viernes. 19.04.2024

122. Diálogos: La Justicia

La justicia está tan íntimamente unida a la igualdad que en ocasiones se hace difícil distinguir una de la otra. Igualdad y justicia significan que no hay un ser humano más importante que otro. Significan que cada uno de ellos tendrá la libertad para elegir cuál va a ser su papel ante la sociedad y ante sí mismo

La Justicia
La Justicia

 -¿Qué crees que has aprendido sobre este tema?

    -Bueno, yo creo que en líneas generales he tenido un sentido de la justicia bastante acertado. He sido justo con todo el mundo. Cuando alguien, a través de su comportamiento, se mereció mi cariño y mis atenciones se las di. Si alguien me hizo daño o no tuvo consideración conmigo también intente que sufriera las consecuencias por ello. Eso es ser justo ¿no?

    -Ya, por lo que dices te dedicaste a premiar y a castigar. Y esa parece ser una justicia muy básica, muy primaria. Sin embargo esa es la idea generalizada sobre la justicia en el mundo. Verás, la justicia está tan íntimamente unida a la igualdad que en ocasiones se hace difícil distinguir una de la otra. Igualdad y justicia significan que no hay un ser humano más importante que otro. Significan que cada uno de ellos tendrá la libertad para elegir cuál va a ser su papel ante la sociedad y ante sí mismo, cual va a ser su camino, de qué modo lo recorrerá y cuáles van a ser sus metas, pero haciéndose a si mismo responsable de los aconteceres que se deriven de ello y no por las opiniones o imposiciones de otros. Justicia significa igualdad de oportunidades, significa respeto, significa valorar de la misma forma el bien común que el  bien individual, significa renunciar a privilegios no nacidos de una forma natural sino impuestos por grupos o personas con un alto componente egóico. Justicia significa valorar a cada uno en función de sus avances y sus logros no de una forma absoluta sino teniendo en cuenta su punto de partida y sus posibilidades. Justicia es ver a cada uno de los demás como si te vieras a ti mismo y tratarlo como te gustaría que te trataran a ti. No es lógico desear una sociedad justa, un mundo más justo y no hacer nada, no participar en aquellos movimientos que lo promuevan, en esas corrientes que se han puesto en marcha para hacerlo posible en grupos o personas que además de integrarla en su quehacer diario también se unen para construir, fomentar y exigirla a un nivel global. Desde este punto de vista ¿tu qué hiciste por la justicia?

    -La verdad es que, de lo que me has contado bien poco. Y ahora me arrepiento de ello. Creía que esa gente que se manifestaba y gritaba, exigiendo cambios eran radicales, marginales, inadaptados que buscaban su protagonismo y que no habían sabido situarse en la sociedad que les había tocado vivir.   

    -Bueno a veces nos toca vivir en una sociedad para cambiarla, para hacerla mejor, para contribuir que sea más justa o más humana. Y esa resignación de la que algunos grupos han hecho una virtud, se convierte en ocasiones en abdicracia, en no querer asumir retos, en dejar que los demás trabajen, decidan o luchen por mejorarnos a todos mientras los observamos desde la barrera. Si es así no tendremos luego derecho a exigir un sitio en ese mundo mejor. ¿No te parece?

    -Si, es una lástima no haber sido consciente de ello antes. Ahora es tarde. Lo siento…

     La luz se tornó cálida y me rodeó, como con un abrazo, como reconfortándome.

    -No te entristezcas, no te culpes, no estoy aquí para juzgarte.  Simplemente estamos repasando lo que ha sido tu vida en algunos aspectos importantes de la condición del ser humano para poder  evolucionar. Por cierto, ¿has nota do la paz de este momento?    

    La paz…

Hasta otro día amigos  

Un abrazo.

Agustín.

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