jueves. 28.03.2024

La estrella polar y otras historias en la sierra

Si los primeros días de este mes miramos el cielo de nuestra Sierra, a eso de las 12 de noche, veremos la W cerca del horizonte, casi encima de Gata; el Carro de la Osa Menor ascendiendo verticalmente por nuestro eje Norte; a su derecha, mirando más hacia Cadalso, la cabeza del Dragón; y casi en el zenit, un poco a la izquierda, está Alkaid, con el Carro de la Osa Mayor descendiendo hacia Acebo y San Martín
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“Imagine la boca, aquel que pueda,
 Del cuerno cuya punta está en el fuerte
 Eje que hace girar la primer rueda”
 
(“Paraíso”, canto XIII, Dante)

¡Por fin, el casi centro del círculo!

La MAGNITUD APARENTE de un objeto celeste es un modo de medir el brillo con que se nos muestra. Cuando fue introducido este sistema, hace siglos, se asignó el 1 para la estrella más brillante a simple vista y se llegaba hasta el 6, para las últimas visibles. Es decir, la escala funciona al revés. Hoy en día, con maneras más precisas de medir, la escala llega incluso a valores negativos.

Y le ha llegado la hora a la ESTRELLA POLAR. Como no es muy brillante (su magnitud es mayor de 2) usaremos nuestro conocimiento del Carro de la Osa mayor para localizarla: cogemos el lado formado por Merak y Dubhe, lo prolongamos en esta dirección unas cinco veces, y ahí está: POLARIS o CYNOSURA (en este caso la palabra proviene de otra representación y significa “cola de perro”). El Carro al que pertenece se encuentra siguiendo más o menos una dirección paralela al de la Osa Mayor y en él la estrella que se encuentra al final de la línea imaginaria que nace en la Polar se llama KOCHAB. Sus magnitudes son casi iguales y su nombre, procedente de “estrella del Norte”, nos recuerda la naturaleza variable de la posición del Polo Norte celeste, debido a un movimiento del eje de la Tierra.

Retorciéndose alrededor del Polo, entre las dos Osas, se extiende EL DRAGÓN, de débiles estrellas, de las que sólo comentaré dos: ELTANIN (de la expresión árabe “la cabeza del dragón”), que está en el cuadrilátero final, enfrente de la parte inferior del Carro de la Osa Menor, es decir, hacia la parte externa del círculo circumpolar, y a una distancia parecida a la que hay entre los Carros. Fue muy importante para los egipcios de hace unos miles de años y sirvió para descubrir una nueva propiedad de la luz en el siglo XVIII. La otra, THUBAN (“el dragón”), marcaba el Norte hace unos 5000 años. Se halla a mitad de camino entre Kochab y Alkaid.

Y nos despedimos del mundo circumpolar con la silla donde se sienta CASIOPEA, reina de Etiopía, esposa de CEFEO y madre de ANDRÓMEDA. Sus cinco estrellas, casi todas de magnitud entre 2 y 3, forman una M o una W, según que las veamos en el semicírculo superior o inferior. Como M, la primera y más brillante es SCHEDAR (“el pecho”), casi simétrica de Dubhe con respecto a la Polar, y la última es CAPH (del nombre árabe de la constelación).

Si los primeros días de este mes miramos el cielo de nuestra Sierra, a eso de las 12 de noche, veremos la W cerca del horizonte, casi encima de Gata; el Carro de la Osa Menor ascendiendo verticalmente por nuestro eje Norte; a su derecha, mirando más hacia Cadalso, la cabeza del Dragón; y casi en el zenit, un poco a la izquierda, está Alkaid, con el Carro de la Osa Mayor descendiendo hacia Acebo y San Martín.

Y con esto abandonamos la región circumpolar.

La estrella polar y otras historias en la sierra