miércoles. 24.04.2024

Un ejercicio de denuncia y de autocrítica

Hace unos meses nos reunimos los representantes del Centro de Estudios de Sierra de Gata para tratar sobre la organización de una conferencia con motivo del centenario del Ingeniero Dº Darío Bacas. En dicha reunión se encontraba una de sus descendientes, que es la que se está encargando de todos los trámites.

Hace unos meses nos reunimos los representantes del Centro de Estudios de Sierra de Gata para tratar sobre la organización de una conferencia con motivo del centenario del Ingeniero Dº Darío Bacas.

En dicha reunión se encontraba una de sus descendientes, que es la que se está encargando de todos los trámites. Esta amiga y vecina de Sierra de Gata, una intelectual y académica de reconocido prestigio en Extremadura, relató una anécdota que me hizo reflexionar profundamente. La anécdota en cuestión no era ni más ni menos que el desprecio que sufrió hace unos años por parte de una aspirante al título académico de Doctor, cuando ésta última iba a proceder a la lectura de su tesis doctoral en una escuela de ingenieros de Bilbao, y en la que el primer director de dicho centro fue un ingeniero extremeño y más concretamente de Sierra de Gata, Dº Darío Bacas. La susodicha aspirante a académica le dijo a nuestra amiga y vecina de Sierra de Gata que no tenía intención de hablar de su antepasado, el ingeniero Dº Darío Bacas, y menos aún citarlo en la tesis. Todavía me estoy preguntando qué clases de tesis doctorales admiten en determinados sitios, pero bueno eso es otra cuestión.

La descendiente de tan prestigioso ingeniero nos manifestó que esa ha sido la primera vez en su vida que se ha sentido discriminada por ser extremeña. Todos los presentes en la reunión nos miramos y el que más y el que menos realizó algún tipo de comentario o puntualización; Yo permanecí callado para mí eso ha sido algo habitual desde que tengo uso de razón. Tan sólo me surgió una duda: si eso le ha sucedido a alguien que pertenece a la élite intelectual de Extremadura, ¿qué no les habrá pasado a aquellos extremeños cuyo nivel cultural es inferior?

Con esta anécdota me gustaría hacer un ejercicio de denuncia y de autocrítica; y que no son ni más ni menos que exigir respeto y dignidad hacía nosotros, todo ser humano tiene derecho a ello; pero a la vez tenemos que mejorar nuestro nivel de autoestima y para ello es necesario profundizar en los procesos de formación de nuestra sociedad y en reclamar nuestro pasado glorioso y el de nuestros antepasados, sacarlo a la luz y divulgarlo.

Este último aspecto es fundamental pues ese conocimiento es el instrumento con el que se les dota a los individuos de una sociedad, en este caso la extremeña, y que les ayuda a combatir los ataques de aquellos que se consideran las razas elegidas.

Este requisito actualmente no se está cumpliendo; pues como se puso de manifiesto en una ponencia, en un encuentro recientemente organizado por el Grupo de Estudio de Historia Contemporánea de Extremadura (GEHCEx), las diferentes editoriales de libros de texto escolares trataban, en los ejemplares que editaban, y que luego se utilizan en los colegios de Extremadura, el papel de nuestra Región y el de los extremeños de una manera residual, prácticamente testimonial y en algunos de esos libros se omitía tanto a unos como a otros.

Desde luego por ese camino no se va a ningún sitio; tan sólo al que algunos quieren, es decir que sigamos siendo una fuente de mano de obra, en este caso cualificada, carente de identidad cultural que les viene perfectamente para someterla a intensos procesos de aculturación.

Un ejercicio de denuncia y de autocrítica