viernes. 29.03.2024

¿Quién dijo que no somos competitivos?

Nadie podrá negar que en algunas disciplinas somos la envidia de Europa. Y no hablo de tenis. Pocos países, por no decir ninguno, son capaces de acumular en un solo día hasta dieciocho imputados por distintas y presuntas corruptelas. A esto se le llama ser competitivo. Además concurre una diversificación notable tanto de actividad, que puede ir desde la venta de cuadros tan minimalistas que ni existen o terrenos en Andalucía hasta el lavado y planchado de dinero negro, como en la variedad de los implicados en tan turbios asuntos. Desde primas, ya sean lejanas o cercanas, y yernos del Rey a hermanos de ministras o empresarios el espectro es amplio. Hay para elegir. 

Todo ello aderezado por un presidente del Senado al que se le pasa declarar 24.000 euros (a quién no le ha pasado alguna vez) y otro dirigente del PP al que su partido, es decir a escote entre todos los contribuyentes, le paga el alquiler del piso pese a que cobra unas suculentas dietas por alojamiento. Ya tiene mala sombra el destino para que este caudal de noticias tan edificantes coincida en el tiempo con la amenaza cierta de que en el futuro nos bajarán las pensiones. No me digan que no dan ganas de hacer la ola. Lo cierto es que en la sede de Génova, y esa virtud hay que reconocerla, cada vez que quieren explicar un despropósito, lo que se dice un ‘marrón’, si algo logran es multiplicar por mil la indignación propia de ser tomado por imbécil. 

Normalmente para ello se recurre a Floriano, hombre que malgasta un talento en la política que rentabilizaría mucho más en El Club de la Comedia. Así las cosas, que se dice ahora de modo exasperante, el vicesecretario quiso hacer creer que el escaqueo fiscal de don Pío le había supuesto pagar más impuestos de los que hubiera abonado en caso de reflejar el préstamo en su declaración. Que sea mentira, que lo es, es casi lo de menos. Lo de más es que, de manera sistemática, como decía, te tengan en tan baja estima. 

Es curioso que se quite importancia a este olvido, al parece la ignorancia de la ley no exime a nadie de cumplirla salvo que presidas el Senado, y, sin embargo, como de manera profusa se ha recordado en las redes sociales, a ancianos analfabetos a quienes engañaron con las preferentes se les pida ahora un máster en Harvard para saber lo que firmaron. Claro que presidente del Senado sólo hay uno y a nosotros nos encontrarán en la calle. Aunque no les guste.

¿Quién dijo que no somos competitivos?