viernes. 29.03.2024

La nuestra palra, d´entangibri a desapartá

Insisto, porque ya lo he dicho en otros momentos, que el Proyecto Parque Cultural de Sierra de Gata en ambicioso y, al menos, está consiguiendo, como primer paso, que hablemos de él aquellos a los que la información nos ha llegado. Luego queda por ver si envejece como el buen vino, ese es nuestro deseo, o se disipa y avinagra con el paso del tiempo.

Como otros escritores de opinión de este medio de comunicación, manifiesto mi primera preocupación por la capacidad para hacer llegar el contenido del proyecto a otros frentes de opinión y al resto de la población serragatina. Para recoger de todos los ciudadanos y ciudadanas sus opiniones, pero sobre todo para hacerlos participes de una idea que les corresponde interiorizar y desarrollar como  protagonistas  principales del proyecto.

Pueblo a pueblo, Ayuntamiento a Ayuntamiento, calle a calle, se debe difundir un tema tan importante, pues uno de los elementos fundamentales a conseguir, en el ecoturismo rural de Sierra de Gata, es la suficiente complicidad vecinal. La interiorización de la totalidad de la población hasta conseguir convencernos de la bonanza económica de esta industrial turística para el desarrollo futuro de Sierra de Gata y, porqué no, dotar a los industriales, restauradores y hosteleros de las suficientes herramientas y formación para el buen servicio y el equilibrio calidad-precio, que elimine la sensación intangible, en algunos casos, de “pesadilla en la cocina”.

Muchos pueblos serragatinos viven con dolor la afluencia de turismo rural, tanto el exógeno como el endógeno, deseando que termine cuanto antes el verano, la Semana Santa o la Navidad. Ven los proyectos que se asientan en nuestras serranías como invasores del campo, incapaces de integrarse en la vecindad autóctona. Hay que ayudar a los Ayuntamientos para que no se destruya el patrimonio arquitectónico que representan nuestras iglesias parroquiales y ermitas, las fachadas de piedra o adobe de las casas que conforman el conjunto arquitectónico del propio pueblo, los molinos de aceite, los corrales de cabras, los chajurdones o las minicentrales hidroeléctricas, por poner algunos ejemplos.

Pero no era eso de lo que venía yo a hablaros hoy, sino que más bien quería  comentaros algunas notas sobre los elementos intangibles de la cultura: el habla, las fiestas, nuestras relaciones rayanas con Portugal y con las comarcas vecinas y los personajes que aportaron de alguna manera su esfuerzo cultural a Sierra de Gata.

Es el primer borrador que llega a mis manos e, independientemente o adelantándome a los resultados de los Dafo, paso a comentar algunas cosas que me chocan, no con la pretensión de convencer sino la de ser un analista más del proyecto teórico de Parque Cultural de Sierra de Gata.

Lo primero que me encuentro es un trabajo ficha, muy interesante sobre este Bien de Interés Cultural que es “A Fala”, de cuya conservación me siento orgulloso. Con algunos de sus falantes tuve la suerte de compartir estudios en Coria, allá por los años 70 del pasado siglo y, así mismo en las muchas visitas que he realizado y realizo a estos pueblos de As Ellas, Valverdi du Fresnu y  Sa Martín de Trevellu. Compartimos por lo tanto ese deseo de recuperar nuestras lenguas.

Y es en este deseo compartido cuando caemos en la cuenta que no hay ni la más mínima mención a la palra asturleonesa y a su posible mezcla con las lenguas autóctonas, si es que en realidad sufrimos una repoblación, como se dice, y no un poblamiento. Recuperarla, para su estudio y uso oral y escrito, como forma de habla propia también de los pueblos de Sierra de Gata, y, con sus matices característicos,  de las vecinas Tierras de Coria, Las Hurdes, El Rebollar, El Valle del Jerte, la Vera y del resto de la Extremadura Asturleonesa, antiguo reino de León. Da gusto ver, a pocos kilómetros de la nuestra Sierra, como la defienden los serraillanos y los chinatos, como se deleitan los caurienses con su deje y ese alargar la vocal final o los cilleranos con su “r”…

Si muchos extremeños no entendemos como no se ha aplicado algún tipo de protección y se han iniciado procesos de recuperación, por las autoridades nacionales y autonómicas, de una lengua que esta situada por la UNESCO en peligro de desaparición,  mucho menos podemos dejar pasar por alto este descuido por parte de las autoridades provinciales, comarcales y locales.

No sirve la disculpa de que es una lengua en decadencia, ya que esto debe ser más un acicate que un hándicap para su estudio y promoción. Todos tenemos en mente los territorios históricos que han hecho que sus lenguas minoritarias, cuasi perdidas, sean habladas actualmente por un gran número de sus habitantes actuales. Llevándolas como símbolo y orgullo de sus comunidades.

Por otra parte, si se ha discutido y desechado la posibilidad de su inclusión como lengua materna, alguien debería dar cuenta del tal desprecio y despropósito por esta rendición incondicional de la nuestra palra al avance del castellano.

Paji cumu si mos diera belgüenza dela nuestra palra. Luque pa otrus es un ergullu i an espechau escuelas, velequí, pa aprender ató el que quiera, sacandu chispas delas pieras paí, pu pa musotrus es cumu un bichornu. Quandu dalgunus luzin cun´ergullu la su chapela musotrus amochamus las nuestras boinas paque nu mus chamin paletus. Quandu dalgunus jazin deportis de cortal maera, musotrus mus escupimus las manus i mus cagamus entó las cosas. Quandu dalgunus jazin cantaris i bailis antigus dezimus, cun respetu: ¡ca!, qué guapu es´essu, i delus cantaris i lus bailis nuestrus que sostribansi de antigüisimu, veleí, pu mos reímus.

“Es el estremeñu (Artuestremeñu) una modalidad lingüística hablada en Sierra de Gata y en todo el noroeste de Extremadura y una parte del sur de Salamanca, con un desarrollo que lleva a incluirla dentro del diasistema lingüístico asturleonés (ya desde autores como Menéndez Pidal, Manuel Alvar, Emilio Alarcos Llorach, etc) junto con el cántabro (o montañés), el mirandés y las diversas formas de asturiano o leonés, que incluye entre sus peculiaridades algunos rasgos propios o comunes, con las formas meridionales de castellano al lado de los rasgos asturleoneses.  

Está clasificado dentro de las lenguas de España por organizaciones internacionales (posee de hecho su propio código SIL de tres letras ext, y el mismo en la norma ISO 639-33) y algunas nacionales (como la PROEL), a pesar de no ser oficial en las comunidades donde se hallan las zonas donde está enclavado. En algunos casos es tenido por un dialecto del idioma asturleonés. De hecho aparece como un dialecto del asturleonés en el nuevo Atlas de Lenguas en Peligro en el Mundo de la UNESCO de 2009”. (1)

Si aceptamos que Sierra de Gata es, junto con la zona norte de Cáceres y la zona sur de Salamanca, cuna de esta forma de palrar, debe ser la Mancomunidad Sierra de Gata la que tome la iniciativa de su estudio, recuperación, enseñanza y promoción . Si entendemos que podemos encontrar rasgos comunes hablados y escritos por toda la provincia de Cáceres y toda la provincia de Badajoz, deberían unirse a este empeño las Diputaciones Provinciales de Cáceres y Badajoz y si, estas dos provincias, como parece, forman un lugar propio e histórico denominado Comunidad de Extremadura, corresponde también al gobierno autonómico, y a su Parlamento, tomar cartas en el asunto, apoyando su recuperación, y normalizando su uso gramatical en el apoyo a las organizaciones existentes empeñadas en tan loable intento.

La Constitución Española de 1978 garantiza que “la riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección” y esto es desarrollado por la Ley Orgánica 1/1983, de 25 de febrero, del Estatuto de Autonomía de Extremadura: “investigación, difusión, conocimiento y desarrollo de los valores históricos del pueblo extremeño en toda su variedad y riqueza”. La Carta Europea de Lenguas Regionales o Minoritarias establece una serie de medidas encaminadas a promover el uso de las lenguas minoritarias en la vida pública.

“Los estremeñus estamus perdiendu el espíritu dela dehesa, respirando del airi descoloríu dela globalización, andi ya no semus frutu dela estoria, del ambienti, dela naturaleza daquí, si no hilinus grisis duna redi tecia mu largu. Assinque no entendemos ni los canchus aburacaus, ni las calças, ni los molinus, ni las casas de piera, ni la lengua delos nuestros avuelus, porque lus queamus aburríus. Las çarças devoran las palabras conas que llamamos las toças, las ombreras, las taramas, las bollagas, los picapecis, las pegas, los honchis i los cascabullus (…). El estremeñu se deslei, s´insuelvi, i la moorra dela duelmi gris vai emboeciendu i agalvanandu al caraiti, sin pensal, a pocu a pocu, ata desaparesel-si (…). Namás rezetamus una cosa: volvel a escuchal el ritmo dela dehesa i sentil delos nuestrus avuelus las palabras conas que mientan la ralidá, por si poemus encontral otra ves el nuestru sitiu”. (2).

1.- “Luenga Estremeña”. Güiquipeya.

2.- “El Espíritu de la dehesa”. Ismael Carmona García. Presidente del “Órgano de Seguimiento y Coordinación del Extremeño y su Cultura”. Filólogo, profesor de latín y griego e investigador y defensor del estremeñu: el habla popular y tradicional de Extremadura. Trugillu, 16 de mayu de 2013. Pescueza. Agosto 2013.

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