domingo. 05.05.2024

83. Reflexiones V

Los políticos que buscan mantenerse en el poder por el poder, los financieros, los ejecutivos de las grandes corporaciones, lo que creen que teniendo más son más y, en general, los que han colocado las cosas por encima de las personas, no son muy conscientes de que están nadando en un río -el de la vida- en cuyas orillas se hallan sentados los pescadores de voluntades

 

Reflexiones 5
Reflexiones 5

Hace muchos años, cuando tenía otra forma de pensar y de ver la vida, me gustaba ir de pesca. Me gustaba preparar los aparejos, revisar la caña, comprobar el estado del sedal, el carrete, buscar cebo, en definitiva todo el ritual que aquello llevaba. Me hacía ilusión el pensar en el fin de semana, cuando podía ir a pescar al río, tener un día para mi solo, aunque en ocasiones fuera con amigos. Allí sentado en la orilla, esperando a que picara algún pez y me diera una alegría.

En esos días junto al río tuve mucho tiempo para pensar y aprendí lo que era la paciencia, la meditación, la observación, hasta tenía tiempo para pensar en mi vida, que era lo importante y que no lo era. Aprendí a observar, al insecto que zumbaba a mi alrededor, los colores de las flores, como cambiaba el aspecto del entorno de una vez para otra en que volvía de pesca. Observaba los peces, que de vez en cuando se enganchaban en el anzuelo. Y me gustaba coger el pez entre mis manos, y antes de soltarlo otra vez al río, se me pasaba por la mente decirle que avisara a sus congéneres: ve y diles que hay otro tipo de vida fuera del agua, dile a tus hermanos que es peligroso tratar de vivir en ella, que sean cautos y no se dejen engañar por lo que parece apetitoso, que les va la vida en ello, que hay seres fuera del agua que no siempre les devolverán al agua, si por incautos caen en el engaño… Me imaginaba que el pez me entendía y que incluso me llegaba a dar las gracias, cuando boqueaba por falta de aire.

De eso hace ya mucho tiempo, pero me acuerdo del pez fuera del agua y lo comparo con muchos seres humanos, que he ido conociendo a lo largo de mi vida. Seres humanos que debido a su apetito voraz, no han tenido la prudencia de mirar si unido al bocado apetitoso había un anzuelo que les llevaría a vivir situaciones contrarias a las que un día imaginaron que sería su vida.

En la actualidad, los políticos que buscan mantenerse en el poder por el poder, los financieros, los ejecutivos de las grandes corporaciones, lo que creen que teniendo más son más y, en general, los que han colocado las cosas por encima de las personas, no son muy conscientes de que están nadando en un río -el de la vida- en cuyas orillas se hallan sentados los pescadores de voluntades, los pescadores de peces cuyo ego les hace sobresalir del resto y por lo cual son muy apreciados por esos pescadores, que ven en ellos un plato suculento que les reportará grandes beneficios.

La técnica de pesca es sencilla, para que se confíen echan mucha carnaza en el río y entre ella los anzuelos: coches lujosos, beneficios económicos, grandes fiestas, viajes, lujo… y todos muy contentos de dejarse pescar hasta que los pescadores les exigen su alma, sí, porque la voluntad, el libre albedrío, lo que distingue a los seres humanos de sus antecesores los primates, es el alma o espíritu.

Toda la historia está plagada de personas que, deseando ser y tener fama, belleza o fortuna a cualquier precio, venden su alma al diablo, aunque el diablo esté vestido de aquellos personajes, que –en la sombra- pretenden manejar los hilos del mundo o lo que es lo mismo los sedales de las cañas de pescar. Lo que estos oscuros personajes no quieren reconocer es que ellos también son pececillos que no podrán sobrevivir en eso tan misterioso que es el gran río de la vida o eso que llamamos VIDA.

Hasta otro día amigos.

Un abrazo

Agustín

83. Reflexiones V