martes. 23.04.2024

La pasada semana pudo más la seguridad que la historia. El último alianto que se erguía en el atrio de la iglesia de Nuestra Señora del Buen Varón en Hoyos, fue talado. El ejemplar estaba enfermo desde hacía años y hace dos, motivos de seguridad aconsejaron una tala severa, que evitara la caída de ramas secas sobre automóviles y, sobre todo, viandantes. Todos pensaban que podía sanar, todos miraban atentos por si veían nacer nuevos brotes, pero todos sabían que esa curación seria un milagro.

Tras la última ciclogénesis explosiva, los últimos temporales de viento y fuertes lluvias, motivos de seguridad han aconsejado la tala desde su raíz.

¿Cómo enfermó el último árbol de los dioses? Hay quien cree que no pudo superar tanta lejía y productos tóxicos de limpieza utilizados para limpiar anualmente durante cinco días la iglesia. Son especulaciones, nada hay definitivo.

La tala del último árbol de los dioses no fue una corta cualquiera. Para llevarla a cabo se han necesitado permisos de Patrimonio --porque el atrio de la Iglesia está así catalogado--, informes de la Dirección General del Medio Ambiente y del SEPRONA. Todos fueron favorables ya que estaba en juego la seguridad de los vecinos y visitantes de la localidad serrana. “Su tala nos ha producido a todos una tristeza profunda --comenta Marcelo Hernández, alcalde de la localidad-- es como si a todos nos hubieran cortado una parte de nosotros, una parte importante de nuestros recuerdos”.

Para retirar el sobrio ejemplar de más de 22 metros de altura y con una edad calculada en 110 años, fue necesario un camión de los bomberos.

El alianto

El fruto de ailanto se dispersa de forma muy eficiente; manteniéndose muchas veces en al árbol cuando ha perdido ya toda la hoja, en espera de ráfagas de viento. En España, y otras muchas áreas como Australia, Estados Unidos o el sur de Europa, se ha convertido en una especie silvestre invasora por su rápido crecimiento y su capacidad para prosperar en cualquier lugar, formando densas arboledas en los márgenes de las carreteras.

Cae el último árbol de los dioses en el atrio de Hoyos