Las personas hablamos con frecuencia de una cosa a la que llamamos suerte. Yo personalmente pienso que la suerte no existe, lo que ocurre es que cuando no conocemos las causas por las cuales ocurren las cosas que ocurren, decimos que es suerte.
En realidad eso que llamamos suerte, es el resultado de todo un proceso, que tiene que ver con las lecciones que tenemos que experimentar, en esta vida, a lo cual se llama programa de vida o programa evolutivo.
La suerte o los juegos de azar no son otra cosa que una petición al Cosmos para que ponga en marcha el proceso que nos lleve a conseguir o no lo que deseas. En la estructura del alma hay un apartado para la suerte. En ese apartado reside una de las energías del alma: la intuición. La intuición es una especie de paraguas donde se cobijan prácticamente todas las manifestaciones de la mente o psique profunda, ese lugar donde conviven las llamadas facultades paranormales.
La fe, es otra de las energías del alma, que tal como yo la entiendo, no es creer en lo que no se ve, sino creer en lo que se siente. Seguir los dictados del corazón es una de las muestras más palpables de la fe, sobre todo en uno mismo.
La energía que normalmente nos falta es la entrega, pero no hablo de generosidad o de altruismo, hablo de darse uno mismo y eso puede tener muchos matices, pero todos sabemos lo que es entregarse. A veces la resumimos en un “hágase tú voluntad”. Esa disposición a permitir que se manifieste el programa de vida, sin ningún tipo de condicionamiento, es una de las maneras más sinceras de entrega, porque no olvidemos que, lo sepamos conscientemente o no, estamos condicionados por el programa de vida que diseñamos antes de nacer, así que las palabras “Hágase tu voluntad” se están refiriendo a la voluntad expresada por nosotros mismos a la hora de confeccionar el programa de vida que queríamos realizar en la presente vida.
Y ¡atención! cada vez que actuamos contra ese programa, sufrimos, y cuando actuamos a favor del mismo, somos felices. Este es un importante baremo que debemos tener en cuenta a la hora de tomar decisiones.
Hay palabras en el lenguaje que bajan la energía a la hora de utilizar el libre albedrio o libre decisión, (herramienta fundamental para evolucionar). Estas palabras tales como: hipocresía, cinismo, odio, dejación, envidia, y una que puede sorprender: atropello (abuso de autoridad). Este concepto es el que está provocando las crisis de todo tipo que estamos sufriendo. Quienes ostentan el poder, en sus diversas manifestaciones, están “atropellando” al ser humano y la consecuencia será una reacción de repulsa que se propagará, como un fuego por el bosque, por todo el planeta. La forma en que nuestro mundo está siendo dirigido, no es precisamente la más evolutiva y eso siempre conlleva un gran riesgo de difícil control.
Esas palabras que antes he mencionado, y otras más, encierran conceptos involutivos y son consumidoras de una gran energía e influyen permanentemente en nuestra capacidad de decisión.
Teniendo en cuenta nuestras potencialidades, podemos reprogramar nuestra mente, nuestra psique, y así cambiar su influencia a la hora de tomar decisiones.
Por supuesto que la falsa humildad, no nos ayudará en este proceso, donde es fundamental el reconocimiento sincero de nuestras reales potencialidades personales.
Hasta otro día amigos.
Un abrazo.
Agustín.
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