viernes. 29.03.2024

De triángulos y joyas en la Sierra (I)

A mediados de junio, a eso de las 11 de la noche, Regulus está un poco a la izquierda de Hoyos, a una altura sobre el horizonte de entre uno y dos palmos medidos con el brazo extendido. Si vamos girando la cabeza hacia Moraleja, y a la vez levantando suavemente la mirada, un poco antes de llegar, y a una altura de casi dos palmos, está Spica. Encima de La Moheda, ascendiendo por la vertical y un poco antes de llegar al zenit, está Arcturus.
Osa Mayor, Arturo y Spica
Osa Mayor, Arturo y Spica

Antes de que llegue el día en el que el Sol parece detenerse en el cielo, y que por eso llamamos SOLSTICIO, vamos a visitar algunas estrellas primaverales.

Cerca de las Osas está BOÖTES (“El Boyero”), que, dependiendo de la representación que tomemos, conduce el Carro, o con sus dos perros persigue a la Osa. De ella decían los clásicos greco-latinos que era la del repentino amanecer o la del lento atardecer, ya que sale horizontal y se pone vertical, tardando varias horas en desaparecer.

Hay en ella una estrella rojo-anaranjada, que es la más brillante del Hemisferio Norte celeste: ARCTURUS, de magnitud negativa. Su nombre procede de dos palabras griegas que significan “el Guardián de la Osa”, de donde vienen también las palabras ÁRTICO, para indicar el Norte, por su relación con la Osa, y ANTÁRTICO, su opuesto. Era una estrella muy temida en la antigüedad. Para hallarla, seguimos la curvatura de la cola de la Osa Mayor en dirección Alkaid, y aproximadamente a una distancia igual al doble de la cola la encontraremos.

Ya sabemos que el aparente camino anual del Sol se llama Eclíptica. Su fondo celeste lo forman las constelaciones del “Círculo de Animalitos” o ZODÍACO. Astronomía y Astrología tienen en ellas un origen común, pero la Historia fue separando sus caminos y hoy ya ni siquiera coinciden el signo bajo el que nacemos y la constelación en la que se encuentra el Sol en ese momento. Seis de ellas están por encima del Ecuador Celeste, y para nosotros, observadores BOREALES (del Norte), son compañeras de primavera-verano: PISCIS, ARIES, TAURO, GÉMINIS, CÁNCER y LEO. Las demás están por debajo, y nos acompañan en otoño-invierno: VIRGO, LIBRA, ESCORPIÓN, SAGITARIO, CAPRICORNIO y ACUARIO. El Sol se entretiene más o menos un mes en cada una de ellas, y de dos vamos a hablar ahora.

VIRGO (“La Virgen”), casi alineada con la Osa Menor y el Boyero. En la mitología solía estar asociada con la fertilidad y la cosecha, por lo que lleva una espiga de trigo en una mano y una palma en la otra. En ella estará el Sol cuando llegue en otoño el EQUINOCCIO (día en el que las horas de luz solar y las nocturnas son iguales).

Si nos fijamos en lo que en su imagen corresponde a la mano izquierda, encontraremos una estrella blanco-azulada muy brillante: SPICA (“La Espiga”), un poquito al sur de la Eclíptica. De su observación, y de la de Regulus, fue descubierta la PRECESIÓN DE LOS EQUINOCCIOS (lentísimo desplazamiento hacia el oeste). Para encontrarla, seguimos la curva que nos había llevado de Alkaid a Arcturus, y más o menos a igual distancia desde Arcturus está Spica.

LEO (“El León”) es una de las pocas constelaciones con una forma visual parecida a lo que representa. Su cabeza tiene el aspecto de una hoz formada por seis estrellas, y desde una de ellas parece irradiar, a mediados de noviembre, una lluvia de meteoros: LAS LEÓNIDAS. Fue una constelación muy importante para los egipcios porque la relacionaban con la morada del Sol y las inundaciones del Nilo.

En la parte inferior de la hoz está REGULUS, a la que puso el nombre Copérnico (1473-1543). También es blanco-azulada y de primera magnitud. Por ella pasa la Eclíptica, por lo que si la unimos mentalmente con Spica tendremos una idea aproximada de la famosa trayectoria, alrededor de la cual brillan planetas y constelaciones zodiacales. Y al final del león hay una blanca estrella de magnitud 2: DENEBOLA (“la Cola del León”).

Pues bien, ARCTURUS, SPICA Y REGULUS forman el llamado TRIÁNGULO DE PRIMAVERA.

A mediados de junio, a eso de las 11 de la noche, Regulus está un poco a la izquierda de Hoyos, a una altura sobre el horizonte de entre uno y dos palmos (un palmo corresponde aproximadamente a 20º), medidos con el brazo extendido. Si vamos girando la cabeza hacia Moraleja, y a la vez levantando suavemente la mirada, un poco antes de llegar, y a una altura de casi dos palmos, está Spica. Encima de La Moheda, ascendiendo por la vertical y un poco antes de llegar al zenit, está Arcturus.

Y lentamente, por el camino que lleva de Regulus a Spica, transita despreocupado Marte.

De triángulos y joyas en la Sierra (I)