viernes. 19.04.2024

173. Recuperar el corazón  

Frente a la crisis generalizada de nuestro estilo de vida y de nuestra relación con la Tierra, sin la razón del corazón, no nos moveremos para salvaguardar la vitalidad de la Madre Tierra y garantizar el futuro de nuestra civilización

Recuperar el corazón
Recuperar el corazón

Nuestra cultura, a partir del siglo dieciocho aplicó de forma rigurosa la comprensión de René Descartes, de que el ser humano es “señor y maestro” de la naturaleza y puede disponer de ella a su antojo. Confirió un valor absoluto a la razón y al espíritu científico: Lo que no consigue pasar por la criba de la razón, pierde legitimidad. De aquí se derivó una severa crítica a todas las tradiciones.

Con esto se cerraron muchas ventanas  espíritu. Ya Pascal notó ese reduccionismo, llegando a expresarse de la siguiente manera: “el corazón tiene razones que desconoce la razón”.

Así lo más marginado y hasta difamado ha sido el corazón, órgano de la sensibilidad y del universo de las emociones, bajo el pretexto de que atropellaría, las ideas claras y distintas del mirar científico. 

Así surgió un saber sin corazón, pero funcional al proyecto de la modernidad, que era y sigue siendo el de hacer del saber un poder, un poder como forma de dominación de la naturaleza, de las personas y de los pueblos.

Pero curiosamente  la ciencia  moderna que incorpora la mecánica cuántica, la nueva antropología, la filosofía actualizada no tradicional y la psicología analítica han mostrado que todo conocimiento y muchos acontecimientos, vienen  impregnados de las emociones del sujeto, y que sujeto y objeto están indisolublemente vinculados.

Recuperar el corazón, al fin y al cabo, en él reside el amor, la simpatía, la compasión, el sentido del respeto, la base de la dignidad humana y de los derechos inalienables. Por ello, grandes pensadores por todo el mundo, se han empeñado en rescatar la inteligencia emocional o la razón sensible o cordial, la razón del corazón. Personalmente estimo que frente a la crisis generalizada de nuestro estilo de vida y de nuestra relación con la Tierra, sin la razón del corazón, no nos moveremos para salvaguardar la vitalidad de la Madre Tierra y garantizar el futuro de nuestra civilización.

Esto que nos parece nuevo y una conquista, los derechos del corazón, era el eje de la grandiosa cultura maya en América Central.

Oyéndolos hablar de las energías de la naturaleza y del universo,  parecía que su visión de las cosas, era muy afín, guardadas las diferencias de lenguaje, a la de la física cuántica. Todo para ellos es energía y movimiento, entre la formación y la desintegración (nosotros científicamente diríamos: del orden y el caos) que dan dinamismo al Universo. Eran buenos  matemáticos y habían inventado el número cero. Sus cálculos del curso de las estrellas se aproximan en muchas cosas a lo que nosotros con los modernos telescopios hemos alcanzado.

Poéticamente, dicen que todo lo que existe nació del encuentro amoroso de dos corazones, el corazón del Cielo y el corazón de la Tierra. Esta, la Tierra, es Pacha Mama, un ser vivo que siente, intuye, vibra e inspira a los seres humanos.

La esencia del ser humano es el corazón que debe ser cuidado para ser afable, compasivo y amoroso.

Como decían los antiguos indígenas mayas: “Cuando tienes que escoger entre dos caminos, pregúntate cuál de ellos tiene corazón. Quien escoge el camino del corazón nunca se equivocará”.

Hasta otro día amigos.

Un abrazo.

Agustín.

Este diario lo hacemos todos. Contribuye a su mantenimiento

ING Direct - Sierra de Gata Digital
Nº CC ES 80 1465 010099 1900183481

173. Recuperar el corazón