viernes. 19.04.2024

Difícil de ver

Un día me encontré con un amigo que iba acompañado de un joven poco agraciado, como aquel se dio cuenta que yo miraba a este, me llamó aparte y me dijo: no es que sea feo es que es difícil de ver. Esto es lo que parece que viene a decirnos ahora el Fondo Monetario Internacional cuando se ha dado cuenta que iba acompañado por toda Europa de una política económica difícil de ver.

Un día me encontré con un amigo que iba acompañado de un joven poco agraciado, como aquel se dio cuenta que yo miraba a este, me llamó aparte y me dijo: no es que sea feo es que es difícil de ver.

Esto es lo que parece que viene a decirnos ahora el Fondo Monetario Internacional cuando se ha dado cuenta que iba acompañado por toda Europa de una política económica difícil de ver.

En los mentideros políticos, en las tertulias, en los cafés, en las espontáneas reuniones a pie de calle, en las comunidades de propietarios, en todas partes se comentaba, sin tapujos, lo equivocada de una política económica que pretende el crecimiento sin incentivar el consumo.

A principios de este mes de enero, este organismo internacional, nos dejaba como regalo de reyes el mensaje de que podía haberse pasado de frenada al recomendar tantos recortes a los gobiernos europeos, ya que tanta austeridad estaba acabando con el crecimiento económico.

La graciosa noticia dada por el economista en jefe del Fondo Monetario Internacional, titulada: “Errores en el Pronóstico de Crecimiento y Multiplicadores Fiscales”, no hace sino ahondar en lo anunciado por otro documento, de octubre pasado, publicado como “Informe de Perspectivas Económicas Globales”, donde ya se anunciaba este efecto negativo en las economías europeas.

Parece que no se tomaron en cuenta el aumento del desempleo y la caída de la demanda interior que ha supuesto una subida de la deuda, factor contra el que se operaba, pero nada dice de la inclusión de elementos ideológicos en las actuaciones socioeconómicas que pueden estar siendo utilizados aprovechando, como dicen en Castilla, que el Pisuerga pasa por Valladolid.

Todo parece indicar que la desmotivación al consumo originada por el alto nivel de paro, la perdida de las prestaciones por desempleo, el bajo poder adquisitivo de los salarios, el alto coste de elementos básicos para el consumo y la salud, la subida de impuestos, la falta de inversión pública, entre otros, unidos a los fuertes intereses que pagan los gobiernos por sus deudas, no sólo no ayuda al crecimiento sino que eleva todavía más la cantidad adeudada.

Según el informe mencionado se utilizaron multiplicadores equivocados al pensar que por cada dólar que se recortaba, el país en cuestión perdía medio dólar, cuando en realidad esta pérdida se ha traducido en dólar y medio.

Pero lejos de recomendar medidas distintas, como por ejemplo ha hecho Estados Unidos de América del Norte aplicando un impuesto a las clases más pudientes, siguen, erré que erré, recomendando la consolidación fiscal y el ajuste de las deudas como si fuera el bálsamo del gigante Fierabrás, capaz de curar todas las heridas habidas y tenidas.

Aquel bálsamo que sanó a Oliveros y tanto entusiasmó al bonachón de Sancho Panza, ensimismado por las siempre elocuentes palabras del caballero don Alonso Quijano: “Todo eso fuera bien escusado, si a mí se me acordara de hacer una redoma del bálsamo de Fierabrás que, con sola una gota, ahorrarán tiempo y medicinas”.

¿Qué redoma y qué bálsamo es ese?, dijo Sancho Panza.

Es un bálsamo, respondió don Quijote, de quien tengo la receta en la memoria, con el cual no hay que tener temor a la muerte, ni hay que pensar morir de ferida alguna. Y así, cuando yo le haga y te dé, no tienes mas que hacer sino que cuando vieres que en alguna batalla me han partido por medio del cuerpo, como muchas veces suele acontecer, bonitamente la parte del cuerpo que hubiere caído al suelo y con mucha sutileza antes que la sangre se hiele, la pondrás sobre la otra mitad que quedare en la silla, advirtiendo de encajallo igualmente y al justo. Luego me darás a beber solos dos tragos del bálsamo que he dicho y verás quedar mas sano que una manzana.

Si bien don Quijote logró fascinar a Sancho Panza no parece que ahora sean persuadidos ni tan siquiera ignorantes ni ilusos, convencidos todos de que, en una crisis como esta, deben pagar más los que más tienen y que la deuda se hubiese reducido al mínimo con el control de la prima de riesgo, y con ello de la especulación, asumida esta deuda por el Banco Central Europeo.

El problema que suscita don Quijote es que no sabemos si la parte que quedare en la silla es la de los hijosdalgo o la de los pecheros o viceversa, y si una vez pegadas las dos partes, aplicado el bálsamo de Fierabrás, gozaremos del mismo sistema de solidaridad que nos devolverá al estado de bienestar social de que se gozaba antes del derrumbe financiero.

Es una falta de consideración, hacia los ciudadanos y ciudadanas de cualquier país de los que componen la Europa del €uro, el comenzar a lanzar la idea de un error de cálculo derivado de una falta de conocimientos económicos, que sabemos sobran en los especialistas que forman parte del citado Fondo Internacional, cuando en círculos políticos se tiene la certeza de que, en estas intervenciones, subyace un fondo de intereses especulativos e ideológicos que priman sobre el resto de actuaciones socioeconómicas y sociopolíticas.

La alarma no se suscita porque Grecia, Portugal y España estén sufriendo una caída estrepitosa en sus economías y un recorte sin precedentes en los pilares fundamentales del Estado de Bienestar, de lo que tardaremos tanto en recuperarnos que las jóvenes generaciones, sobre todo, lo van a sufrir en carnes, sino porque se está poniendo en riesgo el crecimiento en toda la zona €uro, incluida Alemania.

El problema, a corto plazo, es la negativa del Fondo a reconocer el error cometido y aminorar así la presión sobre los recortes impuestos, exagerados en España y Portugal, para evitar llegar a un deterioro como el griego. Parece que esto no es posible hasta que se celebren elecciones en Alemania.

No es normal que, en el momento en que están surgiendo estas discrepancias en el seno del Fondo Monetario Internacional, se recomiende a Portugal despedir más funcionarios, aumentar el horario laboral, reducir las prestaciones por desempleo y seguir recortando las pensiones. Esto es, seguir cargando el coste de la crisis sobre los que menos tienen y sobre el colectivo que nada tiene que ver con su gestación.

El ahorro que pretende el país luso vendría por el recorte del subsidio de desempleo que quedaría como una mínima prestación social de 400 €uros, a partir del décimo mes, mientras que el sueldo de los funcionarios bajaría en un 7%, una vez se hayan despedido unos 120.000 trabajadores, entre profesores, sanitarios, administrativos…, se eleve la jornada laboral a 40 horas semanales y la edad de jubilación quede en 66 años.

Dice el refrán que “quãdo vieres la barba de tu vezino pelar, echa la tuya a remojar”.

Nada dice el Fondo Monetario Internacional sobre la aplicación negativa de las mismas recetas para la recuperación de economías tan diferentes como la griega, la portuguesa o la española, de manera que lo que a unas les puede suponer una rápida recuperación, dada su fortaleza, a otras les puede suponer una perdida de competitividad por la fragilidad de sus mercados.

En ese trance se encontró don Quijote cuando, fabricado el bálsamo con poderes claramente milagrosos y obtenido el don, lo probó y le provocó un fuerte vómito y un sudor copiosísimo, tras el que pide que le dejen solo y queda dormido más de tres horas, tras lo cual mejoró.

Sancho Panza, que tuvo a milagro la mejoría de su amo, le rogó que le diese a él lo que quedaba en la olla, que no era poca cantidad. Concedióselo don Quijote, y él tomándola a dos manos, con buena fe y mejor talante, se la echó a pechos, y envasó bien poco menos que su amo.

Es pues el caso, que el estómago del pobre Sancho, no debía de ser tan delicado como el de su amo, y así primero que vomitase le dieron tantas ansias y bascas, con tantos trasudores y desmayos, que él pensó bien y verdaderamente, que era llegada su última hora, y viéndose tan afligido y congojado, maldecía el bálsamo y al ladrón que se lo había dado.

Epitafio:

Aquí yace el caballero
bien molido y mal andante,
a quien llevó Rocinante
por uno y otro sendero.
Sancho Panza el majadero
yace también junto a él,
escudero el más fiel,
que vio el trato de escudero.

Difícil de ver