jueves. 25.04.2024

Extremeños: ni tontos útiles, ni juguetes rotos

Se acerca un momento histórico muy interesante. El Sr. Arthur Mas y un grupo de acólitos han decidido convocar unas elecciones en Catalunya con el único objetivo de chantajear al gobierno central español; para así obtener el dinero necesario para recapitalizar una Generalitat catalana arruinada por un tripartito, que ha realizado la misma labor que los caballos de Troya colocados en muchas empresas públicas; cuya única función era

Se acerca un momento histórico muy interesante. El Sr. Arthur Mas y un grupo de acólitos han decidido convocar unas elecciones en Catalunya con el único objetivo de chantajear al gobierno central español; para así obtener el dinero necesario para recapitalizar una Generalitat catalana arruinada por un tripartito, que ha realizado la misma labor que los caballos de Troya colocados en muchas empresas públicas; cuya única función era arruinarlas para luego justificar su privatización. Esa labor es la que ha realizado ese engendro político de cohabitación nacional-socialista-comunista denominado Tripartito.

Pero que nadie se llame a engaño con esta tribuna, la misma no tiene la finalidad de mantener un discurso de rancio perfil españolista que se muestre contrario a cualquier consulta popular en la que se decida el futuro de un pueblo ibérico. Muy al contrario cualquier pueblo es soberano para decidir cómo se quiere organizar y cómo quiere relacionarse con los demás pueblos; pero otra cosa muy diferente es que se pretenda utilizar a parte de ese electorado al que se le quiere pedir su opinión para que sirva a los intereses de unos u otros.

Siempre que surge este tipo de iniciativas, como ocurrió con Ibarretxe, desde el púlpito españolista se recurre a la emigración española que reside en Catalunya y Euzkadi para contrarrestar el impulso nacionalista aborigen y desde los nacionalistas vascos y catalanes se intenta seducir con sus discursos populistas y semi-integradores a esos emigrantes y a sus descendientes.

Los extremeños deberían tener mucha precaución con los Maciá, los Badía, los Companys y los Scamots de este siglo XXI; ya que sus predecesores del siglo XX tienen el triste mérito de haber seducido a las masas obreras de la década de los años treinta para luego traicionarlas; pero además deberían tener presente lo que sucedió en países como Estonia, Letonia y Lituania que consiguieron la independencia de la URSS gracias al apoyo mayoritario de las minorías rusas, para luego marginarlas y recortarles sus derechos; convirtiéndolas en ciudadanos de segunda.

Pero también han de ser precavidos con ese rancio nacionalismo españolista que los ha ninguneado, utilizado y vilipendiado a lo largo de la historia y especialmente durante el siglo XX.

Por tanto mucho cuidado extremeños con participar en un enfrentamiento en el que nos podemos convertir, una vez más, en los juguetes rotos, o en los tontos útiles de un sistema en el que no tenemos nada que ganar y mucho que perder.

Extremeños: ni tontos útiles, ni juguetes rotos