lunes. 06.05.2024

Una ancestral fiesta: El Capazo

Quemar las esteras o capazos viejos implica renovación por el efecto purificador del fuego; las capacetas viejas son cambiadas por otras nuevas, se quiere romper con lo viejo y prenderlo fuego, para que el nuevo amanecer con el sol del día, hiciese renacer y florecer  los campos con una fertilidad excelsa

Quema de las capacetas. LLEREMI GONZÁLES
Quema de las capacetas. LLEREMI GONZÁLES

A menudo nos encontramos a lo largo de nuestra amplia geografía con festejos ancestrales cuya tradición nos conduce hasta lejanos periodos históricos, costumbres y modos de vida ya perdidos; si añadimos la magia del fuego, peculiares personajes, música tradicional, bailes y danzas, gastronomía popular y festividades religiosas que se entrelazan con rituales profanos, estaremos en presencia de una de las más singulares fiestas que podamos contemplar: “El Capazo”, en Torre de Don Miguel, en la Sierra de Gata, provincia de Cáceres.

En la noche del sábado siguiente al Domingo de Pascua de Resurrección tiene lugar la fiesta tal y como la conocemos hoy, enmarcada en las celebraciones en honor a la Virgen de Bienvenida, que es llevada en procesión a la Iglesia de Torre de Don Miguel desde la ermita en que se venera. Según la tradición, un personaje principal de la festividad, el árbol, es clavado en el suelo a los pies de la iglesia, donde permanece los días previos. Se ha añadido a la tradición, quizá para regenerar el arraigo, un árbol de menor tamaño para que los niños participen activamente en la fiesta realizando el mismo ritual a pequeña escala.

A la par que el árbol existen otros personajes como el legendario Camuñas que lleva la cara ennegrecida, ataviado para la ocasión con detalles de la indumentaria molinera y una piel de cabra sobre los hombros que se anuda a la cintura con un cencerro por delante y cuatro cencerros por detrás que simbolizan las cuatro estaciones. Por otro lado los doce capaceros van vestidos con sacos abiertos y chalecos de fardo, como los antiguos molineros. Todos, junto con el tamborilero conforman la fiesta.

En torno a las once de la noche del sábado el tamborilero va a despertar al Camuñas, que a su vez va a buscar a los capaceros, que con la ayuda de un borrico recogen las capacetas viejas destinadas a ser quemadas en el roble clavado junto a la iglesia. Llegada la medianoche todo el pueblo se reúne entorno al roble, en la plaza; comienza la hora del ritual: con el tamboril de fondo el Camuñas prende fuego a cada una de las capacetas y se las entrega a cada uno de los doce capaceros para que estos enganchen el capazo en llamas al árbol comiencen a arder; las mujeres bailan alrededor del tronco en llamas. Es entonces cuando se reparte el sopetón (dulce propio del festejo), que se ofrece a todos los asistentes. De las llamas caídas se prenden doce cirios, quizá en alusión a los doce apóstoles, que son llevados ante la Virgen de Bienvenida, con cuya ofrenda se pretende quizá, que ella continúe iluminando y fertilizando los campos para lograr fructíferas y generosas cosechas.

Quemar las esteras o capazos viejos implica renovación por el efecto purificador del fuego; las capacetas viejas son cambiadas por otras nuevas, se quiere romper con lo viejo y prenderlo fuego, para que el nuevo amanecer con el sol del día, hiciese renacer y florecer  los campos con una fertilidad excelsa, con el cambio de la noche al día; parece como si se tratara de una metáfora de la vida, del tránsito de las diferentes épocas a través del paso de cada año agrícola y del cambio de las estaciones. El ritual era como una pretensión de dar gracias a los dioses, y hoy a la virgen, por las cosechas.

El domingo la Virgen de Bienvenida vuelve de nuevo a su ermita de origen, para que sus devotos le sigan rindiendo culto durante el resto del año. La tradicional Fiesta del Capazo tendrá lugar este año 2013 la noche del 6 de abril: ¡Conózcala!

Una ancestral fiesta: El Capazo