domingo. 28.04.2024

Un año más, tras el parón del pasado enero, la asociación caballista de Valverde del Fresno, A Revolera, celebrará este año San Antón, el patrón de los animales.

A las 11,30 los caballistas han quedado en el mesón El Quijote, a la entrada del pueblo, para subir todos juntos hasta El Fuerte o Forti, junto a la iglesia.

Allí, propietarios de mascotas y caballistas aguardarán a la entrada del templo la finalización de la misa para acompañar al santo en procesión en su recorrido por las calles valverdeñas.

Perros, gatos, pajarillos, incluso algún cochino, y muchos caballos, recorrerán junto a San Antón las calles de la localidad. Una vez finalizada la procesión, el párroco, nuevamente a la entrada de la iglesia, bendecirá a los animales, cumpliendo así con el rito tradicional.

En enero de 2011, última vez que se celebró San Antón con la bendición de los caballos, cerca de medio centenar de caballistas se reunieron a las puertas de la iglesia para acompañar al santo y recibir su bendición.

“Invitamos a todas las asociaciones de la comarca y los que nunca suelen faltar son nuestros amigos de Eljas, Cilleros, Hoyos y Villamiel, incluso los hay que vienen desde la vecina Navasfrías, en Salamanca”, nos cuenta José Ignacio Donoso, Fabio Chicu, presidente de A Revolera, asociación que viene celebrando San Antón desde principios de esta década.

Tras la bendición, los socios de la A Revolera celebrarán una comida de hermandad en el Mesón El Quijote.

Leyenda de San Antón

Antonio nació en el pueblo de Comas, cerca de Heraclea, en el Alto Egipto. Se cuenta que alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y se retiró a vivir en una comunidad local haciendo vida ascética, durmiendo en un sepulcro vacío. Luego pasó muchos años ayudando a otros ermitaños a encaminar su vida espiritual en el desierto. Más tarde se fue internando mucho más en él, para vivir en absoluta soledad.

Jerónimo de Estridón, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica; el cuervo que, según la tradición, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.

Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre de representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies, porque era vencedor de la impureza. Además, en la Edad Media para mantener los hospitales soltaban los animales y para que la gente no se los apropiara los pusieron bajo el patrocinio del famoso San Antonio, por lo que corría su fama. En la teología, colocar los animales junto a la figura de un cristiano era decir que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, esto es, en el Cielo, puesto que dominaba la creación.

El día 20 A Revolera celebra San Antón con la bendición de los animales