sábado. 20.04.2024

Desde el corazón

La sociedad actual impide que nos podamos expresar desde el corazón, porque este lenguaje no es entendido, salvo por aquellos que lo practican. Es un lenguaje sencillo, pero al mismo tiempo difícil de entender por aquella parte del cerebro que tiene incorporado el área del lenguaje

Parece que los seres humanos tienen serias dificultades para comunicarse “desde el corazón”, al menos y especialmente en Occidente. Aquí las relaciones están basadas en el intercambio de información intelectual, mental y donde los procesos emocionales no tienen canales de expresión, hasta el punto de que esta represión nos lleva a enfermar.

Hablar desde el corazón implica apertura, y aunque normalmente el significado que se le da a esta palabra es el de la eliminación de barreras entre nosotros y quienes nos rodean no siempre es así.

Hablar sin barreras desde el corazón no tiene nada que ver con el “sí, pero…”, que argumenta que la mente, que está dispuesta a abrirse cuando lo que espera es algo positivo, pero que cuando no sabe qué le puede llegar no efectúa la apertura, la eliminación de barreras, de una forma adecuada, anteponiendo pequeñas energías en forma de prejuicios que interceptan lo que llega.

Apertura real es saber que el corazón es capaz de transmutar lo que de negativo te llegue. Capaz de responder a las ofensas de tal forma que el que ofende se quede con la sensación de que ha sido injusto. Capaz de emitir la palabra o la mirada que desarma generando un armisticio, no la rendición de nadie.

En definitiva, la apertura del corazón es la puerta mejor defendida.

Comunicarse desde el corazón, implica una disposición permanente a la concordia, pues la propia palabra, con-cordia significa “con corazón”. Implica la búsqueda permanente de las vías de acercamiento al otro estando siempre, dispuesto a “escuchar” lo que hay detrás de las palabras, porque detrás puede haber miedo, dolor, ansiedad, frustración... y también, por qué no, alegría, entusiasmo, deseos de ayudar… y sabiendo escuchar es como unos y otros nos podemos ayudar a solucionar aquellas cosas que la mente no es capaz de resolver.

Una sonrisa franca, una mano extendida, un abrazo consciente o un hombro donde apoyarse, son vehículos de expresión, de apertura del corazón. ¡Cuántas psicoterapias se podrían evitar si tuviéramos a mano un amigo al que abrir el corazón! 

La sociedad actual impide que nos podamos expresar desde el corazón porque este lenguaje no es entendido, salvo por aquellos que lo practican. Es un lenguaje sencillo, pero al mismo tiempo difícil de entender por aquella parte del cerebro que tiene incorporado el área del lenguaje. 

Y es que la energía del corazón solo puede ser captada por quienes hacen del amor su lema de vida.

Hasta otro día amigos.

Un abrazo

Agustín 

Desde el corazón