miércoles. 24.04.2024

Las pesca fluvial en Sierra de Gata, una tradición centenaria

La Revista de Estudios Extremeños publica  'Usos y Costumbres Tradicionales en la Pesca Fluvial en la Localidad de Acebo y en Sierra de Gata', donde Jesús Carlos Rodríguez Arroyo descubre al lector una temática de carácter etnográfica inédita que hasta ahora nadie se había detenido a estudiar

Con una extensa red de arroyos y ríos, que se convierten en afluentes de afluentes a su vez del río Tajo, Sierra de Gata es una zona privilegiada en cuanto a pesca fluvial se refiere; habiéndose visto en la actualidad incrementado ese potencial con la construcción de diversas presas y embalses.

El primer estudioso de nuestra comarca que se hizo eco de la riqueza piscícola de esta zona geográfica de Extremadura fue D. Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico de España y de sus posesiones de ultramar. En esta extensa obra literaria Pascual Madoz citó expresamente la finura de las truchas que se daban de manera natural entre las aguas de estos ríos y arroyos de esta zona noroccidental de Extremadura.

Durante siglos, el único pescado fresco que se podía consumir en las poblaciones de Sierra de Gata era el que se podía pescar en sus números arroyos y riachuelos; ya que el resto del pescado que llegaba a esta zona del interior de Extremadura era en salazón, ahumado o en conserva.

Actualmente, es raro el municipio que no cuenta con alguna zona en la que se pueda capturar algún ejemplar de truchas, barbos, bordallos, bogas, cangrejos, galápagos, anguilas, etc. Desde el Erjas, pasando por la Rivera Trevejana, la de Acebo, la de Gata, la presa del Diablo, el Arrago o el Tralgas cualquier aficionado a la pesca en las épocas establecidas puede practicar un deporte que cuenta cada vez con más aficionados.

Sin embargo, en Sierra de Gata se practicó hasta épocas recientes un tipo de pesca fluvial que se pierde en el origen de los tiempos y que actualmente ha pasado a engrosar las tradiciones típicas de esta comarca. La pesca con redes, llamadas trasmallos o tresmallos, fue una actividad que diversos grupos de serragatinos practicaron a lo largo y ancho de toda Sierra de Gata, Salamanca, Hurdes y algunas zonas de Portugal.

Aunque este tipo de pesca siempre estuvo presente en algunas localidades de Sierra de Gata, donde más se desarrolló durante todo el siglo XX y en la que tuvo mayor importancia desde el punto de vista económico y laboral fue en la localidad de Acebo. En dicha población fueron varios los grupos familiares los que se dedicaron a esta empresa; en la memoria de muchos quedan los nombres de aquellas familias que se convirtieron en afamados pescadores: los Quilinos, los Raspalanas, los Topos, Chimboli, El tío Macario, El Cordobés, los Calahorras, etc. Todos ellos hicieron de esta industria del interior una forma de vida que compatibilizaron con otras actividades como el contrabando, el trabajo en las minas de wolframio, la agricultura, ganadería y las labores artesanas.

Este tipo de pesca, que se practicaba durante todo el año, incluso en los duros días del invierno, fue admitida por las autoridades nacionales aunque la ley de pesca aprobada en el año 1942 le imponía severas restricciones; sobre todo al uso de plantas desoxigenadoras o ictiotóxicas, explosivos, etc. Sin embargo, a pesar de las restricciones, las personas que se dedicaron a ella emplearon sobre todo las plantas locales desoxigenadoras como el guardalobo, el torvisco y principalmente el ambui (la famosa cicuta con la que se suicidó Sócrates) para incrementar al máximo el numero de capturas y de esa forma que la jornada de pesca fuese lo más rentable posible.

El empleo de estas hierbas junto con las redes guarda un estrecho paralelismo con el tipo de pesca tradicional de ciertas tribus amazónicas e hispanoamericanas; estando perfectamente estudiado ese arte de pesca en países como Venezuela, Perú, Ecuador o México desde la llegada de los españoles hasta épocas actuales. Se especula por tanto que debido a la gran presencia franciscana en Sierra de Gata y al haber parte activa en la conquista de América esta Orden Religiosa hubiesen sido ellos los que divulgaron el uso de estas hierbas en la pesca tradicional entre la población de Sierra de Gata; aunque no existe ninguna prueba documental que lo confirme.

Los aparejos de pesca, como los trasmallos o tresmallos, como se los conoce coloquialmente, y que procede de la palabra latina Trimaculu (red de tres mallas), eran adquiridos en poblaciones como Torrejoncillo; mientras que las cestas, banastas etc. se adquirían en poblaciones como San Martín de Trevejo o a vendedores ambulantes.

Los sistemas de pesca empleados eran diversos, desde el barrido de las grandes charcas de un río o arroyo al levantamiento de paredes (fijación de un trasmallo en la parte inferior o superior de una charca, método ilegal según la ley de pesca de 1942) mientras que con otro se barría el charco; cercado de una gran roca que servía de guarida a la pesca con los trasmallos para posteriormente ambuarla y obligar a la pesca a que cayese en las redes; la empalmada de varios trasmallos para rodear a la pesca en un punto concreto del río para luego ser obligada por un pescador, mediante la agitación violenta y ruidosa de las aguas, a que cayese en las redes.

Las jornadas de pesca podían durar desde unas horas hasta varios días, dependiendo de la productividad que se obtuviese en cada río o charca. Por lo general la actividad se iniciaba a una hora muy temprana, antes del amanecer, y nunca o casi nunca se practicaba en periodo nocturno.

Las capturas obtenidas eran distribuidas por el personal femenino de estos grupos de pescadores; las cuales las iban vendiendo de casa en casa, unas veces fiado y otras veces con cobro al contado. En torno a la pesca surgió una gastronomía especifica, destacando tres platos sobre los demás: la Empoleá o Napoleá que consistía en una fritura de pescado con tomate, cebolla y pimiento; la sopa de pescado en la que se utilizaban las tripas de ciertos pescados para hervir el guiso, convirtiéndose las entrañas del animal en un perfecto sustituto del aceite y el asado de tortuga o galápago, muy común por estos ríos montañosos.

En la memoria colectiva de los diecinueve pueblos de Sierra de Gata queda un glosario de términos, que dependiendo de la lengua que se hable en cada población (fala, lengua del Rebollar, arcaicismos castellanos) confirma esa tradición pesquera en los ríos de nuestra comarca; (truta (trucha), bardali, cochininu de agua, embude, ambui (conium maculatum) peicis (peces), embarbascar, ambuar, gordolobo (guardalobo), Mordimán, Pica-Pecis (martín pescador), conchas perlas, nasonis, tresmallo (trasmallo), etc.).

Las últimas obras públicas de construcción de embalses y pantanos han servido para mejorar el suministro de agua a las poblaciones locales y para desarrollar ciertas zonas agrícolas o transformarlas de secano en regadío; pero en numerosos casos han modificado el curso de los ríos, han anegado importantes cauces de nuestros arroyos y acabado con algunas zonas tradicionales de pesca, además de perjudicar a las especies autóctonas en detrimento de otras especies piscícolas de reciente introducción; sin embargo han contribuido positivamente a su vez a crear grandes zonas de pesca recreativa con caña de pesca.

Desgraciadamente, ni a nivel privado ni público, nadie ha mostrado el más mínimo interés nunca por desarrollar esta industria natural mediante la creación de empresas como puedan ser piscifactorías o pequeñas fábricas de conserva o envasado; tan solo existe un pequeño interés por cierta conservación de nuestros ríos y de su riqueza piscícola que se materializa en los cotos de pesca que se han creado en algunas localidades.

Como numerosas otras tradiciones, costumbres y conocimientos ancestrales de nuestra comarca, este arte de pesca tradicional, que sirvió para generar ingresos complementarios a infinidad de familias y cubrir amplias necesidades alimenticias a las poblaciones locales, ha pasado a formar parte de un sinfín de estudios sobre Sierra de Gata; y que como en otras muchas ocasiones publica en su segundo número de este año la Revista de Estudios Extremeños. Bajo el título Usos y Costumbres Tradicionales en la Pesca Fluvial en la Localidad de Acebo y en Sierra de Gata, Jesús Carlos Rodríguez Arroyo descubre al lector una temática de carácter etnográfica inédita que hasta ahora nadie se había detenido a estudiar.

Las pesca fluvial en Sierra de Gata, una tradición centenaria