martes. 23.04.2024

Una célula de crisis contra la independencia

El teléfono fijo negro clásico de la sede del partido, colocado sobre una mesa de madera rústica, no dejaba de sonar con una desagradable llamada de ring ring, que contrastaba con la bella melodía de la película “La vita é bella” de Roberto Benigni, que un día Filiberto Rodríguez grabara en el móvil en versión interpretada por el cantante español Miguel Bosé y la israelí Noa.

El teléfono fijo negro clásico de la sede del partido, colocado sobre una mesa de madera rústica, no dejaba de sonar con una desagradable llamada de ring ring, que contrastaba con la bella melodía de la película “La vita é bella” de Roberto Benigni, que un día Filiberto Rodríguez grabara en el móvil en versión interpretada por el cantante español Miguel Bosé y la israelí Noa.

Militantes y simpatizantes de todos los municipios de la Tierra de Coria llamaban incansablemente reclamando información sobre lo que estaba sucediendo y, afortunadamente, los menos amenazaban con la baja de la recién nacida formación política.

Filiberto no se lo pensó dos veces, llamó, uno por uno, a los doce miembros de la Comisión Permanente y les informó de su intención de convocar una asamblea general que reuniera a los cincuenta y cinco militantes de la formación para debatir sobre el problema surgido.

-- Si, dime File –se oyó una voz femenina al otro lado de la línea.

-- Carmen, escucha –explicó Filiberto Rodríguez-, necesito que me busques un local para una reunión de militantes.

-- ¿Una casa de cultura? –preguntó Carmen.

-- Algo más informal –requirió Filiberto Rodríguez-. No quiero darle importancia a lo que no la tiene.

-- Te están friendo al teléfono –preguntó afirmando Carmen.

-- Si, así es –confirmó Filiberto Rodríguez-. Podríamos repetir reunión en Sierra de Gata, es donde más militantes y simpatizantes tenemos.

-- Está bien, así lo haré.

Recorrió los kilómetros que le separaban del pueblo en un santiamén. No tuvo tráfico y ningún transporte pesado interrumpió su velocidad media. Aparcó el Chrysler 150 rojo de 1984 frente a unas puertas viejas de madera que, a pesar de su estado anticuado, todavía cumplían su originaria función de impedir la entrada a unas tenadas medio derruidas que antaño, cuando todavía se podía vivir dignamente de los productos del campo, cobijaran el ganado mular y caballar, sus aperos y el pasto seco de verano.

Salió del coche sin prisa, llegó con tiempo suficiente como para recrearse con el crucero que regía la pequeña plaza. Lo dató en el siglo XIV y comprendió su ubicación como que antiguamente señalara la entrada del pueblo y el sentimiento cristiano del lugar. Junto a él, una ermita lo delataba como una cruz de humilladero y ella bien pudiera ser la ermita del Cristo del Humilladero. Una pequeña ventana de oración le permitió ver la imagen barroca de un Jesús Nazareno que, una amable vecina le dijo, llamaban del Cordero Bendito, de gran veneración en el pueblo, y al que acompañaban una Dolorosa y un Cristo crucificado.

-- Las piedras de las dos columnas no son de aquí –le informó la vecina, refiriéndose a la entrada de la ermita-, son de unos soportales que hubo en el antiguo Ayuntamiento y que daban a la Plaza y a la calle Pasaderas. 

Al poco dio su vista con la fachada del local que buscaba. Lucía en llamativo dibujo las letras con su nombre “Trébedes”. Carmen le había informado que no se debía tanto al trípode de hierro que sirve para poner recipientes al fuego abierto, sino al título de un libro del desaparecido escritor extremeño, natural de esta localidad serragatina de Acebo, Jesús Alviz Arroyo, al que tuvo la suerte de conocer en una ocasión en Cáceres con motivo de la presentación de su primer libro “Luego, ahora háblame de China”. Carmen había elegido ese bar de copas más por las conocidas ideas progresistas del dueño y su ganada fama de discreto que por cualquier otra cosa.

El local tenía una antesala para bar que daba paso a un espacio con capacidad suficiente para cincuenta o sesenta personas y a un patio que permitía salir a desfogarse, quemando tabaco, al arrullo de la conversación del grupo de adictos. Cerraba el espacio de ocio un coqueto olivar, cuidado con esmero, que se utilizaba de terraza de verano.

Al entrar en él Filiberto Rodríguez se topó con Carmen que conversaba con una persona que intuyó se trataba del dueño del café-bar, mientras que por unos altavoces, colocados al efecto en las paredes, se podía escuchar el tema de “Vengan a ver” en la voz del cantautor madrileño de Berzocana, Luis Pastor.

-- Hola File –saludo Carmen-, has madrugado ¿eh?.

-- Sabes que me gusta recibir más que me reciban –contestó Filiberto.

-- Te presento a encargado –dijo Carmen-, es el dueño de este hermoso garito, refugio de bohemios y gente de bien.

-- Es un placer –tendió la mano Filiberto Rodríguez-, este sitio está, si se me permites la expresión, de puta madre.

-- Se intenta –contestó aquel, estrechándole la tendida mano.

-- Ven File –interrumpió Carmen-, te enseñaré la sala.

Carmen hizo pasar a Filiberto a la sala adjunta al espacio de bar. En ella estaban preparadas las sillas para los asistentes, una mesa con dos micrófonos y dispuestas, para los ponentes, tres sillas.

-- Adecuada para lo que se pretende –confirmó Filiberto-, necesito tres botellas de agua con sus vasos.

-- ¿Fría? –preguntó el camarero.

-- No, mejor del tiempo –contestó Filiberto-, no quiero quedarme sin voz.

-- Camarero –se dirigió Carmen a este-, en los recesos cada uno paga lo que se tome. Déjalo claro desde el principio. Yo también correré la voz.

-- Normal –contestó el encargado-, aquí siempre es así.

Pasados diez minutos llegaron Martín Sánchez, Javier Perales y el resto de miembros de la Comisión Permanente y, al poco, el total de militantes convocados a la reunión. Filiberto Rodríguez fue saludando uno a uno bien porque eran conocidos o bien porque se los presentaban en ese mismo momento. Terminado el protocolo la voz de Carmen se dejó oír para pedir a los presentes que tomaran sitio en la sala de reunión. 

Lo mismo hicieron los ponentes, tomando asiento Filiberto Rodríguez en la silla del centro, a su izquierda Carmen y a su derecha el abogado Alfredo Sotomayor Torres, especialista en jurisprudencia. 

-- Compañero, compañeras. Vamos a dar comienzo. Tomad asiento por favor. Silencio. Bien gracias. Antes de comenzar la reunión tengo que deciros que no es normal que tengamos que juntarnos cada vez que la prensa lance un titular y mucho menos porque ingenuamente nos sintamos aludidos –recriminó Carmen-. Desgraciadamente todavía no somos tan importantes. Hemos hecho una excepción porque es bueno que nos veamos de cuando en cuando, tratemos aquello que pueda significar un avance en nuestra formación y enriquezca el proyecto programático que nos ha unido…

“Si al pasar lista a tu cuerpo le falta la cabeza, evohé” –se coló de nuevo la voz de Luis Pastor cantando cosas del pacense de Esparragosa de Lares, Pablo Guerrero-, “… evohé… evohé”.

Tiene la palabra el compañero Filiberto Rodríguez –presentó Carmen al tiempo que los presentes en la sala prorrumpieron en un cálido aplauso.

-- Gracias compañeros y compañeras –agradeció Filiberto-. Es cierto que a veces nos empeñamos en dar crédito a noticias y rumores. También lo es que estos nos obligan al análisis de las ideas fuertes y débiles que van conformando el programa de este grupo. Con ello se perfila el discurso político que nos irá consolidando como una agrupación fuerte frente a la opresión del Estado. Aseguraremos que tantas preguntas como existan deben tener otras tantas respuestas. Nuestro límite será el del discurso común, para evitar que esto se convierta en una jaula de grillos. En esa idea estamos aquí hoy. Os dejo con el compañero Alfredo Sotomayor, él nos explicará los entresijos del tema que nos preocupa.

-- Efectivamente, compañeros y compañeras, como bien han enunciado en pocas palabras, tanto Filiberto como Carmen –explicó Alfredo Sotomayor-, en esta duda que nos asola, dicho en latín paladino, poco tenemos que rascar. A la Comisión Permanente se le hace difícil digerir que una noticia como esta provoqué una demanda y haya estado a punto de causar una desbandada. No quiero ni pensar qué se pedirá el día que perdamos unas elecciones o el resultado de estas no sea el esperado.

-- ¿Qué será cuando sea?. ¿Qué ocurrirá cuando gobernemos? –preguntó en voz alta Filiberto Rodríguez-. ¿Qué pasará cuando convoquemos una consulta preguntando y buscando el “si” a la separación, de está Tierra, del Estado opresor?.

-- Entrando en materia os digo tan claro como abiertamente. El hecho de que el Gobierno de España cree una célula de crisis contra la independencia, no tiene absolutamente nada que ver con nosotros,… todavía –continúo Alfredo Sotomayor-. Es cierto como dice Filiberto, que todo esto nos sirve para debatir y sobre este debate construir respuestas.

-- ¿Queremos saber de qué se trata y el alcance de estas medidas? –interrumpió uno de los asistentes.

-- Ruego por favor calma –intervino Carmen-. Dejemos que se explique el compañero y luego abriremos un turno de palabras.

-- Como os decía –continúa Alfredo Sotomayor-, el Gobierno de España ha puesto en marcha una célula de crisis. El objetivo que pretenden es analizar las diferentes alternativas legales que puedan esgrimir legalmente. El fin es frenar el desafió secesionista, en caso de que este se produzca.

-- Nos van a parar antes de nacer –interrumpió otro asistente.

-- Por favor, dejemos al compañero –pidió Carmen.

-- Tratan de trazar una hoja de ruta legal con la que dar respuestas a este tema –continúa el abogado-. Cuando la tengamos sabremos a que atenernos y actuaremos en consecuencia. Me he puesto en contacto con la Abogacía General del Estado para que nos envíen o nos permitan el acceso a cualquier documento que se elabore en este concepto.

-- Estamos abiertos al diálogo permanente –intervino Filiberto Rodríguez-. Escucharemos a los ciudadanos y ciudadanas de los municipios de la Tierra de Coria y respetaremos su voluntad. Sean unos pocos o se trate de muchos trasladaremos las intenciones a los organismos provinciales, regionales y estatales oportunos, llegado el momento. Pero lo que no voy a permitir es que cunda el pánico y os metáis en casa. Os quiero con la cabeza alta, sin miedo, diciendo siempre lo que pensáis. Trabajando el futuro esperanzador que alcanzaremos para nosotros pero, sobre todo, para nuestros hijos y nietos. Nadie ha hablado de secesión ni de independentismo, se trata de tener un territorio con jurisdicción distinta y aparte.

-- Bueno, compañeros y compañeras –interviene Carmen valorando el momento de tensión-. Vamos a tener un receso y tras él Alfredo os dará información desde el punto de vista constitucional, administrativo e incluso penal. Os recuerdo que, en este descanso, el que bebe y come, paga.

Foto.- Crucero y ermita del Cristo en Acebo. Lienzo de Julián Fernández Cáceres.

Una célula de crisis contra la independencia