jueves. 28.03.2024

Memoria o desmemoria histórica

A medida que la crispación social va en aumento en este país por la difícil situación que se está viviendo vuelven a aparecer los viejos fantasmas que unos y otros se han negado durante décadas a enterrar.

A medida que la crispación social va en aumento en este país por la difícil situación que se está viviendo vuelven a aparecer los viejos fantasmas que unos y otros se han negado durante décadas a enterrar.

Cual si de un arma arrojadiza se tratase y cuando a ciertos políticos les viene bien se vuelve a utilizar a las víctimas republicanas de la guerra civil para echar en cara unos antecedentes ideológicos ignominiosos a sus rivales políticos. Esta semana se ha podido leer y escuchar en los medios el duro enfrentamiento entre Tomás Gómez e Ignacio González en la Comunidad de Madrid, en el que se acusaron mutuamente de ser los herederos de los que cometieron unas atrocidades que ninguno de sus partidos han querido condenar de una manera explícita. La demagogia, el cinismo, la indiferencia y el fin lucrativo de unos pocos impiden tomar una decisión definitiva en este asunto que muchos otros países como Argentina, Chile, Reino Unido, etc han zanjado de una vez para siempre

En los medios de comunicación conservadores o ultraconservadores se está alentado igualmente los miedos de la sociedad civil recuperando hechos pasados del periodo laicista republicano en el que se persiguió, asesinó y torturó a personas por su condición religiosa, a la vez que se quemaron infinidad de edificios e imágenes religiosas. Y para ello se han valido del asalto de un colegio religioso en Mérida por parte de un grupo de adolescentes que penetraron en el mismo, según ellos, al grito de muerte a los curas; hecho cuestionado por el Delegado del Gobierno.

El Partido Popular por su parte utiliza una doble moral, mientras apoya de manera incondicional a las víctimas del terrorismo y ha luchado para que las mismas obtengan el máximo reconocimiento social y unas indemnizaciones que reparen en parte los daños sufridos, por otro algunos de sus miembros exigen a los familiares de las víctimas de un hecho violento como fue la guerra civil el que se conformen con que sus familiares represaliados sigan tirados por las cunetas de este país. A su vez el Partido Socialista, quien de vez en cuando saca a colación la lamentable situación en la que se encuentran los restos de infinidad de españoles republicanos, cuando ha estado en el gobierno se ha limitado a implementar una tibia ley que no ha servido para solucionar esta lamentable situación.

Mientras El Vaticano reconoce a sus mártires y los beatifica; el franquismo reconoció, compensó y reparó a sus correlegionarios y a los familiares de éstos; los monárquicos trasladaron y enterraron los restos de Alfonso XIII en el Escorial; el Gobierno español tiene una partida exclusiva para el mantenimiento y conservación de los cementerios de militares españoles en el norte de África; e incluso hace unos años hubo una iniciativa, apoyada por el Ministerio de Defensa, para repatriar los restos de los divisionarios azules enterrados en los cementerios alemanes en Rusia, a los familiares de las víctimas republicanas se les exige una vez más resignación y aceptación del estatu quo.

Estos familiares han sido muy pacientes hasta la fecha y la sociedad debería estarles eternamente agradecida; ya que gracias a su resignación y paciencia pudo entrar en vigor una ley durante la Transición que no condenaba a los criminales de guerra y por tanto la Transición en este país pudo cuajar y convertirse en un modelo de éxito exportable a otros países. Sin embargo no se les puede seguir exigiendo una resignación eterna; y ya que los sucesivos gobiernos de izquierda cuando han estado en el poder en este país no han sido capaces de solucionarlo, tendrá que ser otro de otra ideología política quien ponga el punto y final a esta lamentable situación que se prolonga excesivamente en el tiempo y que cuestiona la integridad de esta democracia, de su ejército y de su judicatura. No se puede seguir teniendo tirados por las cunetas de este país los restos de al menos unos 75.000 ciudadanos españoles republicanos y luego presentar a jueces españoles como candidatos a tribunales internacionales, o enviar al ejército español, guardia civil, etc. a misiones internacionales para pacificar zonas y dar clases de moral y de civismo.

En este país hay zonas o regiones en las que la buena voluntad de los partidos políticos que en ellas forman el espectro político ha permitido dar una solución más que satisfactoria a esa situación tan lamentable que perdura demasiado en el tiempo. En muchas otras, en cambio, como es el caso de Extremadura, se mantiene una situación que dice bien poco de nuestros dirigentes políticos.

Recientemente y gracias a la colaboración de todos se pudo abrir y sacar de una fosa común los restos de varios republicanos en Villasbuenas de Gata. Lamentablemente en nuestra comarca aún quedan varias fosas (Carvajales, Cadalso, Fatela, etc) ya localizadas y que debido a múltiples impedimentos no se han podido abrir y sacar los restos de bastantes personas represaliadas. Debido a ello son bastantes los familiares de vecinos de Sierra de Gata represaliados, en algunos casos de segunda generación, quienes siguen esperando cualquier posibilidad de localizar y rescatar los restos de sus antepasados ante la indiferencia de una sociedad, la española, que les tiene mucho que agradecer.

Memoria o desmemoria histórica