Taraxacón, amargón, cardeña, taráxaco, dente de leao o frango, son algunos de los nombres con los que se conoce a esta hierba vivaz, que florece casi todo el año a partir del otoño, en lugares incultos, sobre cespedes y praderas de toda la península.
Sus hojas a ras de suelo, son dentadas y con segmentos profundos, semejantes a los dientes de un león. Sus flores de color amarillo intenso, en forma de láminas, se agrupan en capítulos terminales.
Sus frutos aquenios provistos de un vilano, cuando están maduros forman una estructura globosa que se deshace con el viento, volando en busca de un lugar donde posar su simiente.
Posee una gruesa raíz que al cortarla arroja leche blanca como la higuera, se trata de un látex de sabor amargo que contiene caucho y sirve a la planta como reserva de diversas sustancias.
Tanto las hojas como las flores se pueden consumir en ensalada de plantas silvestres.
Virtudes
Toda la planta está compuesta por inosita, asparagina, levulosa, principios amargos, saponina, tirosinasa, etc...
Su raíz contiene caucho, lacturecerol, inosita y azucares reducidos.
Como virtud general se le reconoce la de purificar la sangre y la aperitiva, sobre todo cuando se toma la planta fresca a modo de ensalada, con efecto aperitivo y aporte de múltiples vitaminas.
Las propiedades diuréticas de esta planta son sobradamente conocidas, pues era denominada "erba urinaria", para ello lo mejor es prepararla en infusión, añadiendo a un litro de agua hirviendo, unos 25 gramos de hojas, flores y raíces de diente de león, tomando un vaso antes de las comidas.
Esta infusión también puede utilizarse contra afecciones de cirrosis, cálculos biliares e ictericia, pero su principal virtud es la depurativa de la sangre.
Los botones de las cabezuelas florales, antes de abrirse las flores, se preparan encurtidas en vinagre y sal, para consumirlas como alcaparras.
La raíz desecada y tostada, puede emplearse como sustituto del café o para mezclarla con él, en países como Argentina se popularizó su uso.
