sábado. 20.04.2024

En numerosas ocasiones, cuando hemos visitado pueblos de Sierra de Gata como: Santibáñez el alto, Torre de Don Miguel y Moraleja nos hemos encontrado con unas construcciones a las afueras de estas localidades, o en el centro de estas villas, realmente singulares y que los lugareños de estas poblaciones las conocen por el nombre de rollos.

Gracias al trabajo publicado por el Museo de Cáceres “Los Árboles de Piedra, Rollos y Picotas de la Provincia de Cáceres”, año 2004, hemos podido adentrarnos en el curioso mundo de la justicia medieval y a la vez comprender la importancia y significación de estos monumentos que en un inicio se extendieron por la mayor parte de las villas de nuestro país.

Según el citado estudio, en un origen había que distinguir dos tipos de construcciones que tenían dos finalidades claramente diferenciadas, una era la Picota y la otra era el Rollo.

La Picota era un instrumento que se utilizaba claramente para condenar al escarnio público a todos aquellos que habían cometido cualquier tipo de delito menor, como podían ser (robo, fraude en las medidas, venta de productos en malas condiciones, etc….). En una sociedad como la medieval en la que no existía nada más sagrado que la honra, el exponer públicamente al infractor de un delito era como condenarle al ostracismo más absoluto.

El Rollo, en cambio, era un instrumento por el que se valían ciertas localidades para demostrar su condición de villa y su capacidad de dictar y aplicar leyes; es por ello que en algunos de estos rollo aparece un escudo que bien podía ser el del rey (como teóricamente sucede con el de Moraleja, cuyo escudo se atribuye a Felipe IV), bien el de un señorío o como sucede con el de Santibáñez el Alto el de una orden militar la de Alcántara.

Con el transcurso del tiempo ambos instrumentos de nuestro sistema jurídico se fusionaron y permanecieron unificados durante siglos, hasta que con las Cortes de Cádiz se dictó que ese símbolo del poder señorial debía desaparecer de todas aquellas villas y lugares del territorio nacional.

La estructura de todas estas construcciones es muy similar. Sobre una grada de sillares se eleva una columna que se ve rematada normalmente con unos elementos decorativos que suelen tener su origen en el bestiario medieval. En algunos casos, como se ha señalado anteriormente, suelen tener representados un escudo y algunos de ellos se ven coronados con una cruz, como sucede con el de Santibáñez el Alto (Cruz de la Orden de Alcántara).

La ubicación de estas construcciones, en numerosas ocasiones, daban nombre a la zona donde se instalaban. De tal manera que no es de extrañar la proliferación de plazas con el nombre de “Plazas del Rollo”, como sucede en Coria; donde según una fotografía recogida del libro de Publio Hurtado “Castillos y Casas Fuertes de la Provincia de Cáceres” en la actual plaza del mismo nombre existió una construcción de este tipo y que en la actualidad ha desaparecido, muy probablemente fruto del desarrollismo sesentero.

Por suerte, en otro caso, como el del rollo de Torre de Don Miguel, éste fue rehabilitado por el estudioso de la villa Don Telesforo Torres, quien se encargó de buscar todas las piezas del mismo que un huracán se encargó de desperdigar por los alrededores de su ubicación original.

Valverde del Fresno es un caso especial, pues puede que un crucero que se conserva en la villa tuviese también esa finalidad; sin embargo los profesores que catalogaron todos los cruceros de la provincia de Cáceres no lo tuvieron en cuenta.

Fuente: Árboles de Piedra, Rollos y Picotas de la Provincia de Cáceres, Museo de Cáceres, año 2004.

Un paseo por los Árboles de Piedra de Sierra de Gata