¿Quién dijo que Educación para la Ciudadanía no sirve para nada? Pues allí, en su clase y en la página 28 de su libro nació en el colegio Virgen de la Peña la idea de crear una empresa solidaria. “Un compañero --relatan los estudiantes en su revista Peraluna-- propuso la idea de vender pinchos de tortilla para compartir las ganancias con alguna organización necesitada”. “Entonces otro --continúan los estudiantes en su narración-- dijo que podríamos hacer como una empresa y, así, hablando entre nosotr@s, escribimos los diez mandamientos de nuestra empresa”.
Decálogo nuestro
- Tod@s los trabajadores de esta empresa participarán en sus decisiones.
- El objetivo por el que trabajamos todos unidos es conseguir fondos para una causa solidaria
- Nos reuniremos el último martes de cada mes (en clase de Ciudadanía) para evaluar y revisar nuestro trabajo.
- Iniciamos nuestra andadura comercial con un capital inicial de 10 euros.
- Los miércoles a la hora del recreo ofreceremos un pincho de tortilla, pan, refresco y servilleta por 0,50 céntimos.
- Tod@s iremos rotando en las tareas a realizar.
- To@s seremos responsables en nuestro trabajo y lo haremos lo mejor posible.
- Respetaremos y trataremos bien a nuestr@s clientes.
- Cobraremos a todos por igual y nadie robará ni un céntimo como hacen “esos atracadores” que han provocado la CRISIS
- Intentaremos probar que hay otras formas de gestionar una empresa sin explotar a sus trabajadores ni a los clientes.
Naturalmente, todos los productos de esta joven empresa solidaria “son de calidad y están elaborados por nuestras amorosas madres” y “puesto que ellas serán las que más curren, ellas decidirán a quién entregan nuestras ganancias”, declaran los estudiantes.
El su primer día en ‘el mercado’ Pinchos Solydaryos obtuvo unas ganancias de 14,50 euros “gracias a nuestros compañeros y maestros que compraron”. El tiempo que dedican a la empresa se lo roban a sus recreos “pero no nos importa porque creemos que es un trabajo importante y que va a servir para ayudar a gente que lo necesita”.
Parafraseándo, como los autores de Peraluna, a Eduardo Galeano “mucha gente pequeña haciendo cosas pequeñas puede cambiar el mundo”.
Mucha suerte desde estas páginas.