viernes. 29.03.2024

Para atrás como los cangrejos

El presidente de Mercadona, Juan Roig, hace unos días contribuyó a la polémica sobre el mercado laboral en España y la cuestión salarial. En todo su discurso dijo una frase que le ha encumbrado al estrellato como si de un gran gurú se tratase- “tenemos que imitar la cultura del esfuerzo con la que trabajan los 7.000 bazares chinos que hay en España"-.

El presidente de Mercadona, Juan Roig, hace unos días contribuyó a la polémica sobre el mercado laboral en España y la cuestión salarial. En todo su discurso dijo una frase que le ha encumbrado al estrellato como si de un gran gurú se tratase- “tenemos que imitar la cultura del esfuerzo con la que trabajan los 7.000 bazares chinos que hay en España"-. Es decir lo ideal sería para él “trabajar como chinos para vivir como españoles”.

En principio parecen dos axiomas contrapuestos; aunque es cierto que a él, en la empresa que dirige, le ha dado unos resultados excelentes. Son muchos los que se preguntan cómo los trabajadores de Mercadona han aguantado, en épocas de bonanza económica, situaciones laborales que en otras cadenas de distribución no se daban. Bien eso, en el fondo, es tan viejo como la situación laboral de los trabajadores de las cadenas WAL-MART, Burger King o Mc Donald en USA, en las que aparentemente los trabajadores tienen unas condiciones inferiores a los de otros de otras empresas del sector; pero en cambio prefieren seguir trabajando en ellas.

En una época de recesión y crisis económica como la que estamos viviendo surgen todo este tipo de ejemplos de éxito, que vienen de la mano de un mercado laboral mundial en clara transformación y profundamente afectado por un modelo de producción, el chino, que se basa en el principio “un país dos sistemas”.

Los chinos en el fondo no han descubierto nada nuevo pues han copiado el sistema que se implementó en la Unión Soviética en sus primeros años, y que consistió en la militarización de la mano de obra (pseudoesclavitud) y en la acumulación primitiva capitalista (trabajar, no consumir y ahorrar). Ese principio anteriormente mencionado, un país dos sistemas, es la gran excusa, para que la inmensa mayoría de los chinos trabajen de sol a sol, en los grandes centros de trabajo, que el gobierno asiático ha organizado en amplias regiones del país; con el objetivo de producir infinidad de productos de baja calidad y plagiados; que luego son distribuidos mundialmente por otro ejército de funcionarios asiáticos, que regentan los tan admirados bazares chinos del señor Roig. Mientras tanto un grupo, minoritario, de privilegiados se convierten en los mayores multimillonarios del planeta. Esto evidentemente funciona por el poder coactivo, represivo y coercitivo que el estado chino ejerce sobre la mayoría de su población.

Y en este último punto es donde se encuentra el quid de la cuestión, y de ello sabemos mucho en Sierra de Gata. Durante la década de los años 30, mientras la movilidad geográfica estaba supeditada a las correspondientes autorizaciones administrativas y la emigración hacia Hispanoamérica estaba bloqueada por los países receptores, debido a la grave crisis mundial; la estructura productiva agrícola y ganadera -mano de obra no cualificada, de bajo coste y con una alta temporalidad -de esta Comarca se pudo mantener gracias a esas limitaciones en cuanto a la movilidad de la mano de obra. Empero esa limitación y por ende las pésimas condiciones salariales, laborales y la ausencia de coberturas sociales provocaron el que se derivase en graves problemas de conflictividad social, que hicieron inviable la continuidad normalizada de esa estructura productiva. Tensiones que están apareciendo en los últimos años en país asiático y que amenazan en convertirlo en foco de conflictividad social.

En conclusión situaciones laborales y salariales como las que se quieren imponer a la inmensidad de la población mundial, desde una alianza neoliberal-neocomunista, están avocadas a reproducir los peores momentos de la historia de la humanidad.

Para atrás como los cangrejos