viernes. 03.05.2024

La mayoría de los huertos tradicionales ubicados en los pueblos, los cuales llevan varios siglos cultivándose, suelen estar ubicados en lugares soleados, protegidos con paredes de piedra seca, abrigados de los vientos; con un sistema de riego por gravedad y con acceso adaptado a las caballerías o a pequeña maquinaria que son las que aportan la materia orgánica en forma de estiércol. Este diseño ha sido suficiente para asegurar la producción durante los últimos siglos. Aunque siempre admite mejoras debemos conservar estas pequeñas infraestructuras tradicionales.

En el momento que nosotros creamos un huerto estamos haciendo un vivero de plantas domésticas con plantas seleccionadas para producir frutos. Indirectamente estas plantas las ponemos a disposición de sus enemigos naturales, es decir, todos los seres vivos que se alimentan de nuestra huerta y que consideramos plaga o enfermedad como: pájaros, roedores, artrópodos (insectos, miriápodos,...), nematodos, ácaros, hongos, bacterias o virus. También tienen alteraciones no provocadas por seres vivos como son: carencias nutricionales, accidentes meteorológicos (heladas, golpe de sol, vientos secos,...) o producidas por el suelo (asfixia radicular, pH acidez o alcalinidad,...).

Todo esto empezó cuando el hombre se hizo sedentario y creó el huerto, hace varios miles de años. Desde entonces, generación tras generación se ha ido desarrollando una verdadera cultura en el cultivo de la huerta, diversificada en todas las comarcas del mundo, por la importancia que tenía y sigue teniendo la producción de hortalizas en las economías de subsistencias.

Un ejemplo claro de lo que hablamos fue la “gran hambruna” que sufrió Irlanda entre 1845 y 1849 a consecuencia de la destrucción de la patata provocada por la desafortunada aparición del tizón tardío o mildiú de la papa (hongo Phytophtora infestans). Unido a otras causas como la mala gestión económica supuso la gran emigración a Estados Unidos.

Esta cultura hortícola siempre tuvo como objetivo evitar que nuestras hortalizas y frutas fueran devoradas por el diente de un mamífero, insectos o caracoles y a su vez protegerlas de las inclemencias negativas del tiempo atmosférico.

Existen dos formas de evitar las alteraciones de las plantas hortícolas, una directa (tratamientos y otros métodos complementarios) y otra indirecta (ubicación, mejoras y operaciones culturales). Se puede consultar una amplia bibliografía (en papel y en la red) relacionada con las plagas y enfermedades de las plantas, tanto métodos convencionales como ecológicos.

En los huertos para autoconsumo de pequeña superficie podemos utilizar distintos sistemas para solucionar las alteraciones en los cultivos, nunca esperar a que los problemas se resuelvan solos. Lo primero, es observar lo que tenemos alrededor de nuestro huerto. Lo más común es que esté lindando con otro. En este caso la buena vecindad puede ser muy provechosa y más si son personas mayores porque casi siempre la práctica hace expertos y escuchar siempre es enriquecedor.

Mejoras y operaciones culturales a tener en cuenta

Conviene tener una pequeña libreta de apuntes para dibujar un esquema gráfico de la distribución anual del cultivo y tomar las notas necesarias de cada uno de ellos. Esto será muy útil a la hora de realizar las rotaciones de cultivo sabiendo lo que hemos plantado cada año, sin repetir la misma hortaliza en el mismo suelo. Las observaciones que debemos anotar serán sobre el rendimiento, plagas que han sufrido, momento de recolección, primera y última helada, etc.

Las leguminosas (habas, frejones, guisantes, garbanzos, entre otros) nos proporcionan nitrógeno para el cultivo siguiente. Las hortalizas de raíz se deben de rotar con las de fruto y hoja para no favorecer los parásitos del suelo.

Si queremos evitar la pudrición de los tomates o bien colocamos tutores o bien paja, heno o plástico en el suelo. También se recomienda poner tutores a los pimientos y berenjenas porque cuando los pimientos son grandes es fácil que se tronche la planta del pimiento de cuajo.

Es conveniente no abusar de los abonos nitrogenados porque el exceso de nitrógeno favorece el crecimiento vegetativo y la proliferación de pulgones, mosca blanca y otras plagas.

Una pared, seto o valla, significa huertos en recintos cerrados. Estos cerramientos impiden la aireación y esta acumulación de aire caliente es ideal para la proliferación de la araña roja y otros ácaros. En el caso contrario, cuando tenemos un viento dominante, podemos hacer un cortaviento con cañas, restos vegetales o malla, para evitar el efecto contrario pero siempre permeable al viento.

Cuando el trasplante es en verano y los semilleros son nuestros, la planta debe estar adaptada al sol. Este proceso de adaptación al sol debe ser escalonado porque si la planta ha estado a la sombra se le producirá quemaduras y puede secarse. Es conveniente realizar el trasplante a última hora de la tarde.

Para evitar ciertas fisiopatías o carencias conviene aportar enmiendas al suelo, bien las orgánicas, en sus distintas formas (estiércol bien hecho, mantillo, abono verde, restos de cosecha,..) o bien las calizas. Para nuestros suelos por ser ácidos se recomienda realizar un encalado cada dos años. Cuando los suelos son muy arenosos se debe aportar tierras arcillosas. En caso de encharcamiento, se debe realizar un drenaje, o bien en zanja o con tubo con ranuras llamados drenes.

Lucha biológica

Para el control biológico de plagas son muy útiles las plantas aromáticas, como atrayentes de insectos beneficiosos y repelentes de parásitos (albahaca, tomillo-limón, poleo,...). Otra manera de atraer a estos insectos es con la colocación de nidos, donde criar e invernar. Se pueden hacer cajitas de madera con caña de bambú o caña común de 10 cm de longitud y 5 o 6 mm de diámetros que ubicaremos en sitios secos y protegidos de la lluvia. En el mundo de los insectos, el Orden de los himenópteros (avispas, abejas y abejorros) son muy útiles. Por ejemplo, las avispas comunes depredan sobre orugas y otros insectos de todo tipo. La familia de las icneumonidas son avispas que parasitan a todo tipo de insectos dañinos como pulgones y orugas, oscilan entre 2-20mm de longitud y están muy extendidas en todo el mundo.

Las larvas de crisopas y muchas especies de mariquitas (larvas y adultos) depredan sobre orugas y pulgones. Son también excelentes cazadores de insectos el escarabajo cicindela (escarabajo cazador) que caza en el suelo y las libélulas que cazan en el aire. Las aves insectívoras (las cajas nidos facilitan para que críen cerca huerto), sapillos y lagartijas también colaboran en el control de larvas y chinches. Como podemos observar, este gran elenco de insectos y pequeños vertebrados son un aliado importante para el control de plagas de nuestro huerto.

Control de plagas y enfermedades mediante tratamientos

Para el control de larvas de lepidopteros, escarabajo, moscas y chinches, el uso de Bacillus thuringiensis puede ser una solución. Esta bacteria forma unos cristales de endotoxinas en el sistema digestivo de los insectos que impide su funcionamiento metabólico y el insecto muere por inanición. Este producto se degrada rápidamente con los rayos UVA y no tiene residuos ni plazo de seguridad.

Para prevenir ciertas enfermedades y plagas de ácaros, se utiliza funguicidas derivados del cobre y el azufre. Podemos citar algunos casos: un tratamiento con funguicidas de cobre es preventivo para enfermedades de hongos (mildius, alternaria,...);, los derivados del azufre controlan el oidio, negrilla,... cuando la enfermedad está extendida el cobre sólo actúa en los brotes nuevos no atacados, en este caso podemos utilizar un funguicida curativo que tenga un plazo de seguridad muy corto. El azufre en espolvoreo previene o atrasa el ataque de la araña roja en el tomate. Para evitar la araña roja en el tomate y judía verde se puede regar por aspersión o microaspersores, porque la parte aérea mojada impide la reproducción de ácaros. En el caso de que tengamos un ataque muy fuerte de araña roja a principios del verano en tomates podemos hacer un tratamiento con un acaricida específico de plazo de seguridad corto pero si el ataque es al final del verano, no merece la pena realizar tratamiento.

El uso de insecticidas menos nocivos y permitidos en agricultura ecológica, puede ser una solución en caso de que la plaga este poco extendida ya que la mayoría solo actúa como repelente. Algunos son: jabón potásico, extracto de ajo, ortiga, rotenona, piretrinas, tomillo rojo.

Si decidimos utilizar insecticidas convencionales, no está demás las recomendaciones siguientes: que sean lo menos nocivos posible; leer detenidamente la etiqueta; hacer los mínimos tratamientos, tener en cuenta siempre la fauna auxiliar y las abejas; respetar los plazos de seguridad; nunca dejar los envases esparcidos por el campo; no lavar la mochila en arroyo ni cerca de fuentes.

En estos cuatro artículos, he intentado dar unas pinceladas de cómo, porqué y para qué hacer un huerto. Existe una amplia bibliografía de horticultura, tanto en cultivo convencional como ecológico. Todo está en los libros, pero debemos experimentar cada una de las técnicas o métodos en nuestro huerto porque aunque un manual basado en la agricultura inglesa o francesa u otro lugar de la Tierra pueda ser muy interesante, elementos geográficos como la latitud, la altitud, el clima, el suelo, la orientación, etc., pueden cambiar el estado fenológico de una planta o una plaga; esto puede suceder incluso dentro de la misma Extremadura (de ahí los microclimas), y a veces en el mismo municipio.

Como consecuencia de esto, podemos sufrir frustraciones, cuando hemos hecho el trabajo con interés y cariño. De ahí mi insistencia en observar a los hortelanos de las huertas cercanas; como dice el dicho “cada maestrillo tiene su librillo” o trucos para resolver los problemas que surgen.

Para cerrar el tema aconsejamos que, en lo posible, los huertos de autoconsumo sean ecológicos.

De una u otra manera, lo que sí es cierto es que las hortalizas que hemos cultivado nosotros, cerrando casi todo su ciclo biológico, nos aportarán una gran satisfacción.

Citando aquel proverbio chino que dice: “si quieres ser feliz toda tu vida cultiva un huerto” os animo a crear vuestro propio huerto

Bibliografía en papel:

El huerto biológico, Claude Aubert, Ed. Integral. 1987

El horticultor autosuficiente, John Seymour, Ed Blume, 1980.

Cultivar la Tierra. Joaquín Araujo. Ed. Penthalon.1981

Horticultura herbácea especial, José Vicente Maroto Borrego, Ed. Mundi-Prensa, 5ª Edición

La defensa de las plantas cultivadas, R.Bovey, Ed. Omega.

Plagas y enfermedades de las plantas cultivadas. F. Domínguez G. Tejero. Ed. Dossat s.a.

9ª edición.

ECO DAD Vademécum para la producción ecológica. 1ª edición 2005.Carlos Liñan.

Consultas en Internet y en la TV:

Horticultura ecológica. Noelia Díaz Herráez. Escuela Universitaria de Ingenierías Agrarias de Valladolid.

Manual básico de agricultura ecológica. Junta de Andalucía.

Infoagro, Infojardín, Agralia, Agroinformación, Agrología, Agrosfera, …y mucho más.

Cómo sacarle mayor jugo a tu huerto (IV)