jueves. 28.03.2024

Manifiestos para todos los gustos

Como si de café para todos los gustos se tratará, los tres manifiestos difundidos hasta ahora, ante la cortina de humo soberanista lanzada por el gobierno de la Generalitat de Catalunya, han contentado, en mayor o menor medida, a todos los sectores de la política nacional.

Como si de café para todos los gustos se tratará, los tres manifiestos difundidos hasta ahora, ante la cortina de humo soberanista lanzada por el gobierno de la Generalitat de Catalunya, han contentado, en mayor o menor medida, a todos los sectores de la política nacional.

A los socialistas porque ven en ellos una defensa a ultranza de sus tesis federalistas, a los convergentes y unionistas porque celebran que se escuche a los catalanes, a la derecha porque ve en ellos la posibilidad de enmienda ante la fatal metedura de pata del presidente Mariano Rajoy en las negociaciones últimas de la Moncloa, donde Artur Mas pidió un pacto fiscal especial para el territorio que ahora gobierna y, al resto, porque defienden sus proclamas

No se trata del puedo prometer y prometo café de los discursos del centrista Adolfo Suárez, ni del café para todos que tanto animara la política nacional y autonómica de los gobiernos socialistas de Felipe González, ni siquiera del café que en la intimidad tomara el popular José María Aznar.

Ahora se trata de un café distinto para cada uno, donde algunos pretenden la taza más grande, el café más puro, el azúcar más dulce y, por favor, con leche pasteurizada sin importarles que el resto tenga sólo para achicoria o para malta, tan populares en tiempos de posguerra. Lo digo sin la menor intención de ofender a los consumidores de estos productos ni a las marcas que hoy en día se siguen consumiendo, la una valenciana “El Miguelete” y la otra vasca “Muller”, entre otras.

Nada que objetar a la pretendida demanda de más autogobierno sino fuese porque nos asola una cruel crisis que deja indefensas a las autonomías más pobres frente a las que quieren quedarse con la banca (no la mala, la saneada entre todos, claro está) y porque estos políticos han lanzado una espesa cortina de humo que no deja ver los problemas reales de la gente.

Quédate mirando el árbol y perderás de vista el bosque, sería la frase que resumiría no sólo lo que está ocurriendo sino lo que pretenden.

He aquí el ejemplo en mi mismo, mirando el árbol, enredado entre sus ramas, como lo están los políticos nacionales y autonómicos, con todo el poder real que da el gobierno y el poder que da la oposición, que en los dos hay ciudadanos y ciudadanas que defender.

He aquí a los intelectuales escribiendo, por el federalismo y el consenso, sobre hojas de papel arrancadas de la sequedad muerta. Algo que está bien porque son cerca de trescientas personas las firmantes de uno de los manifiestos y un buen puñado de ellas en los otros. Un gesto loable si tiene continuidad en el resto de problemas, mucho más acuciantes, que tiene la sociedad trabajadora española y que han roto tantas ilusiones en la vida, dejando de creer en el otro, en los demás y, seguramente, en ellos mismos.

Me comentaban en el serragatino municipio de Acebo, donde pude rendir homenaje a mis muertos en estas fiestas de santos y difuntos, que algunos días sonaban las campanas hasta tres veces para convocar a otras tantas misas, tronaban tan fuerte y tanto tiempo que no dejaban ni pensar.

Esto parece estar ocurriendo en España con los atronadores toques de trompeta que llegan de la Tierra Catalana. Son voces que parecen querer tapar el drama que muchas familias están sufriendo por la crisis económica generada por el crac de los mercados; el desempleo que sigue subiendo; por los injustos desahucios que todos los españoles, incluidos los catalanes, estamos sufriendo; por la pérdida de la calidad de vida; carestía de productos de primera necesidad; subida de impuestos; copagos; deterioros de la educación, de la sanidad y de la cultura; privación de los derechos adquiridos por la lucha obrera; intentos de limitación de los derecho de huelga, de manifestación e, incluso, de imprenta…

El que varios centenares de intelectuales y profesionales hayan firmado un manifiesto a favor del federalismo no es sólo un llamamiento para que Convergencia i Unió, desde la privilegiada posición que le da el Gobierno de la Generalitat, cese en el camino de la independencia de Catalunya, sino también porque una propuesta de secesión, supone a juicio de los firmantes, el desbordamiento a corto plazo del malestar social al que nos viene arrastrando el súbito empobrecimiento y el vértigo de la desesperanza de un número creciente de ciudadanos y ciudadanas.

No obstante, esta parte es la que más gusta a Artur Mas, se comprometen los firmantes del Manifiesto, si ese sentimiento de forma mayoritaria se manifestara contrario de modo irreductible y permanente al mantenimiento de las instituciones que entre todos nos dimos, la convicción democrática nos obligaría al resto de los españoles a tomarlo en consideración para encontrar una solución apropiada y respetuosa: los ciudadanos de Cataluña tienen que saber que este es nuestro compromiso irrenunciable. Pero tienen que saber también que en el resto de España y en la misma Cataluña hay muchas voces que reclaman seguir avanzando juntos.

Termina el Manifiesto considerando, además, que todas las fuerzas democráticas deberían sumarse en la búsqueda de un mejor encaje institucional para Cataluña, de una financiación más justa y de una federalización del deteriorado Estado de las autonomías, que inscriba en su norma suprema la solidaridad interterritorial y los criterios de su aplicación compatibles con el esfuerzo común de todos y el principio de ordinalidad.

Esto último significaría un reconocimiento de que el Estado de las Autonomías ha tocado techo y que no estaría mal replantearse un salto hacia delante que permita un federalismo capaz de otorgar más autogobierno a los territorios asociados. Algo que ya sucede en otros Estados de dentro y fuera de la Unión Europea.

Por ese camino podremos seguir ampliando las cotas de libertad, igualdad, progreso y respeto mutuo logradas con la Constitución de 1978, aseguran.

Del primer manifiesto, del que opinamos ampliamente desde estas líneas, son firmantes, Miguel Ángel Aguilar, Pedro Almodóvar, Joseba Arregi, Juan Goytisolo, Almudena Grandes, Santos Juliá, José Oneto, Javier Pérez Royo, Máximo Pradera, Tomás de la Cuadra Salcedo, Elias Querejeta, Juan Cruz, Charo López, Miguel Ríos, Mercedes Samprieto, Aitana Sánchez-Gijón, Pepe Viyuela y doscientas sesenta personas más.

Otro medio centenar de personas, de diversos ámbitos de la política, la cultura o la economía, han difundido otro comunicado sobre los últimos acontecimientos relacionados con el futuro de Cataluña. Entre los firmantes de este segundo texto figuran Antonio Elorza, Jon Juaristi, Javier Varela, Enrique Gimbernat, Agustín Ibarrola, Félix Ovejero o Emilio Lamo de Espinosa.

Más de ciento cincuenta personalidades procedentes del mundo intelectual, artístico y universitario catalán han firmado otro manifiesto en apoyo a la candidatura a la Generalitat de ICV-EUiA, que encabeza Joan Herrera, con el título "Izquierda, ecología y libertad". Entre los firmantes están Lourdes Barba, Jordi Altarriba, Manel Barceló, Norbert Bilbeny, Josep Bohigas (...).

Con ellos os dejo. Yo, por mi parte, intentaré no opinar más sobre este tema y dejar que sea Filiberto Rodríguez, más avezado en estas ideas secesionistas, el que diga lo que tenga que decir.

Me envía una nota Filiberto Rodríguez con el ruego de que les haga saber a todos ustedes que, en el artículo de opinión del martes 6 de noviembre donde dice “época prerrománica”, debe decir “época prerromana”, y donde dice 15 de noviembre, debe decir 14 de noviembre. Ruego disculpen a Filiberto Rodríguez, hombre impetuoso donde los haya.

Manifiestos para todos los gustos