Los que vivimos “Crónica de Sierra de Gata” sentimos un profundo dolor con la desaparición de un medio escrito que había conseguido un gran prestigio dentro y fuera de nuestra Sierra.
Afortunadamente, la voluntad decidida de Sara Fontán ha permitido le edición digital de este otro medio, si se quiere también impreso, que ha dado continuidad a una idea. Para comprender su grandeza y ponerlo en valor, dado su éxito, sólo tenemos que comprobar con asombro su inexistencia y/o dificultades en otras comarcas.
Sara Fontán y el resto del equipo de Sierra de Gata Digital, han conseguido, y esto si que tiene mérito, hacer de lo difícil algo fácil, como lo saben hacer los grandes creadores de la danza, el teatro, la música o el cine, por eso son grandes.
Pero no contentos con el resultado obtenido, aletean permanentemente sobre sus cabezas un sinfín de mariposas de colores que trasmiten nuevas ideas. Pierden así el miedo a los cambios, que se traduce en una frescura de deliciosa actualidad y, paradójicamente, devuelven a nuestros oídos el dolondón de los cencerros del ganado pastando en los valles o rumiando las escoberas de las empinadas laderas de los montes y los tesos de la nuestra Sierra.
Se rompe así el aislamiento, uniendo a los pueblos en un mismo tronco y llevando al exterior una información variada y necesaria que transmite arraigo y vuelve entrañable y conocida a esta nuestra gran desconocida de la que sólo, antes de Sara Fontán, la desgracia se prendía en noticia.
Sierra de Gata ha sabido unir, agolpe de ratón, a los vecinos y vecinas que viven en la Sierra, con los que tuvieron que emigrar fuera y de todos estos con los que quieren conocerla, haciendo revivir historias de antes y de ahora. Como, salvando las distancias, el persistente tracatá de las matracas, llamó al religioso recogimiento de las almas, en la paz serena de las estrechas calles de cantos y de piedras.
Porque un periódico también guarda para sí ese privilegio de hemeroteca, convirtiéndose en historia viva de un Comarca, en la didáctica de las vivencias presentes y pasadas, en decir: aquí estamos porque Sierra de Gata vive