miércoles. 24.04.2024
CRÓNICAS DESDE EL INCENDIO

Encuentro con Guillermo Fernández Vara

La periodista Beatriz Calvo ha tenido la oportunidad de hablar con el presidente del Gobierno regional durante la visita que éste realizó a la Sierra el pasado domingo, día 15 de agosto, acompañado del secretario general de los socialistas, Pedro Sanchez. En este artículo nos cuenta el resultado de ese primer encuentro que apunto a que será sucedido por nuevas reuniones 

El presidente Fernández Vara en Perales del Puerto el pasado sábado
El presidente Fernández Vara en Perales del Puerto el pasado sábado, 8 de agosto. ARCHIVO

El incendió de la Sierra sigue sacando lo mejor de todos nosotros, la gran dificultad es mantener esas buenas intenciones que a todos nos nacen ante el dolor intenso, como el de perder por el fuego casas, animales, tierras y un paisaje amado.

El presidente Guillermo Fernández Vara acudió el domingo a las piscinas de Jevero , en Acebo, junto al Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez a conocer en primera persona el sentir de la gente, el sentir de la tierra. Y sus buenas intenciones de apertura a las reclamaciones y peticiones que distintos miembros de la recién creada Plataforma por la Sierra de Gata le hicieron son las que me llevan a escribir esta breve crónica, para recordarnos a todos esa verdad popular de que el infierno está lleno de buenas intenciones. Y todo incendio es un infierno que se enciende por la ausencia del buen hacer desde los estamentos políticos e institucionales, sociales, culturales y finalmente personales.

En un  momento en que Vara estaba hablando con una de la mujeres del pueblo que sostenía una pancarta pidiendo ayudas reales y no limosnas tuve la oportunidad de sintetizarle lo que desde la Plataforma y a titulo personal,  por el trabajo de investigación que durante años hice dentro de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente estudiando las causas estructurales de la desaparición de la Cultura rural, son las causas y las oportunidades que este terrible incendio nos presenta. 

Le insistí en la necesidad de afrontar las dos causas principales del incendio, la despoblación terrible que el campo sufre, con la pérdida de una cultura que era la única que sabía gestionar el territorio de forma sostenible. Ya no hay transmisión de esa cultura y ya no hay gente que se quede en el campo, amando limpiar su huerta, cultivando el olivar, pastoreando su ganadería por los bosques comunales mientras limpian, diseminan semillas, fertilizan, cuidando como antaño los bienes comunales. Necesitamos un gobierno fuerte capaz de cambiar las leyes que asfixian a la economía rural, dificultando cualquier iniciativa empresarial que permite fijar población en el territorio. Competencias desleales con monopolios forestales, precios irrisorios de los productos que no compensan los jornales que la tierra necesita para dar sus frutos…

De la segunda causa le recordé una verdad incómoda como diría Al Gore, el cambio climático ha llegado para quedarse y el incendio puede ser la oportunidad de diseñar un plan de gestión forestal y comarcal que tenga en cuenta esa terrible realidad que amenaza con convertir a España en un desierto. Le comenté que estábamos intentando reunir un comité de expertos que estaban estudiando las fórmulas necesarias para evitar la erosión que desertificaría aún más el territorio contaminando los ríos, y diseñando una líneas maestras de cómo podríamos hacer del problema una oportunidad de gestión verdaderamente sostenible. Le di mi tarjeta de la Fundación para que me escribiera con sus datos y poderle hacer llegar en una reunión el documento que se elaborase y aceptó con muy buen talante.

Pedro Sánchez se acercó interesado por la conversación y le resumí lo que nosotros veíamos desde el territorio que habitamos y prometió al igual que Vara una reunión la semana entrante, le dí la tarjeta de la Fundación que representa a un hombre que dio la vida por la naturaleza, un ejemplo de visión amplia y profunda de la ecología implicada en los procesos ecosistémicos y la íntima relación entre el Hombre y la Tierra y marché sin saber si sus intenciones de contar con nosotros serían reales o como tantas veces nos han acostumbrado los políticos, simplemente había sido una buena oportunidad para ellos de quedar a bien con el pueblo.

A las seis horas ya tenía un mensaje de Guillermo Fernández Vara en mi teléfono cumpliendo su palabra de enviarme sus datos de contacto. Y esta fue más o menos mi respuesta:

“Gracias por su pronta respuesta: le confirmo que estamos elaborando el documento borrador de un plan de gestión que tenga en cuenta las características de la Sierra y sus circunstancias ecológicas, sociales y económicas. Contamos con gente de la Universidad, el asesoramiento de las principales organizaciones ecologistas y la sabiduría de un pueblo cuya piel son la corteza de los árboles. Doy gracias por su apertura a escuchar nuestras voces diversas, pero unidas por una oportunidad de empezar de nuevo teniendo en cuenta los últimos conocimientos biológicos, ecológicos, climáticos para edificar sistemas que permitan generar riqueza social, económica y política y recuperar esa denostada cultura rural sin la que no podemos vivir. Le escribiré informándole del proceso para solicitar una reunión en la que presentarle un borrador con las líneas maestras. Un saludo afectuoso.”

Respuesta: “Cuando tengáis el documento nos vemos sin duda, Entre todos tenemos que encontrar las respuestas. Un saludo afectuoso.”

El documento mencionado se está elaborando por distintas personas, desde distintos lugares, es un reto aunar todas las voces. Para algunos el principal problema es la erosión y están haciendo sus investigaciones acerca de si vender la madera para dar un poco de beneficio económico al que lo ha perdido todo, está por encima del bien general y común de evitar la degradación del suelo fértil, pues si retiramos ya los árboles se puede precipitar la erosión. Otros están haciendo consultas a cabreros de toda la vida sobre cómo se gestionaba el suelo de pizarra, cómo el de granito: dinamizando ideas de cómo recuperar el oficio de pastores, cómo recuperar los pastos comunales, iniciativas legales que devolverían los territorios gestionados por el Estado a los municipios, medidas legales que permitan la implantación de pequeñas cooperativas, viveros forestales, fijar población, construir territorio.  

Hay ingenieros forestales ofreciendo su trabajo gratuitamente, propietarios de fincas que están implementando medidas exitosas de rotación de cultivos, de abonos verdes, ganaderos, cabreros, gente de universidad. Estamos buscando las líneas maestras que hemos de dibujar entre todos los estratos que hacen el suelo fértil de una comunidad. Hemos pedido ayuda a Yayo Herrero de Ecologistas en Acción, Odile Rodríguez de la Fuente, Joaquín Araujo, Charo Labrador, Juan Carlos del Olmo de Adena y muchos más para que nos ayuden a pensar con profundidad, con elevación, con resiliencia, con astucia y la mansedumbre capaz de incorporar la voz de todos. 

¿Seremos capaces de trasladar nuestras buenas intenciones a hechos, a actos? Sólo el Cielo lo sabe. Esto es una carreta de fondo, y David con una sola piedra bien dada derribó al terrible Goliat, en este caso el cambio climático generado por la codicia del hombre contemporáneo que desde su egoísmo ha desestabilizado el planeta tierra, único lugar que tenemos para existir. Afinemos la pequeña honda que cada uno tenemos y desde nuestros respectivos ámbitos de actuación lanzémosla con fuerza convirtiendo nuestras buenas intenciones en una tierra apta para la vida.

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Encuentro con Guillermo Fernández Vara