sábado. 20.04.2024

Discurso ante la Comisión de Educación y Cultura del Parlamento de Extremadura ( y II)

Entre las principales causas de la merma del número de hablantes del extremeño, del portugués rayano y del xalimegu citamos la aculturación, la emigración y el secular complejo de los extremeños

En todas las lenguas deben ustedes saber que el grado de conservación es inversamente proporcional al grado de alfabetización de los hablantes, es decir, cuanto más condicionado han estado por la escuela netamente en castellano, tanto menos es la conservación de la lengua materna, viéndose en la actualidad relegada a una población rural y envejecida, exceptuando las hablas del Xálima, que aún tiene vigor en las generaciones más jóvenes, aunque bastante castellanizadas.

Es evidente que si la escuela ha despojado de lenguas vernáculas a Extremadura ante la pasividad de los responsables de su conservación, otro tanto ocurrió con la literatura, tradiciones y costumbres milenarias que vinculadas a esa cultura oral habían sobrevivido hasta hace pocas décadas, pero tratar este aspecto sería excederme de lo exigido hoy aquí.

Entre las principales causas de la merma del número de hablantes del extremeño, del portugués rayano y del xalimegu citamos la aculturación, la emigración y el secular complejo de los extremeños.

Han de saber ustedes que la aculturación en Extremadura durante el último siglo, y lo que llevamos de este, lejos de traernos una cultura abierta y plural en un marco de fraternidad y compartición, trajo el rechazo por lo propio, el olvido y el desprecio de precisamente aquello que nos hace extremeños, entre lo cual, se encuentran, evidentemente nuestras lenguas vernáculas.

Los cauces a través de los que se ha producido esta aculturación los encontramos en la escuela y en los medios de comunicación, que se han encargado, sin moderación, de infravalorar y desprestigiar la realidad más inmediata de Extremadura, que lo es el ámbito rural.

Resulta francamente incomprensible, que en una tierra tradicionalmente plurilingüe como lo es Extremadura, se aprendan en pleno siglo XXI idiomas y culturas ajenas a la nuestra, no ya en sana competición de horario lectivo, sino en vergonzosa derrota, pues ni siquiera se le brindó la oportunidad a la cultura extremeña de contar con una asignatura propia, si no que de manera transversal repartida aquí y allá, dependiendo la mayor parte de las veces de la buena voluntad del profesor, se refería en Conocimiento del Medio o en Lengua Castellana.

Viendo que culturas foráneas se asientan en nuestros curricula escolares sin dificultad para enriquecerlos y que lo que resulta más inmediato es obviado, mejor dicho, olvidado, entendemos por qué ni tan siquiera en la democracia se han dado atisbos de formación de un profesorado en cuestiones extremeñas y mucho menos de alfabetización en lenguas vernáculas, excepto con el portugués, siendo este, como antes dijimos, el padrão.

Si a esto añadimos, por vicisitudes históricas, la pérdida de la mitad de la población extremeña emigrada y que aún hoy, visto lo visto, seguimos emigrando, nos encontramos una sociedad mutilada en la transmisión de la cultura popular y de la continuidad de su lengua materna.

Estamos ante las primeras generaciones netamente castellanohablantes que son incapaces de comprender la lengua de sus abuelos y lo vemos como algo normal y natural. Sin embargo, no hay nada de natural en que el conocimiento transmitido de padres a hijos necesite de un diccionario, antes bien, nos compadecemos de las acciones del hombre que desprecia su herencia cultural un afán de homogenización lamentable y deplorable, porque está educado para apreciar lo de fuera y deshacerse de lo de dentro de manera intencionada.

Ante una situación de desintegración de la cultura tradicional extremeña tan precipitada, caben, no obstante, unas medidas oportunas bastante factibles.

Gracias a que la labor investigadora y recopiladora la venimos haciendo asociaciones culturales, investigadores particulares y universitarios, gran parte del patrimonio oral extremeño se encuentra recogido.

Además, se están estudiando propuestas ortográficas consensuadas desde A nosa fala y el OSCEC para el xalimegu y el estremeño respectivamente que podrá satisfacer las necesidades de escritura y divulgación es estas lenguas en breve tiempo. Así mismo los estudios dialectales y la documentación y elaboración de gramáticas siguen en proceso.

En estos aspectos más técnicos pertenecientes a la lingüística extremeña, afortunadamente, hay gran parte del trabajo hecho. A pesar de ello, urge el cumplimiento del artículo 9. 47 de nuestro Estatuto según el cual es competencia exclusiva de la Comunidad Autónoma de Extremadura la de ocuparse de la «Protección de las modalidades lingüísticas propias» y, en efecto, lo asegurado en el artículo 7.2, donde afirma que los poderes públicos regionales «Fomentarán los valores de los extremeños y el afianzamiento de su identidad a través de la investigación, desarrollo y difusión de los rasgos sociales, históricos, lingüísticos y culturales de Extremadura en toda su variedad y extensión, con especial atención al rico patrimonio de las formas tradicionales de la vida de los pueblos, en un marco irrenunciable de pleno desarrollo socioeconómico rural».

Viendo que lo que aquí exponemos no excede del cauce de lo legal, antes bien, reivindica el cumplimiento de esos artículos de nuestra ley como extremeños, es preciso que se establezcan los mecanismos necesarios dentro de un protocolo de actuación para que:

  • Queden reconocidas y protegidas por la ley extremeña de manera específica las lenguas vernáculas extremeñas, a saber, el estremeñu, el xalimegu y el portugués rayano en un régimen de cooficialidad y hermanamiento con el castellano.
  • Se garantice la enseñanza de dichas lenguas en el sistema educativo extremeño ligadas en todo momento al rico patrimonio cultural e histórico que tenemos a través de una asignatura de Cultura Extremeña.
  • Se incentive el uso de dichas lenguas fomentándolas dentro de la programación de los medios públicos de comunicación.

No es una deshonra y una vergüenza el tener una tierra políglota, antes bien, sería vergonzoso y deshonroso tolerar la pérdida de dicha riqueza y tener que dar explicaciones luego a nuestros nietos, estando en nuestra mano la salvaguarda de estos idiomas y en la vuestra los medios para que así sea.

Mutas gracias por escutal o ditu nesta sala. Muchas gracias por bel tomau atención delo palrau velaquí oi. Muinto obrigado por atendêri. Esperamos grandes mudanças.

Mérida, a 23 de marzo de 2015

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Discurso ante la Comisión de Educación y Cultura del Parlamento de Extremadura ( y II)