Julián Puerto, acompañado del tenor Carlos Pardo, versó su ponencia sobre la historia del barrio getafense de Perales del Río, su marquesado y la trágica muerte del señor temporal, de esa por entonces Villa, a comienzos de diciembre de 1808, cuando la afrancesada. Por su parte el tenor Carlos Pardo describió la zarzuela “La manola del Portillo” y la importancia de su recuperación para el género lírico.
Fue otro escritor extremeño, el piornalego Ángel Prieto, el encargado de presentar a Consuelo Cuenda y a Inma Chacón, como también lo fue, días atrás, de Agustín Lozano de la Cruz, premio 2011 “Minotauro. Ciudad de Badajoz” con “La última sombra” y finalista del premio Felipe Trigo 2008 con “Guerra ha de haber”.
Consuelo Cuenda, una pacense de Jerez de los Caballeros que ya tiene en su haber el libro de poemas “Sementera”, presentó “Voz y camino”, un poemario escrito en extremeño, en el que hace un homenaje a su tierra:
Asina que siento cerca mi tierra extremeñame entra un suó frío y jasta temblaera,arrempujo p´alantre con er cuerpocomo si volá quisiera pa llegá cuanto n´antepa sentí el aire y pa vel los colores de mi tierray escuchá el palrá de mi gente,qu´entavía se cuelan palabras mu d´antes (…).La escritora de Zafra, Inma Chacón, finalista del premio Planeta con “Tiempo de arena”, entresacó varios poemas de su último libro “Arcanos”, cuarto poemario en su bibliografía, cautivando al público presente con el sentimiento de su voz templada y firme, con su facilidad para leer el verso, con su apasionada manera de recitar y su doliente forma de declamar.
En “Arcanos”, Inma Chacón reivindica el derecho al llanto, reclama en las lágrimas el sentimiento del dolor, expresado pública y abiertamente, que llora a sus muertos para superar el duelo.
La muerte, tantas veces sentida, y la vida, a la que se aferran mujer y poeta, compiten en las páginas de un libro que se organiza a través del tarot y cada poema está dedicado a una carta, guiado entre las brumas del azar.
Qué tristeza,tu cuerpo confundido con el agua.Qué extrañas aquellas floresque no llegaron a rozarmás que una sola boca.Qué pequeña reinaba la lunaen aquel mar sin olas,una balsa de llanto y de memoriaen la que dormirás para siempre (…).