Aunque son diversas las civilizaciones que han visto en esta constelación la figura de una osa, la tradición clásica griega dice que es por la afirmación aristotélica de que el oso es el único animal capaz de poblar el frío polar.
No toda ella es para nosotros circumpolar, pero sí su parte más famosa: el lomo y la cola, conocidos como el CARRO DE LA OSA MAYOR. Podemos seguir su viaje por el cielo más o menos de la siguiente manera:
Supongamos la esfera de un enorme reloj apoyado verticalmente un poco a la izquierda de Gata y con el centro en la Estrella Polar (pronto aprenderemos a localizarla usando, precisamente, el Carro que estamos estudiando). A lo largo de la noche el Carro recorre un poco menos de medio círculo, por la mitad externa del reloj, así: entre las 3 y las 9 en primavera, entre las 12 y las 6 en verano, entre las 9 y las 3 en otoño y entre las 6 y las 12 en invierno. Como es lógico, el desplazamiento se va haciendo de un modo continuo en el camino de una estación a otra.
Si la buscáramos, por ejemplo, a mediados de mayo, entre las diez y las once de la noche, tendríamos que levantar la mirada casi hasta el zenit (¡sin tilde!), palabra que procede de una mala lectura, en los manuscritos de Alfonso el Sabio, de una expresión árabe que significa “el paraje de la cabeza”,es decir, el punto que está en lo alto de nuestra vertical.
Sólo nos quedaremos con el nombre de cinco de sus estrellas: 
DUBHE (“la osa”, tomada de la expresión “la espalda de la Osa Mayor”)
MERAK (“el lomo”)
PHEKDA (“el muslo”)
MEGREZ (“la raíz de la cola”). Son las cuatro del casi cuadrado, y al final de la cola está
ALKAID, también llamada BENETNASCH (las dos palabras están en “jefe de las plañideras”).
Ellas serán nuestras guías para ir encontrando a otras estrellas y constelaciones.
Pero…en otros capítulos.
