miércoles. 24.04.2024

LAS LETRAS DEL VIENTO. Yo, la magnolia de los Durán

La magnolia
La magnolia

Nunca he sabido cómo llegué a Villanueva de la Sierra, ni cuando la familia Durán me adoptaría como a una hija suya, vamos, a una especie de mi estirpe, que pertenezco a la familia de las Magnoliáceas, muy antigua, que cuentan mis antepasados que nacimos, incluso, antes que las abejas. Sea lo que fuere, dichosos vosotros que me veis como una buena y bella moza,  que he crecido, vaya que si he crecido, que andaré por los treinta metros de altura – que se dice pronto - y, sin duda, tanto los padres de Don Elías como su hermana Doña Petra, se enamorarían de mis bellas y blancas flores; y no sé ni cómo me eligieron ni cómo me plantaron en este jardín tan hermoso como coqueto, pequeño paraíso terrenal, donde, quién sabe si, en estos pagos, no estaría algún paraíso terrenal o el mismo Paraíso. Quizás me pase…, pero aquí me veis y quiera Dios nuestro Padre, sí, el de la sierra, el de las barbitas blancas, que os veo con que gusto os tomáis el bollo en esta villa y sigo, asomado a mi ventana de aire y de mi cielo, que veo cómo celebráis la fiesta de Dios Padre, en la cumbre, que hasta aquí me llegan las notas de flautas y tambores y me pavoneo de que se me vea desde buena parte de este término tan plateado de olivos y, sinceramente, estoy muy contenta, aunque no me contempléis del todo, pues la casa me resta vista.

Dicen que pertenezco a una gran familia, sí a las Manoliáceas y que procedemos no sé de cuantos continentes. Sin embargo, sé que he crecido con lentitud, vamos que he tardado muchos años en hacerme esta moza tal alta, bella y admirada y, hasta me han dicho que, junto al Museo del Prado. Pero no nos conocemos; nuestra altura no da para tanto. Crezco lentamente y estoy adaptada a temperaturas cálidas y observad, observad mis hojas perennes y grandes, color verde oscuro y qué contraste con el rojo de mis semillas. Aunque me elevo lentamente, sin embargo, soy una moza altanera y siento, sin embargo, no resultar aprovechable excepto para un buen ebanista. De todos modos, resisto el frío, pero prefiero el sol, quiero, no obstante, que me rieguen y no me agradan que me poden. Sí, estoy muy orgullosa de compartir mi altivez con las palmeras de esta especie de paraíso, por donde corre el agua y suenan los susurros. Con buen criterio, Don Elías y Doña Petra me han hecho compartir este oasis con las palmeras: ”Alto soy de mirar a las palmeras…” . Y soy, como dice un experto en árboles, Pierre Magnol – de ahí mi nombre – el perfecto árbol ornamental.

Aquí estoy, en este lugar de ensueño, donde he oído muchas historias y, hasta daría fe, de las muchas palabras y hechos que han transcurrido entre mis sombras y la corriente del agua, desde 1876, qué ya ha llovido desde entonces. Don Elías me acondicionó muy bien en este huerto, que hasta pagaría, con su dinero, la canalización de las aguas y, como era hombre de buen gusto, haría de este espacio un variopinto jardín donde me hacían compañía dos valiosas cicas, magnolias olorosas, algunos naranjos… y otras especies, que tenía el dueño y señor buen gusto para el embellecimiento.

Todo el mundo alaba la sabiduría de este señor, que debía ser muy versado en plantas, de ahí que yo sea la reina de esta especie en toda Extremadura y tan bien vista que, en ocasiones, me he sentido ruborizada por tanta aclamación y elogio. Además, a pesar de los años, estoy de muy buen ver y bien conservada, y hasta siento un cierto rubor ante las miradas y las flores que salen de la boca de los visitantes.

 No me gusta que la corriente eléctrica, ande por mi tronco, pues me resta belleza y, otro tanto, me ocurre con algún que otro elemento que desdora mi belleza y, por ende, la de este paraíso.

Aquí sigo y mirad que han pasado años, pero me siento muy contenta, porque, en esta villa, nacería La Fiesta del Árbol en 1805, y, desde este sitial, diviso la hopalanda plateada de los olivos. Así que, como comprenderéis, no puedo pedir más y no dudéis, cuando queráis, en venir a verme. Sombra tengo para todos y belleza para que la gocéis. Que Dios nos guarde.

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