miércoles. 24.04.2024

¿Igualdad o peculiaridad? Reivindicando la salud femenina

los Estudios Clínicos sirvan para analizar la forma en que los tratamientos médicos funcionan, ayudan a demostrar si los productos, pruebas y otros tratamientos médicos son seguros y efectivos. En los primeros tiempos, la mayoría de los estudios, ensayos y pruebas biomédicas se basaban en las conclusiones obtenidas de la participación de hombres, lo que ofrecía resultados “masculinizados”

Mujeres en La Moheda de Gata celebran el 8 de marzo
Mujeres en La Moheda de Gata celebran el 8 de marzo

Como decíamos hace unas semanas, los Estudios Clínicos sirvan para analizar la forma en que los tratamientos médicos funcionan, ayudan a demostrar si los productos, pruebas y otros tratamientos médicos son seguros y efectivos. Para ello se sirven de la colaboración de personas voluntarias sanas o pacientes con un problema específico de salud.

En los primeros tiempos, la mayoría de los estudios, ensayos y pruebas biomédicas se basaban en las conclusiones obtenidas de la participación de hombres, lo que ofrecía resultados “masculinizados” si se me permite la expresión.

La mujer, quedó relegada a  aquellos temas relacionados con las  dolencias típicas de su sexo como las ginecológicas. Sin embargo hace tiempo que la ciencia da por sentado que existen diferencias biológicas y fisiológicas entre hombres y mujeres que hacen que,  tanto las enfermedades como los medicamentos reaccionen de forma diferente según el género, afortunadamente la investigación moderna parece tener en cuenta estas peculiaridades y demanda un aumento del número de mujeres reclutadas en ensayos clínicos.

Gracias a ello se ha puesto en manifiesto que ciertas enfermedades tienen más incidencia en el sexo femenino sin motivo aparente, para lo que se recurre a los  típicos  y tópicos cambios hormonales.

Por ejemplo,  los investigadores han detectado diferencias notables en el avance del sida entre sexos, una mujer infectada con la mitad de carga viral  que un hombre, desarrolla la enfermedad más rápido. Se ha comprobado que durante el embarazo y el postparto las mujeres son más sensibles a la infección por el virus del sida.  También se sabe que los cerebros de  uno y otro género responden de forma diferente a las drogas o el alcohol. Antibióticos, analgésicos  y otros fármacos causan reacciones y efectos secundarios diferentes.  

Que las mujeres toleran mejor los dolores internos, como los del parto mientras que son más sensibles a los dolores externos como la fibromialgia, al contrario que los hombres. Que es más sensible al reuma,  la artritis o las enfermedades inmunes.

No es esta una reivindicación sin más, de trato igualitario entre ambos géneros, estamos hablando  que estas peculiaridades que diferencian al hombre de la mujer deben tenerse en cuenta en los ensayos clínicos puesto que éstos son la base de futuras vacunas, tratamientos o terapias.

El primer motivo de exclusión de la mujer en los ensayos clínicos es la posibilidad de embarazo, cuando en realidad la situación bioquímica de la mujer es completamente distinta según la etapa biológica  reproductiva o menopáusica. Si se excluye de manera sistemática a la mujer de los ensayos las conclusiones de estos serán  sesgadas y  la salud femenina la perjudicada. El que la mujer esté debidamente representada demostrará si los productos son seguros y si funcionan apropiadamente tanto en los hombres como en las mujeres. Promocionar la investigación de las diferencias entre ambos sexos desde el inicio de los estudios clínicos redundará en beneficio de la salud en la población en  general, ya que permitirá desarrollar terapias y fármacos específicos según las necesidades y en especial aquellos dirigidos únicamente a la mujer.

El futuro pasa por una medicina personalizada  diferenciada no sólo según el sexo, sino ajustada al propio individuo. Mientras llega este grado de individualización, la comunidad científica debe integrar temas  específicos de ambos sexos y analizar posibles diferencias y efectos secundarios mediante el análisis y observación mediante estudios diseñados bajo el prisma del sexo.

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