jueves. 09.05.2024

La afición serrana por los caballos va in crescendo y así lo demuestran siempre que pueden los amantes gateños del mundo equino. Siete asociaciones caballistas serranas han demostrado que la unión es más fuerte que las inclemencias meteorológicas y 160 caballos subieron hasta el alto de Jálama para celebrar la II concentración de caballos de la comarca. Según los datos manejados por la organización, hasta la cumbres subieron 55 cabaleiros de Valverde, socios de A revolera, 27 de Eljas, 53 de Villamiel, 29 de Acebo, siete de Hoyos, dos de Villasbuenas, siete de Perales del Puerto y diez de Cilleros. Desde Valverde tardaron algo más de dos horas y media y una hora menos los jinetes de Cilleros. “El alto de Jálama es un punto céntrico para muchas localidades y más próximo a Valverde o Cilleros, las más alejadas”, comenta Gustavo Egido, de la Asociación Acebana, asociación que inició el año pasado esta buena costumbre de reunir a los caballistas de todas las organizaciones serranas. 

“Nuestro objetivo es fomentar las relaciones entre los aficionados de las distintas localidades serranas --comenta Gustavo Egido-- y acabar formando una federación de asociaciones caballistas”.

En la primera edición, 150 caballos se dieron cita en la localidad. El éxito de la convocatoria fue tal que la afluencia de jinetes, amigos, aficionados y familiares abarrotó las estrechas calles acebanas. Este año, todas las asociaciones acordaron trasladar su celebración al alto de Jálama y utilizar la explanada del campamento de Villamiel, como segunda opción en caso de que las inclemencias fueran más fuertes que ellos. “Ha resultado de lujo” comenta Gustavo y para Fabio, presidente de A Revolera, el día “fue perfecto”. Los caballos tenían su propio espacio, los caballistas podían charlar de su afición y había espacio para los juegos tradicionales y la comida de hermandad. En la carpa se sirvieron cerca de 200 cubiertos y en el aparcamiento se contabilizaban medio centenar de coches.

El año que viene, repetirán la cita, la hora y el lugar pero cambiarán la fecha. A los jinetes, a los caballistas, la cita del sábado “se quedó corta” y quieren más horas de luz, más grados de temperatura y disfrutar de una noche al serano en lo alto de jálama después de haber hecho una buena cabalgada.

El año que viene la cita será a finales de primavera o a principios de verano en lo alto de Jálama. Los robles sombrearán a caballos y caballistas y podrán, finalmente, disfrutar de un mercado de venta y trueque de complementos, utensilios, comida, transporte y cuidado del caballo que este año se ha llevado por delante las nubes.

En la explanada, 40 cintas esperaban a otros tantos jinetes que debían cazarlas con las puntas de sus lanzas. Las había con premio --productos cedidos por las muchas empresas que han ayudado en esta cita a los caballistas-- y las había sin él, pero premiados o no todos los jinetes disfrutaron de las carreras.

No solo entre adultos anda el juego; el jinete más chico, de siete años, hijo de Pedro y Raquel fue premiado por su afición. “Echamos de menos a más de siete niños, grandes aficionados como mi hija de siete años, pero el frío era demasiado para ellos y les hace guardar un mal recuerdo del caballo”, comenta Fabio, presidente de A Revolera.

El día amaneció lluvioso, con mucha niebla; de hecho el pico de Jálama (1492 metros) recibió nevado a los primeros jinetes. Tras decidir entre todos si seguían o no adelante con la cita, la pasión por galopar fue más fuerte que el miedo a la pulmonía, se enjaretaron los trajes y 160 jinetes montaron en sus caballos. Pero no solo a caballo subieron hasta Jálama, la organización calcula que medio centenar de coches, llenos de amigos y familiares de los caballistas, también se sumaron a la reunión. El acceso al alto se realizó desde Acebo y desde Villamiel “el camino de acceso desde Villamiel debería ser arreglado y hacer una pista en paralelo a la calzada empedrada para que así los animales no destrocen esta vía”, comenta Egido. El domingo, un “comando” de jinetes subió al lugar de la cita para comprobar que todo había quedado tal como lo encontraron con el fin de que nadie notase el paso por Jálama de más ciento cincuenta caballos.

“El ambiente de compañerismo, la unión por la afición y el buen talante de todos los que allí participamos es lo que yo más destacaría”, comenta Fabio. “Todos pusimos de nuestra parte, por ejemplo los villamelanos Chuchi y Antonio y sus mujeres nos sorpprendieron a todos esperándonos con unas riquísimas perrunillas y aguardiente que habían preparado para darnos a todos la bienvenida en el último repecho”.

El año que viene, más y, si cabe, mejor.

A los caballistas les faltan horas