dejarme caer”. 

Gracias a préstamos familiares y de sus amigos y a sus exiguos ahorros, esta bailarina y arquitecta paisajista convertida en agricultora ecológica ha podido ir reponiendo las placas solares, habilitar el pozo y limpiar las dos fuentes de la finca aunque aún queda por solucionar el problema del riego antes del próximo verano. 

El bosque comestible que comenzará a crearse este sábado incluirá madroños, endrinos, pinos piñoneros, castaños, avellanos, nogales, perales o rusco, planta cuyo brote se come cual espárrago y es “harto desconocido” como otras plantas con propiedades curativas que también incluirá este sueño. 

Existe un proyecto paralelo al botánico que consiste en difundir las propiedades de la acedera, el botón de venus, o "un montón de plantas con propiedades medicinales que nacen por todos sitios de Sierra de Gata", nos adelanta Susana. 

Miembros de las asociaciones Rama, Arba, Círculos de la Alegría y Shamagim han organizado una cita de trabajo voluntario en la finca de Susana para este sábado, día 23 de abril. Y, antes de despedirnos, Susana insiste “quiero dar muchísimas gracias a la asociación de madres y padres de Acebo porque nos han apoyado muchísimo, porque se han entusiasmado con la idea y porque los niños van a colaborar en la plantación del bosque comestible”. “He descubierto un AMPA que da gloria verla, ojalá todas las asociaciones escolares fueran iguales”, concluye. 

Villasbuenas de Gata y Hoyos

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Un bosque comestible para el unicornio