viernes. 19.04.2024

El arte de pintar paredes se remonta a épocas romanas hasta llegar a lo que hoy se conoce como el grafiti, una expresión plástica que surgió en Estados Unidos en los años 70. Nació de forma clandestina, convirtiéndose en el arte que dio voz a los suburbios americanos. De ahí pasó a la cultura del hip hop y poco a poco fue conquistando el mundo.

Corría el año 94 cuando el moralejano David Bravo se interesó por la pintura mural. Una pintura que desprendía aires de rebeldía y libertad. Así, el joven comenzó a pintar de forma intuitiva, fijándose en cada detalle que le rodea “intento mirarlo todo cada día e intento que ese algo me aporte”. De esta manera, puso a examen su realidad cotidiana y se dejó influir por la televisión americana que llenaba las pantallas españolas, sin olvidar a los grandes maestros de la pintura “como no puede ser de otra manera, me gusta Velázquez, Dalí, Miró...”, en lo que resulta ser un túrmix referencial donde casi todo tiene cabida. “Es innegable la influencia de San (un grafitero moralejano de renombre) en la zona”, pero también le gusta “Sixe de Barcelona o Espo de Madrid, con aires más pop”.

Después llegaron los estudios en administración y el trabajo de cocinero (chef), de ahí su pseudónimo 'Chefo'. Asismismo, el artista también realiza esculturas. Se define a si mismo como un autor “versátil que no llega a centrarse en ningún estilo”, y es que Chefo es un artista en constante experimentación que pasa de la abstracción geométrica al realismo de forma natural y que prefiere apostar por el eclecticismo antes que encasillarse en un único estilo.

“Por cuestiones de trabajo, tuve que volver a Moraleja hace 4 años”. Se reencontró con su tierra de siempre, pero algo en Chefo había cambiado y sintió la necesidad de revitalizar espacios, de modernizar la tierra que le vio nacer. “Quería que me vieran en acción aquí”, recalca “el arte en las calles puede aportar muchas cosas. Hay que ponerse al nivel de otras ciudades del mundo”, afirma Chefo con entusiasmo.

Cuando habla del proyecto su tono de voz cambia “la gente estaba destrozada. Decidí hacer algo” y vaya si lo hizo “la idea es que la gente se pueda fijar en otras cosas aparte de esos árboles quemados”, cuenta el muralista “no se me ocurrió mejor hilo conductor que el agua, que es el verdadero punto de unión de la sierra. Por eso el proyecto se llama 'Agua Dulce'”.

“Yo soy el coordinador del proyecto y estoy muy satisfecho con el resultado”, afirma exultante, “He asignado a cada artista un pueblo y la gente está encantada”. Todos los artistas que participan son de la zona; David Aguilar Lorenzo (Sonbaty) que pinta en Hoyos, en La Moheda está Meta, en Robledillo está Jonathan Carranza y en Villasbuenas Ángel García, Yes.

Por último, después de terminar este proyecto, Chefo tiene previsto decorar la Ermita de San Cristóbal de Moraleja y está en proceso de publicar un libro de recetas ilustradas.

En definitiva, Chefo trata de acercar el arte a las paredes de la sierra y a su vez a los serragatinos para dar un toque diferente y vanguardista a un paisaje dominado por el verde y el ocre de las piedras y que ha hecho de Moraleja un referente entre los muralistas.

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El agua inunda las paredes de la sierra