sábado. 20.04.2024

X Aniversario de Pino Marro

Parece que fue ayer y ya han pasado diez años. Fue en 2004 cuando un grupo de personas residentes en el pueblo y otras que vamos en vacaciones, decidimos recuperar la tradición del pino Marro. Ya hacía varios años que no se ponía el pino Marro en Descargamaría y parecía abocado a su desaparición. El recuerdo de cuando en aquellos fríos días de invierno, entre el turrón, los mazapanes y las aceitunas que había que recolectar, se iba a cortar el pino, se arrastraba ladera abajo cruzando el río y se ponía en La Vega, perduraba en la mente de todos como una huella indeleble. Difícil era olvidar a los mozos de chorizo recorriendo las calles del pueblo, cantando al amanecer la Alborada. Sus cánticos aún resonaban  en nuestros oídos como un reclamo para que aquellas letras no fueran apagadas por el silencio del tiempo. Hasta la imagen de san Julián, desde su peana en la iglesia, en el centro del retablo, parecía pedir que lo pusiesen de nuevo en sus andas y lo portasen los mozos para “andar” aquellas calles que tantas veces había “transitado” sobre sus hombros. Para que los mozos, con sus pañuelos portugueses en la cabeza, bailasen la bandera a los pies del santo y corriesen “el marro” en La Vega.

 Hacía ya varios años que no se ponía el pino y sentíamos con amargura que aquella tradición centenaria, que habíamos visto pasar de generación en generación, llevaba camino de que nuestros hijos no la conociesen.

Nosotros éramos, quisiéramos o no, los depositarios de un acerbo y una herencia cultural de siglos de tradición y en nuestras manos estaba que ese legado se transmitiese o no a la generación siguiente. El empeño no iba a ser fácil: el pueblo había sufrido la sangría de la emigración desde los años sesenta de manera continua y creciente; los jóvenes, que antaño templaban sus músculos en las duras tareas agrícolas, se habían hecho a los nuevos tiempos en ciudades industriales donde su trabajo estaba mejor recompensado y era más gratificante e incluso aquellos frondosos pinares que impedían ver el pueblo hasta que no llegabas a él, habían sido devorados por los incendios de los años ochenta y noventa. Las circunstancias habían cambiado trastocando las gentes y el paisaje pero el espíritu de la tradición pervivía aún en cada uno de nosotros,  imperturbable al cambio de los tiempos. Bastaba rememorar, como digo,  aquellos días de invierno en que se ponía el pino a la orilla del río, para que a nuestras gargantas acudiesen prestos los cantos de “la mozada”.

Movidos por ese afán de recuperar y mantener la tradición, conscientes de los cambios irreversibles que se habían producido, decidimos que el pino Marro se pusiese en el mes de agosto. Los calores del verano reemplazarían a los gélidos días de invierno pero la ausencia de la fuerza de los brazos que antaño lo levantaran y que habían tenido que ir a buscar su sustento lejos del pueblo, estarían de nuevo allí para levantar con brío y sangre renovada el pino Marro. 

Todavía recuerdo el rostro de sorpresa de la gente mayor, cuando el 5 de agosto de 2004, una tarde de tormenta en medio de aquel caluroso verano, nos congregamos en la plaza al son del tamboril para ir a cortar el pino a la Fuente de la Dehesa. En mi memoria guardo el recuerdo especial de mi padre, Joaquín, y de mis tíos, Lino y Alfonsín, fallecidos años después, tirando de la soga en el pinar y luego empujando bajo las tijeras y, retrotrayéndome en el tiempo, pervive en mi memoria la imagen de mi abuelo Alfonso, que ya mayor no faltó nunca a la cita en La Vega para ver poner el pino. De Felipe Cantero, que también nos dejó, dirigiendo y coordinando como capataz el levantamiento del pino, cuando parecía que ya no lo volvería a hacer más en su vida. Los rostros de los que estábamos aquella tarde allí, bañados en sudor y satisfacción, al ver como aquel pino de veintitrés metros de largo, se levantaba majestuoso en Las Erías. También guardo el recuerdo de los más jóvenes, de quienes nunca lo habían visto poner y, sólo de oídas o por videos antiguos, tenían noticia del pino Marro. Sus ojos de incredulidad ante la novedad de contemplar aquello que sólo sabían de oídas; su asombro al ver caer el pino bajo los dientes de la motosierra y el sonido del impacto en el suelo retumbando en el pinar; sus carreras entre risas tirando de la soga que les laceraba las manos en el arrastre pero sin transmitir un gesto de dolor; sus caras al ver como el pino se iba izando poco a poco hasta ganar verticalidad bajo la voz del capataz que coordinaba “las tijeras”.  Aquellos abuelos, padres, hijos y nietos, distintas generaciones que asistían por primera vez juntos, después de haber estado varios años el pino sin poder poner, al levantamiento del pino Marro. De nuevo, al amanecer, las canciones de la alborada inundaron de letras trovadoras las calles del pueblo. Llenando de notas románticas las gargantas y de entusiasmo el corazón de quienes las cantaba por primera vez;  de nostalgia y recuerdos que afloraban de nuevo, el alma de quien las oía después de tanto tiempo.  

 Durante estos nueve años, diez cumpliremos el 5 de agosto, han pasado muchas cosas en el pino Marro, tantas como en la vida misma. Entre las buenas, las malas no tienen cabida en los aniversarios, cabe mencionar: la constitución de la Asociación Cultural el Pino Marro en 2005. Surgió ésta con el ánimo y el objetivo, presente en todos y cada uno de sus socios, de mantener y consolidar la tradición, conservar los valores culturales y transmitirlos a las generaciones futuras. Teniendo por señas de identidad: la transparencia, la fraternidad y la hospitalidad, propia de nuestro patrón San Julián, de recibir a todos aquellos que quieran participar y compartir estos principios. Sin hacer distinción alguna por razones: políticas (por mucho que algunos se empeñen), religiosas (por pocos que también lo pretendan), ni de ningún credo o condición.

 Nuestro objetivo es y seguirá siendo hasta que lo consigamos que, algún día más pronto que tarde, nuestra tradición se vea reconocida como realmente se merece, como: Fiesta de Interés Turístico Regional. Motivos y razones para que sea reconocida sobran si se compara con otras tradiciones existentes en Extremadura que gozan de este reconocimiento. También cabe destacar de estos años la labor de recuperación de juegos antiguos como: el lanzamiento de barra, la rayuela o correr el marro. La recopilación de las canciones antiguas de La Mozada o de imágenes y fotografías antiguas que cada año se presentan en una exposición en el pueblo. En esta tarea, cabe hacer una mención especial a quien fue presidente de la Asociación durante este tiempo, mi hermano Alfonso, cuya labor a fecha de hoy todavía no ha sido suficientemente reconocida por todos. Pero lo que más nos llena de orgullo es haber sembrado en esa nueva generación, que algún día no muy lejano nos tomará el relevo, la semilla del fruto por el amor a la tierra de sus ancestros, que también es la suya, a través  del conocimiento y el respeto a sus tradiciones.  

También tenemos que reconocer que no siempre hemos acertado en todas las decisiones que hemos tomado. Que alguna vez nos hemos equivocado y que esto nos ha servido para rectificar y hacerlo mejor cada año. Al menos, esa siempre ha sido nuestra intención y voluntad, mejorar. Que hemos respetado siempre y seguiremos respetando, como los que más, la festividad de San Cayetano, el auténtico protagonista de nuestras fiestas en agosto. Que modestamente contribuimos, en la medida de nuestras posibilidades, con nuestro programa de actos a llenar de actividades unos días en verano, dedicando parte de nuestro tiempo de vacaciones a los demás. En los que queremos hacer participes a mayores y pequeños de nuestra cocina tradicional (ensalada de limones y migas), concursos y juegos y, que estamos abiertos a todo tipo de sugerencias, no de imposiciones, vengan de donde vengan. Que también somos conscientes de que hay gente que no le gusta el pino Marro, como hay gente que no le gustan los toros, el fútbol o los callos a la madrileña. Vaya nuestro respeto por delante, nosotros nos limitaremos simplemente a demandar el mismo trato y respeto por nuestros gustos.

Y, como diez años no se cumplen todos los días, queremos celebrar nuestro décimo aniversario de la mejor manera posible que existe: invitándote a que participes, si aún no lo has hecho, el 5 de agosto en la corta, arrastre y “levantá” del pino Marro 2013 en Descargamaría.

¡Felicidades a todos los parrillero@s y a quienes sin serlo disfrutan  cada año con el pino Marro!

X Aniversario de Pino Marro