jueves. 25.04.2024

En lo que podría ser un cruce a ninguna parte nació en 1962 el camping El Borbollón, que abrió sus puertas en Extremadura antes que ningún otro.

El camping se encuentra inmerso en un puro paisaje extremeño de dehesas de encinas. Y aunque el objeto último del lugar sea el alojamiento, hoy aquí no vamos a hablar de él como tal sino de las múltiples posibilidades de ocio que este lugar ofrece a grupos y familias.

El camping se encuentra a 45 minutos en coche desde el otro extremo de la sierra, esto es Valverde del Fresno, o a cuarenta minutos desde Robledillo de Gata. Desde el resto de las poblaciones, la duración del trayecto es aún menor y siempre merece la pena una escapada al embalse del Borbollón.

Si hemos cogido el cruce hacia el embalse en la EX--205 tomaremos una carretera flanqueada de robledales. A medio camino, encontraremos una indicación que nos llevará hasta Los Pajares de Santibáñez el Alto, declarado Bien de Interés Cultural por el gobierno regional. Este conjunto agroganadero lo forman algo más de cuatrocientos pajares, la mayor parte de ellos de una sola planta, propiedad del ayuntamiento de Santibáñez Alto y que aún hoy son utilizados por los ganaderos locales. La forma de tenencia y propiedad en este lugar es muy curiosa. La titularidad es del ayuntamiento y sólo pueden ser utilizados por los santibañejos o sus descendientes. Para poder hacer uso de un pajar, el interesado debe poner el tejado y hacerse responsable de su mantenimiento. Cuando abandona el pajar, el ganadero puede llevarse las tejas con él. El paraje es un lugar único en el que caballos y vacas comparten pasto y agua bajo la sombra de acebuches centenarios, también protegidos. El espino blanco en primavera hace del lugar ya de por sí maravilloso un escenario único donde disfrutar del silencio. Una buena caminata por los alrededores hará las delicias de pequeños y grandes con los animales en libertad y los regatos corriendo entre nuestros pies.

De regreso al coche, volvemos a la misma carretera y llegamos finalmente al camping. El bar restaurante, que desde julio regenta la moralejana Julia Valle, abre su espacioso salón desde las nueve y media de la mañana hasta quizá la medianoche, dependiendo del último cliente. Si hemos llegado a la hora de comer, el local ofrece un menú casero por ocho o nueve euros, dependiendo de la comanda.

El bar tiene un enorme salón presidido por una eficaz chimenea que calienta las tardes de invierno. Mesas dispuestas a su alrededor sirven de tablero para echar una partida de cartas, ajedrez o damas mientras crepita el fuego. Los amantes del deporte de interior bien pueden pasar la tarde jugando una buena partida de pimpón, un campeonato de futbolín o de dardos. El billar y la máquina de pimball completan la oferta deportiva. Los domingos, Julia ofrece a sus clientes un chocolate con churros por un euro y medio.

Cuando el sol invita a salir, la terraza es un agradabilísimo espacio rodeado de un frondoso jardín estacional y situada junto al minigolf de quince hoyos y el parque infantil de uso público. También es de uso público y gratuito su campo de fútbol.

Desde el camping podemos dar un corto paseo hasta la orilla de Borbollón. Este año está a punto de finalizar la época de las grullas, prontas a iniciar su regreso hacia el Norte de Europa. Desde noviembre hasta febrero, como si de jubilados europeos se tratara, llegan hasta la isla del embalse del Borbollón, miles y miles de grullas procedentes de los países nórdicos y de Alemania.

Para verlas en tierra es perfecta la carretera de la Moheda, siempre por arreglar, hacia donde sale una de las cuatro aspas de ese cruce a ninguna parte. Y para verlas en vuelo, qué mejor que amanecer o ver caer el sol mirando hacia la isla del embalse donde regresan presurosas en bandadas para pasar la noche.

Si el camping del Borbollón fue el primer en abrir sus puertas en Extremadura, el cercano club de Vela Barlobento fue el segundo de España en inaugurarse. Estas dos instituciones extremeñas de gran solera se encuentran muy próximas. El Club de Vela Barlovento organiza regatas nacionales y cursos de vela en verano para niños a partir de nueve años.

Y para no dejar de conocer los cuatro caminos que se cruzan en el camping, a la derecha sale una pequeña carretera, también necesitada de un buen arreglo, dirección al Guijo de Coria que cruza la presa y lleva hasta el restaurante Parraluz, enclavado en una espectacular dehesa en la que existen unas excelentes instalaciones, un buen restaurante y un campo de golf de nueve hoyos y par 35 que también tiene Escuela donde se organizan cursos los fines de semana.

Goyo Naharro, responsable del camping, tiene previsto reabrir las instalaciones del camping a principios de abril y estar preparado para la semana santa. En conjunto dispone de 43 parcelas más la zona hippie, más apartada y donde se practica la acampada libre.

El camping del Borbollón ofrece múltiples actividades lúdicas y en la naturaleza