jueves. 28.03.2024

Profesores jubilados versus profesores parados

“Reconocer la labor voluntaria de apoyo que el personal docente jubilado pueda prestar a los centros educativos, así como la creación de la figura del profesor emérito de Extremadura”. Suena bien, ¿verdad? Esta es la justificación que se ofrece desde la Consejería de Educación y Cultura para que los profesores jubilados puedan realizar labores de apoyo y gestión en los centros educativos.

“Reconocer la labor voluntaria de apoyo que el personal docente jubilado pueda prestar a los centros educativos, así como la creación de la figura del profesor emérito de Extremadura”. Suena bien, ¿verdad? Esta es la justificación que se ofrece desde la Consejería de Educación y Cultura para que los profesores jubilados puedan realizar labores de apoyo y gestión en los centros educativos. Es encomiable que se valore el trabajo que han realizado los docentes a lo largo de tantos años, pero nunca en menoscabo de la que está llevando a cabo, a día de hoy, el profesorado que se encuentra en activo.

Lo importante es deducir qué significa realmente esto y qué consecuencias tendrá socialmente. Todos sabemos que una buena parte de nuestros interinos docentes van a pasar a engrosar las listas del paro el próximo curso académico. Y, además, con la profunda tristeza de no saber hasta cuándo va a durar esta situación. Esta lista de parados puede acrecentarse si, además, los jubilados pasan a ejercer tareas como el refuerzo y apoyo dentro del aula o la tutoría de profesores en prácticas, llevadas a cabo, hasta la fecha, por profesores en servicio.

La enseñanza en este país está “de luto”. Los recortes en educación afectan a despido de interinos, subidas extremadas de la ratio de las aulas, aumento de horas lectivas del profesorado, supresión de becas, aumentos de tasas universitarias… Y ahora añadimos un agravio más: los profesores jubilados podrían recibir, a cambio de esta labor, una compensación económica, aunque la Junta no asumiría el pago de la Seguridad Social (ya cubierta) ni tampoco, por supuesto, de las vacaciones. La Consejería ahorra (son incapaces de encontrar un sistema de ahorro más conveniente), los interesados, también (a nadie le viene mal un ligero aumento del sueldo). Llenemos nuestros centros de docentes jubilados e impidamos que las nuevas generaciones tengan derecho a acceder al mundo laboral; no nos cansemos de poner zancadillas a nuestros jóvenes.

Nosotros, los padres (y también profesores), aconsejemos a nuestros hijos que dediquen su tiempo a otra cosa, que no lo pierdan con el estudio. Les quedan muchos años para poder ejercer y, mientras tanto, mejor que se dediquen a otros menesteres. ¡Qué tristeza! ¿Son ganas de provocar más conflictos sociales? Nosotros valoramos a nuestros jubilados, faltaría más, pero apoyamos a nuestros compañeros que se encuentran en situación de desempleo y que pueden desempeñar estas funciones con las mismas garantías.

Profesores jubilados versus profesores parados